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Cómo ganar dinero en 2013

El año que llega siempre trae promesas de cambio, nuevos objetivos y otras cuestiones que apuntan a mejorar nuestra calidad de vida, en temas tan diversos como la salud, los afectos, el trabajo y, por qué no, el dinero y nuestras finanzas personales.

Al levantar la copa para brindar, muchos deseos deben haber sido destinados a  mejorar la relación con lo material: salir de deudas, comenzar a ahorrar, generar más ingresos, invertir mejor el excedente o aunque sea, defender el poder adquisitivo del capital de las garras inflacionarias. Estos son algunos ejemplos de potenciales pedidos realizados en ese campo.

Pero estas metas no deberían  quedar flotando en el viento de una medianoche  inesperadamente fría del 31 de diciembre de 2012, para ser repetidos un año después y así sucesivamente.

A continuación veremos 3 pasos para lograr materializar lo deseado de la manera más simple posible, pero teniendo en cuenta que para poder hacerlo primero hay que creer que es posible, luego ser metódico y, finalmente, trabajar en nuestras emociones relacionadas al dinero, apalancándonos en una disciplina naciente que tiene cada vez más adeptos: el Coaching Financiero.

Paso 1: Corrernos del lugar actual de observador.

Desde el punto de vista del Coaching, siempre que se acciona se obtienen resultados. Estos pueden ser deseados o no deseados.

Por ejemplo: Juan y María tienen 3 tarjetas de crédito y han efectuado compras en cuotas durante todo el 2012 llevando las mismas al límite de gastos. Asustados por  la situación, han decidido dejar de usar 2 de las mismas y abonar el pago mínimo, hasta que puedan juntar el dinero para cancelar todo. Ellos creen que al tomar este camino están accionando para salir de deudas, pero los intereses que les cobran por no cancelar la totalidad de los resúmenes hacen que cada vez deban más.

Este es un caso en el cual el accionar produce resultados no deseados, abriendo lo que el Coaching llama una “brecha de efectividad” entre los deseos y lo que finalmente se logra materializar. Para reducir esta brecha de efectividad, lo aconsejable no es lo que hace la mayoría, que es buscar accionar de manera distinta (por ejemplo, Juan y María deciden pedir un préstamo personal para pagar las tarjetas de crédito) sino que pasa más por  correrse del lugar de observador en el cual se está en ese momento.

Claro que esta es una solución un tanto más incómoda, que tiene que ver con cuestionar todo lo aprendido hasta ahora.

En el caso de Juan y María, la creencia de que se puede cancelar deuda con más deuda o que con el tiempo las deudas irán bajando si dejan de gastar, es producto del lugar de observador desde el  que se encuentran accionando, producto de los hábitos y costumbres adquiridos mediante la observación de lo que sus padres y gente más cercana hacía con el dinero y las deudas.

Corrernos del lugar de observador actual tiene que ver con cuestionarnos todo lo aprendido con respecto al dinero y todas las creencias que ello significa. Si tenemos una opinión negativa del dinero (“vil metal”, “de eso no se habla en la mesa”, “el que tiene dinero es porque a alguien habrá estafado”) endeudarse nos libra de culpa y nos hace creer que somos mejores personas, pero la realidad marca que vivimos angustiados pensando en cómo hacer para que lo que se debe no siga creciendo como una  bola de nieve.

Paso 2: Generar metas cuantitativas

El comienzo del año es un buen momento para establecer metas, plantearse objetivos y luego ir en busca de los mismos. Pero llevar a cabo esta tarea no es tan simple como parece, y existen ciertos consejos que pueden ser de utilidad para mejorar la eficacia.
En primer lugar, pensar las metas no es lo mismo que escribirlas en un papel. El acto de escribirlas es, por sí solo, un ritual que de alguna manera genera más compromiso.
Luego, se debe trabajar en cuantificarlas  para poder  determinar con  exactitud el grado de eficacia alcanzado.

Veamos aquí también un ejemplo: Pedro decide probar la eficacia de registrar los objetivos y  anota en un cuaderno que luego guarda en cajón “Para el 2013, mi meta es ganar más dinero”.

Así como está planteado, el objetivo es muy abstracto y general. De hecho, con una inflación de casi el 25% en Argentina, es muy probable que Pedro gane más dinero en 2013 que en 2012, pero en términos nominales y no reales, lo cual seguramente no sea su objetivo.

Si el objetivo de Pedro fuese en cambio: “para 2013 quiero ganar un 15% más que en 2012 en términos reales” entonces podrá , en enero de 2014, saber fehacientemente si lo ha logrado o no (siempre y cuando haya llevado estadísticas personales de su ingreso durante todo 2013, otro paso importante al cuantificar objetivos).

Otra meta en esta línea, para aquellos que trabajan en relación de dependencia y quieren comenzar  a explorar nuevos horizontes, podría ser: “quiero generar en 2013 ingresos por fuera de mi trabajo regular, que equivalgan a un 15% de lo que percibo”.

Si el objetivo se logra, para el año siguiente se podría ir subiendo el  porcentual para llegar, de manera gradual, a generar el 100% de los ingresos en “relación de independencia”.

Paso 3: Accionar desde la mente.

Correrse del  lugar de observador y cuantificar las metas son dos acciones poderosas pero que no generan “mágicamente” la concreción del  objetivo buscado si no son acompañados por acciones concretas.

Pero todo accionar tiene que ser generado primero en la mente, esto es, a través de la convicción honesta y segura de que es posible acceder al cambio deseado.

Distintos estudios liderados por la física cuántica demuestran la importancia del diseño de realidades en la materialización de lo deseado a través de la potencia de la visualización.

Visualizar la concreción de los logros deseados con el mayor lujo de detalles posible, de manera metódica una vez al día, es el último paso y quizá uno de los más potentes de todos.

Al llevar a cabo esta práctica con concentración y disciplina, estamos entrenando  la mente para que nos lleve al lugar al que queremos ir. Luego, cuando en nuestra vida cotidiana ocurran determinados eventos que nos pueden acercar a los objetivos deseados, la mente los reconocerá de inmediato porque ya ha estado allí en los ejercicios de visualización, y el accionar será veloz y seguro. Esto nos llevará a aprovechar todas y cada una de las oportunidades que se nos presenten y que antes se encontraban invisibles para nuestros ojos.

Conclusión.

Se puede decir que los 3 pasos presentados en esta columna son métodos alternativos para el logro de objetivos monetarios referentes a nuestras finanzas personales. Pienso que esa afirmación sería válida si hubiese un método tradicionalmente aceptado primero, cosa que casi no existe dentro de la literatura financiera actual.

Llevar a cabo la práctica propuesta, para decirlo en términos acordes, presenta un ratio “riesgo/rentabilidad” realmente atractivo: lo que se puede perder es muy poco en comparación a lo que se puede ganar.

En mi caso personal y en el de muchos de mis alumnos, el compromiso con estos simples pasos representaron un cambio de paradigma importante y el comienzo de un modelo de “visualización y materialización” de objetivos monetarios que trajeron sus frutos de manera concreta en los últimos años (y lo seguirán haciendo en 2013 y tiempos venideros).

A no perder más tiempo, el momento perfecto para comenzar es: ahora.

Esta nota fue escrita por Nicolás Litvinoff y publicada por el diario La Nación el 16 de Enero de 2013.


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