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3 consejos para ganar más dinero.

He pasado por todos los niveles de enseñanza en el país (primario, secundario, universitario y posgrado) sin que ningún profesor haya hablado, siquiera tangencialmente, de las finanzas personales. Y esto es un fenómeno que se da a nivel global: la cultura financiera no tiene ninguna presencia en las aulas, creando un “sálvese quien pueda” en materia de generación y preservación de la riqueza.

El resultado de esto está dado por una mayoría que llega “financieramente exhausta” al día 15, agobiada por la suba de precios, las deudas en la tarjeta de crédito y los gastos no planificados. Desde la mitad de mes hasta el próximo cobro de sueldo, todo es sufrimiento y privaciones. La idea de ganar más dinero siempre da vueltas por sus cabezas pero los intentos terminan siempre en la nada: aquí hace falta un cambio de fondo que tiene que ver con modificar la mentalidad y aumentar la cultura financiera.

A continuación, veremos 3 consejos para ganar dinero que son a la vez, enseñanzas y disparadores de ideas.

1) No limitar tus ingresos.

Los que apuestan a lo seguro, carecen de entusiasmo y creatividad, pero abundan en quejas y críticas hacía todo lo que los rodea.

El mundo está cambiando y pareciera que muy pocos se dan cuenta. De un tiempo a esta parte no se trata de vender tiempo, sino de desarrollar el talento que todos tenemos para alguna actividad y luego venderlo con creatividad.

Los argumentos para esto son muy sólidos, y para ello basta con analizar la siguiente sentencia: “a lo largo del tiempo, los sueldos no aumentan en términos reales, sino que disminuyen”.

Dejando de lado la inflación, esta visión está sustentada en un fenómeno global que ya es imparable. La incorporación de los países Asiáticos pero sobre todo de China agregó más de 2.000 millones de trabajadores nuevos al mercado laboral internacional. Pensar que ello no afecta tu trabajo o que no son competencia sólo porque se encuentren a 20 horas de avión es digno de una miopía importante.

Si vendés tu tiempo, no importa a qué te dediques: trabajo manual, servicios, intelectual, etc.…; más temprano que tarde, lo que haces se virtualizará, automatizará o subcontratará, como ya está ocurriendo en distintas partes del mundo.

Es casualidad que el crecimiento vigoroso de China se dé en el mismo momento en el cual España se encuentra con niveles de desocupación record en su historia?

Los sueldos descienden en términos reales porque los miles de millones de personas que ofrecen sus servicios aumentan día a día, haciendo que la competencia sea cada vez más feroz sin importar en qué lugar del mundo estemos viviendo.

Un trabajo convencional es un contrato donde el empleado vende dos cosas:
i) Su tiempo a cambio de un ingreso limitado.
ii) El producto de la empresa donde trabaja, a cambio de un ingreso limitado.
De esta forma, un empleado puede ser muy bueno en lo suyo y estar al mismo tiempo al borde del desastre financiero personal, porque lo que vende (su tiempo) siempre tendrá un límite.

La mejor manera de no limitar nuestros ingresos es trabajar en proyectos propios donde vendamos talento y no tiempo.

El dinero no es más ni menos que el efecto de una causa, y esa causa es la mentalidad que tenemos frente a él. Si nos centramos en los efectos (el dinero o la falta del mismo) en lugar en la causa (el cambio de mentalidad), nada cambiará.

2) Cuestionar las frases hechas.

Hay máximas que son tomadas como verdades absolutas y repetidas con total convicción, pero que extrañamente nunca son sometidas a inspección alguna.
Una de ellas es:

“Si alquilás, tirás el dinero, pero si comprás tu propio” techo”, vas a tener un lugar de donde nadie te puede echar.”

Así es como la gran mayoría fundamenta la causa de su vida en conseguir un trabajo que le permita ahorrar para poder comprar su casa propia.
Pero… qué sucede si nos detenemos a cuestionar este modus operandi utilizando la frase pero cambiando algunas palabras:

“Si trabajás para otros tirás tu tiempo, en cambio si trabajás para vos creas un activo propio que nadie te puede sacar”.

Trabajar en relación de dependencia no ofrece nada que tenga valor, que pueda venderse o que cree valor para vos en el futuro. No importa los años que trabajes en una empresa, al final del camino no poseés nada porque lo que forma parte de tu vida (desde la silla de la oficina hasta la computadora que utilizás) nunca te perteneció.

Un empleo de este tipo puede verse como un ingreso de “alquiler”. Estamos “alquilando” un ingreso para comprar una casa. El resultado de esto es luego nos quedaremos con la casa pero sin el ingreso.

No convendrá alquilar una casa e invertir nuestro dinero en una fuente de trabajo propio en lugar de la compra de la vivienda que nos permita “poseer” un ingreso?

3) Crear oportunidades.

Una pregunta para hacernos es: esperamos, buscamos o creamos la oportunidad? Sin lugar a dudas, la última opción es la más rentable. Para ello debemos saber primero dónde estamos parados. En relación al trabajo:

Si tu trabajo lo puede llegar a hacer un robot, mejor que vayas consiguiendo otro.
Si tu trabajo se basa casi exclusivamente en la experiencia, mejor que vayas consiguiendo otro.
Si tu trabajo puede hacerlo una computadora, mejor que vayas consiguiendo otro.
Si tu trabajo no te apasiona, mejor que vayas consiguiendo otro.
Si en tu trabajo debes pedir permiso para innovar, mejor que vayas consiguiendo otro.
Si tu trabajo puede hacerse por menos, mejor que vayas consiguiendo otro.
Si tu trabajo no es creativo, mejor que vayas consiguiendo otro.
Si tu trabajo es muy manual, mejor que vayas consiguiendo otro.
Si tu trabajo se puede llegar a digitalizar, mejor que vayas consiguiendo otro.
Si tu trabajo no aporta significado, mejor que vayas consiguiendo otro.

La idea es tener un trabajo creativo antes que un trabajo productivo, y crear oportunidades en vez de esperarlas o buscarlas.

Conclusión

Al finalizar su vida laboral y llegar a la tan esperada (e idealizada) jubilación, la gran mayoría se encontrará con que no ha podido ahorrar prácticamente nada, y es así como mucha gente de clase media al jubilarse pasará a ser de clase media-baja, y ahí es donde comienza un período donde su poder adquisitivo es sensiblemente menor al que tenía en su época activa.

Suena injusto, verdad? Pero no lo es en absoluto: son muy pocos los que se preocupan en aumentar su cultura financiera y cuestionar las normas que impone la sociedad. Son muy pocos los que se dan cuenta que el sistema educativo está instrumentado para crear empleados en vez de emprendedores, favoreciendo el fracaso financiero individual con sus enseñanzas.

Y son muy pocos también los que terminan actuando en consecuencia y beneficiándose de esta falta de iniciativa generalizada.

Así como está planteado, parecería que no hay otra posibilidad que “desaprender” todo lo que aprendimos a lo largo de nuestras vidas con respecto al dinero, si queremos poseer más del mismo.
Como siempre, las soluciones están en cada uno.

Esta nota fue publicada por el diario La Nación el martes 28 de Agosto de 2012.


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