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Beneficios y riesgos de la SuperCard.

Luego de demoras, especulaciones y postergaciones, finalmente la Supercard fue presentada oficialmente.

¿Cómo impactará este lanzamiento en el bolsillo de la gente y cuál es la manera más inteligente para hacer que esta nueva iniciativa se transforme en algo beneficioso para el consumidor y no una fuente más de endeudamiento y problemas?

Analizaremos algunas características de la Supercard y de las tarjetas de crédito en general, con el objetivo de optimizar el consumo y no caer en un tendal de deudas que provoquen un descalabro en el presupuesto personal y familiar.

Características de la Supercard relevantes para el consumidor

CONVIVIRÁ CON LAS TARJETAS TRADICIONALES

En un principio se especuló con que los comercios que aceptaran la Supercard debían hacerlo de manera exclusiva, es decir, no podrían seguir recibiendo pagos de sus clientes con las tarjetas de crédito tradicionales.

Aparentemente se entendió que esa medida era totalmente inaplicable, y ahora el consumidor se encontrará con que la Supercard le agrega una alternativa más de pago a las que tenía anteriormente.

Se presume entonces que las familias seguirán usando sus tarjetas de crédito pero ahora podrán expandir su consumo financiado, ya que contarán con esta nueva alternativa ofrecida por el Gobierno.

No se ha aclarado aún si la tarjeta se dará a toda la población que la requiera o se discriminará por historial crediticio, es decir, se le negará a aquellos con problemas de deudas impagas que figuren, por ejemplo, en el Veraz.

Si el otorgamiento fuese indiscriminado, los que tengan negada la posibilidad de obtener tarjetas de crédito y préstamos debido a su mal comportamiento financiero tendrán “dinero fresco” para volver a “hacer de las suyas”.

LOS CONSUMIDORES PODRÁN REALIZAR COMPRAS POR UN MONTO DE HASTA 3000 PESOS

Se desprende de lo informado que los consumidores podrán gastar hasta 3000 pesos por mes, y financiar hasta 1000 pesos.

La buena noticia es que los intereses a aplicar por el pago mínimo (esto es, para aquellos que decidan pagar solo una parte de los gastado) tendrán un tope del 22% anual frente a más del 60% que suelen cobrar hoy en día las emisoras de plásticos tradicionales.

Claro que una familia tipo con hijos mayores de 18 años verá ese límite multiplicado por cuatro (si cada integrante reclama su plástico), situación que podría hacer que, según lo visto en el punto anterior, a sus deudas contraídas con otras tarjetas ahora se le sume un nuevo componente.

LA COMISIÓN QUE SE LES COBRA AL SUPERMERCADO SERÁ DEL 0,75% EN VEZ DEL 3%

Si bien esto no tiene implicancia directa en los consumidores, los menores costos que verán involucrados los comercios habrá que busquen incentivar a sus clientes a usar la Supercard en detrimento de los plásticos tradicionales.

Habrá que prepararse para un sinfín de promociones y publicidades que apunten a la aparición de este “nuevo jugador” en el mercado.

Conclusión

Las tarjetas de crédito fueron y son, en términos históricos, un recurso interesante para aquellos que pueden organizar sus finanzas personales, no tentarse con promociones y pagos mínimos, y establecer límites de gastos que permiten aprovechar la ventaja de comprar alguna que otra cosa en cuotas en un contexto inflacionario.

Pero al mismo tiempo, pueden ser un “arma de destrucción masiva” para quienes viven endeudados, con ingresos que apenas alcanzan para cubrir sus gastos fijos y que de pronto se ven tentados a seguir consumiendo productos que quizá no necesitan con dinero que no tienen y que no saben a ciencia cierta cómo harán para pagar cuando lleguen los resúmenes.

Resumiendo: la Supercard será un buena noticia para quienes tienen medianamente balanceado el ratio personal de ingresos y gastos (una parte inferior de la población), y una muy mala noticia para aquellos que ya tienen de por sí problemas de deudas con los instrumentos de crédito ya existentes, producto de una de las combinaciones más peligrosas que se pueden encontrar en este terreno: acceso fácil al crédito y un modelo económico que bombardea a sus ciudadanos con fuertes incentivos al consumo desenfrenado.

 
Esta nota fué escrita por Nicolás Litvinoff y publicada por el diario La Nación el martes 2 de Julio de 2013.


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