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El oro, ¿es un buen refugio?

Luchar contra una de las mayores inflaciones del mundo no es tarea fácil para el inversor argentino, y su primera gran batalla es justamente autoconvencerse que el consumo no es la mejor alternativa para el destino de sus excedentes monetarios.

Pasada esta primera contienda, el próximo objetivo es encontrar un destino para sus ahorros para obtener una rentabilidad que justifique el riesgo adoptado y, en la medida de lo posible, lo proteja frente a la potencial pérdida de poder adquisitivo que la suba de precios trae aparejado.

En momentos como el actual, en donde la situación financiera global se encuentra francamente enrarecida luego de soportar dos explosiones de sendas burbujas financieras en apenas 12 años (Nasdaq en 2001 y crisis hipotecaria en 2008), encontrar aquellos instrumentos que ofrecen un buen retorno por un riesgo bajo no es nada sencillo.

La inversión en oro en poco tiempo más podría tener un incremento de precio sustancial gracias a los malos manejos económicos de los países y potencias centrales, liderados por Europa y los Estados Unidos.

La cotización del Oro.

Por más que las bolsas globales hayan estado subiendo en el primer trimestre del año y la crisis en Europa parezca más calma que hace poco tiempo atrás, la situación financiera se está deteriorando en muchos frentes a nivel mundial y el endeudamiento creciente del sistema supone un grave riesgo. En medio de una brutal guerra de monedas, tanto los bancos centrales como los gobiernos parecen haber perdido el control y, como consecuencia, las divisas se están devaluando a pasos agigantados.

Si tomamos la última década, podemos observar cómo el aumento de la cotización del oro ha actuado como una especie de “barómetro indicador” de la devaluación de los demás activos.

Los mercados alcistas de materias primas suelen durar una media de alrededor de 17 años, y la suba en precio de las commodities (entre los cuales se incluye el metal dorado) ha comenzado 11 años atrás, con lo que aún le queda bastante recorrido. En aquel entonces el oro cotizaba en 250 dólares la onza y actualmente se encuentra en niveles de 1600 (luego de un máximo de 1800 en septiembre de 2011), para muchos analistas muy lejos de su techo.

Sin dudas, una de las razones que sostiene esta suba tiene que ver con una visión que va más allá de lo acontecido en las últimas décadas en materia económica: es posible que estemos viviendo en la actualidad el fin de un ciclo financiero que comenzó el 15 de agosto de 1971, fecha en la que el presidente americano de ese entonces, Richard Nixon, decidió abandonar el patrón oro y el mundo entró en una nueva era de libre flotación de las divisas sin mayor respaldo que la confianza nominal que podamos tener en los emisores del dinero.

Sumado a esto, durante el último mercado alcista del oro de los años 70, países de mercados de economías emergentes como China, Rusia o India no participaron por tener sus ciudadanos prohibida la compra de metales preciosos, pero ahora sí lo hacen y muy activamente.

El cepo cambiario que prohibió la compra de dólares para atesoramiento también actuó sobre la compra de oro, y las restricciones oficiales hasta aquí sólo dejaron en pie al Banco Ciudad, que comercializa oro local (proveniente de sus propias fundiciones) y lo hace en pesos.

Dado que se trata de oro nacional, el comprador no necesita autorización alguna de la AFIP para materializar su compra.

Contexto inflacionario.

 

La emisión descontrolada que comenzó Estados Unidos en 2009 e imitaron poco tiempo después los países de la Eurozona, más temprano que tarde, generará un contexto inflacionario global que terminará repercutiendo positivamente en el precio del oro, considerado históricamente como un refugio para este tipo de escenarios.

La oportunidad de comenzar ahora y no en el momento de la confirmación, cuando su valor ya se haya disparado, es una posibilidad que cualquier inversor debería tener en cuenta a la hora de decidir dónde colocar su dinero con el fin de protegerlo de un contexto macroeconómico global cada vez más peligroso.


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