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¿Es un buen momento para pedir un préstamo bancario?

Especial para el diario La Nación.

Según lo anunciado por el Banco Central, la entidad comandada por Juan Carlos Fábrega buscará regular las tasas que los bancos cobran a sus clientes por préstamos prendarios, al poner un techo o límite a las mismas para frenar el alto grado de distorsión existente en la actualidad.

Desde esta columna, venimos alertando sobre los altos costos que los bancos “cargan” en sus préstamos en detrimento de los solicitantes de crédito, y la importancia de focalizarse en el costo financiero total (CFT) como costo final del préstamo. Este no es un detalle menor ya que el CFT puede superar a la tasa nominal anual (TNA), que es la informada por los bancos a sus clientes, entre 1,7 y 2,7 veces, creando falsas expectativas con respecto al costo real de la operación. Citamos esto porque dentro de las nuevas medidas se encuentra comprendida la reglamentación de utilizar un costo financiero total nominal anual como referencia de lo pagado por los deudores, en vez de la tasa efectiva anual que se utilizaba hasta la fecha ante un mayor pedido de desglose por parte de los interesados.

Veremos a continuación las causas de esta nueva medida y su posibilidad de éxito, para analizar luego el verdadero impacto que puede tener en los bolsillos de aquellos deudores y potenciales deudores de los llamados servicios financieros básicos, que suman más de 12 millones en la actualidad.

CAUSAS, CONTEXTO E IMPLICANCIAS DE LA MEDIDA

Según la normativa, los bancos privados estarán autorizados a cobrar no más del doble de valor de la tasa de referencia por sus préstamos prendarios a particulares. La tasa de referencia utilizada es la que pagan las Lebacs (Letras del Banco Central), actualmente en niveles del 27% anual, con lo cual la tasa tope para préstamos se encontraría hoy en un nivel cercano al 54%.

En los últimos meses, algunos bancos privados de segunda y tercera línea llegaron a cobrar hasta un 360% de CFT por sus préstamos, lo cual creó un alto grado de dispersión en cuanto los valores pocas veces visto.

Pero esta medida también alcanza al costo que cobran las tarjetas de crédito para financiar los gastos de sus clientes, ya que la tasa para préstamos prendarios es utilizada por las mismas como referencia para establecer sus márgenes.

La medida se toma en un momento en que la alta inflación hace que el riesgo de prestar dinero en pesos sea de los más altos de los últimos tiempos, aunque hay que tener en cuenta que los bancos y entidades financieras cuentan con instrumentos para proteger sus inversiones en el mercado de capitales como por ejemplo la operatoria de dólar a futuro, mediante la cual pueden lograr reducir su exposición en moneda local.

Por lo pronto, esta cambio en las reglas de juego produjo una virtual parálisis en un mercado de crédito que ya venía ralentizando su volumen gracias a la fuerte devaluación de enero y las fuertes subas de tasas aplicada por el Banco Central a posteriori para frenar la suba del dólar paralelo.

Al igual que con los precios cuidados en sus comienzos, cuando los faltantes de estos productos en las góndolas fueron advertidos por los clientes de los supermercados, es esperable que las entidades financieras reduzcan su oferta en un primer momento, por lo menos hasta que puedan recalcular sus márgenes y volver a salir al mercado con una nueva propuesta que cumpla con la nueva normativa citada.

El interrogante respecto a cómo seguirán las cosas para el sector bancario no se despejará en el corto plazo, ya que existe además otro ingrediente que pocos toman en cuenta y que tiene que ver con que actualmente las Lebacs se encuentran en niveles excesivamente altos y deberían descender en caso de que la economía se siga desacelerando, con lo cual esa presión bajista se trasladaría directamente a las tasas de los préstamos a particulares, haciendo que los bancos deban seguir bajando las mismas hasta un nivel en el que sus márgenes puedan peligrar sensiblemente.

Llegado el caso, el Banco Central podría recalcular los topes al introducir algún coeficiente que mantenga los mismos en niveles cercanos a los actuales.

¿ES UN BUEN MOMENTO PARA SACAR UN CRÉDITO?

Es interesante analizar primero los motivos por los cuales las personas solicitan un préstamo prendario. Según la empresa de préstamos Afluenta, el principal motivo pasa por “refacción y construcción de vivienda”, con un 33% del total. Dentro de los motivos declarados, la “compra de automóviles” se encuentra en el segundo lugar, con un 16%. Lo sigue “consolidación de deudas anteriores” e “inicio laboral independiente (micro emprendimientos)” con 13% y 7% respectivamente, mientras un 19% se engloba en el ítem “otros destinos”.

Según lo descripto anteriormente, los bancos tenderán a restringir su oferta en un primer momento. Pero luego, se encontrarán con que no cuentan con otros vehículos que le otorguen tasas reales positivas para invertir su excedente de pesos, y la prolongación del dólar planchado (o la devaluación por “goteo”) puede producir que poco a poco comiencen a liberar la canilla de pesos apuntando a ganar por volumen (se descuenta que la demanda de préstamos aumentará a partir de ahora) lo que pierden por los nuevos topes.

Si bien las condiciones para endeudarse por parte de los particulares podrían mejorar en los próximos meses, vuelvo a remarcar la importancia de analizar la posibilidad de tomar un crédito como última medida disponible, aún en un contexto de baja de tasas. La única deuda que debería ser tomada sin pensar demasiado es la que se puede acceder en la banca oficial a tasas subsidiadas o la que tiene como fin la inversión en un nuevo proyecto o negocio que se presume puede ser rentable.

Pero endeudarse para consumir en una economía que se encuentra dando claras señales de desaceleramiento no se presenta como una decisión inteligente.


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