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El ajuste y el inversor minoritario.

Especial de Nicolás Litvinoff para Elpuntodeequilibro.com

En una Argentina cada vez más dicotómica, se vuelve complicado escribir una nota sobre economía sin meterse en temas políticos para fijar una posición a favor o en contra, pero el objetivo de estas líneas será el de focalizarse solamente en el “bolsillo” de los inversores, en el impacto que los cambios y nuevas medidas económicas pueda traer aparejadas.

Los dos candidatos que se enfrentaron en el último ballotage declararon públicamente la necesidad de un “ajuste” en la economía, aunque difiriendo de la dinámica y alcance del mismo, y creo que este es el punto principal sobre el cuál debemos focalizarnos ahora: el impacto que un ajuste tiene sobre las expectativas de inversión para el inversor minoritario.

Ajustar la economía es llevar adelante políticas monetarias y fiscales contractivas, con el fin de reducir la dinámica de aumento de precios (inflación) y “enfriar la economía”.

Siguiendo la consigna del comienzo, no vamos a discutir aquí si esa es una buena o mala medida a tomar, pero si debemos alertar sobre la relación entre los ajustes económicos y las bolsas, que es, como veremos a continuación, de una correlatividad negativa.

EE.UU., la economía más desarrollada del mundo, viene “esquivando” la aplicación de medidas de ajuste desde el año 2009 porque sabe las consecuencias que las mismas tienen en el mercado en el mediano plazo. Cada vez que la FED (el Banco Central de EEUU) subió su tasa de interés (típica política monetaria contractiva o de ajuste) en las últimas décadas, provocó las caídas bursátiles más importantes que se vivieron últimamente: la caída de las .com en 2001 y la crisis de las hipotecas en 2008.

Por su lado, el bloque Europeo también “ajustó” la economía durante gran parte de la década del 2000, provocando que varios de sus integrantes (Grecia, Portugal, España e Irlanda) entrasen en una situación de crisis económica y desempleo de la cuál aún no están recuperados del todo.

Un poco más acá, la presidenta Dilma en Brasil ha tenido que ceder a las presiones de la oposición ajustando su economía en los últimos dos años. Los resultados (en términos bursátiles, que es lo que nos interesa ahora) están a la vista: el Bovespa de Brasil se transformado en una de las bolsas de peor rendimiento en este 2015 que ya agoniza.

Ajustar quiere decir reducir las tasas de crecimiento de las ganancias de las empresas, al disminuir la capacidad de consumo y con ello la demanda de los consumidores. Esto es algo que resulta intolerable para un inversor bursátil que no vive del “arrastre del crecimiento del año anterior”, sino que invierte pura y exclusivamente basándose en las expectativas de lo que pueda pasar de aquí en más, y “vive” de la esperanza de unos “earnings” (ganancias) siempre crecientes y no decrecientes o estancados.

Por ese motivo, mi visión con respecto al Merval Argentino para los próximos 2 años es negativa, aunque podría subir en el corto plazo (próximos meses) gracias a la “luna de miel” de la cuál suelen gozar los presidentes electos.

El mayor riesgo económico para el 2016/2017 en Argentina es la estanflación, que indica el momento o coyuntura económica, en que, en una situación inflacionaria se produce un estancamiento de la economía y el ritmo de la inflación no cede y se produce una simultaneidad del alza de precios, aumento del desempleo y el estancamiento económico.

¿Significa ello que el inversor minorista no encontrará posibilidades de inversión en la Bolsa local en los próximos años? En absoluto, ya que el mercado local no está compuesto solamente de acciones (de hecho, las acciones operan un volumen menor al de otros instrumentos bursátiles) sino que también existen otras posibilidades como los bonos, las obligaciones negociables, las cauciones y los cheques de pago diferido, por citar algunos.

Además, la posibilidad de “jugar a la baja” vía la compra de puts (para inversores un poco más avanzados) representa también una posibilidad interesante para los tiempos por venir.

Resumiendo: dado el ajuste en ciernes, el inversor minorista tendrá que estar más atento y selectivo que nunca en sus inversiones, esquivando quizá aquellas que dependan de un aumento de los márgenes de ganancias futuras, resignando con ello algo de rendimiento en sus inversiones en post de mayor seguridad y previsibilidad en sus retornos.

En el corto plazo veremos si la dirección política y económica tiene este sesgo “ajustador” o no, pero por lo pronto me parece que lo más prudente es alertar a los inversores bursátiles de las consecuencias negativas que ello podría tener sobre el mercado, más allá de lo que suceda con la economía en general.


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