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Cinco tips de dinero para afrontar divorcios y separaciones.

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación.

Suelen ser momentos difíciles y dolorosos, pero cuando al trance emocional se le suman problemas de dinero se tornan aún más complicados. Las emociones invaden la escena del conflicto y las discusiones se convierten en guerras que terminan perjudicando a las dos partes y beneficiando a los abogados.

Los siguientes tips pueden ser de suma utilidad para superar el mal trago de la mejor manera posible.

1) Darle importancia al inventario de bienes y a las deudas

Antes de pensar en estrategias que nos beneficien a la hora del reparto, debemos invertir nuestra energía en realizar un correcto inventario de lo que tiene y lo que debe la pareja en disolución.

La casa, el auto, los depósitos de dinero y otros bienes materiales son fáciles de registrar en este inventario, pero también pueden existir bienes intangibles como la propiedad intelectual sobre una marca cuyos beneficios no resulta sencillo medir y que, sin embargo, deben figurar en la lista de reparto. Incluirlos hará más transparente la discusión.La otra cara de la moneda son las deudas, que también deben ser registradas para llegar al patrimonio neto que debe ser repartido.

Si este proceso se dificulta, lo más aconsejable es contratar un asesor financiero para que establezca una medición y cobre por su trabajo puntual (no sobre la base del resultado de la separación de bienes).

2) Proponer una división de bienes inteligente y no emocional

Dividir los bienes de manera equitativa no significa separarlos en partes iguales. Se puede tomar una decisión salomónica sin caer en ideas absurdas sino pensando en lo que cada uno necesita en el presente y el uso que podrá darle a cada bien a futuro.

Por ejemplo, si se poseen dos cuentas bancarias compartidas, no hay por qué cerrarlas y repartirse la mitad del dinero: uno puede quedarse con la primera y el otro con la segunda equiparando, los saldos mediante transferencias y eligiendo cada cuenta a partir del uso que hagan de las tarjetas, de los intereses sobre los descuentos y promociones, de la cercanía de la sede bancaria, etc.

Lo mismo puede aplicarse a las deudas: si uno se está quedando con una casa valuada en 10 y el otro con un auto valuado en 3 y al mismo tiempo existe una deuda de -7, esta obligación puede pasar de manera íntegra a quien elija la vivienda.

Otro aspecto a tener en cuenta en el reparto es el flujo de dinero y los costos que generen los bienes a dividir. Mientras que un auto exige el pago de impuestos y seguro, además de mantenimiento, un depósito de dinero puede brindar renta en el corto plazo. En mi caso, priorizaría los bienes que ofrecen flujo de dinero positivo para, en todo caso, decidir luego si comprar un vehículo y cuál elegir.

3) Realizar un trato especial al reparto de deudas

Se trata de un capítulo que merece especial cuidado puesto que requieren de un compromiso a futuro y es posible que uno de los dos proyecte ingresos más altos y, por lo tanto, una mayor capacidad de pago.

Aunque haya buena voluntad de los dos, si uno más adelante no puede afrontar sus compromisos, es probable que el acreedor demande al que tiene capacidad de pago.

Por otra parte, como la desconfianza nunca debe dejarse completamente de lado, cada parte debe saber que los acuerdos sobre las deudas no tienen valor legal hasta que el juez que interviene en el divorcio lo dé por concretado.

4) Dejar de tener cuentas conjuntas y comenzar una nueva etapa financiera

La relación con el dinero no termina cuando ocurre un divorcio. Muy por el contrario, comienza una nueva donde habrá que hacerse cargo de todas las decisiones, los aciertos y los errores. Esta libertad puede ser muy deseada o muy temida en función de cómo afronte cada uno la independencia financiera y las obligaciones.

El primer paso importante es dejar de compartir cuentas: uno puede seguir siendo cliente de un banco, pero creando una cuenta nueva donde la ex pareja ya no figure.

Algo semejante debe suceder con las pólizas de seguro y las boletas, lo que además conlleva una actualización de las direcciones (físicas y de correo electrónico) adonde se recibe la información vinculada tanto con las obligaciones como con la evolución de nuestras cuentas bancarias.

Uno podría decir que cuanto más rápido sea este proceso, más veloz será nuestra necesidad de adaptación a la nueva realidad. Sin embargo, no se bajar el nivel de atención al proceso porque, de lo contrario, estaríamos incrementando la probabilidad de cometer acciones que terminen perjudicándonos.

“Si vamos a transitar un camino difícil, lo mejor es que sea breve: nadie quiere quedarse contemplando el mar mientras se quema en la arena caliente. Mejor avanzar rápido sin atropellar a ningún veraneante para refrescar los pies en el agua y sentir la brisa en la cara mientras respiramos ese aire fresco que nos renueva”, me escribió un amigo cuando le comenté sobre esta columna. “Mejor que correr es caminar con ojotas donde queme la arena”, le respondí.

Finalmente, en la nueva etapa financiera debe haber un monto de dinero destinado a “gastos de divorcio”. Saber que hay cash disponible para los desembolsos que de manera directa o indirecta requiera la separación nos dará tranquilidad y nos permitirá manejarnos con mayor libertad en los otros ámbitos de nuestra nueva vida.

5) No apurarse pero tampoco prolongar el tema de manera innecesaria

A la mayoría de los argentinos les cuesta hablar de dinero y más si se cruzan emociones en el medio. Si bien hay muchos que prefieren acelerar los pasos y cometer errores a estar pensando demasiado tiempo en los dolores de cabeza que implica la separación, hay otros que prefieren postergar las decisiones mientras dejan aflorar mezquindades y “pasan factura” a su ex pareja.

Como en todo, el tiempo es importante porque los sentimientos deben decantar para poder detectar cuáles son los verdaderos intereses de uno y otro y qué es lo que más le conviene a cada uno. Si las emociones se dejan a un lado, seguramente un acuerdo bien meditado será beneficioso para ambas partes, incluso desde lo espiritual.

Conozco más de una pareja que, por demorar la separación definitiva y mantener esa unión deshilachada, termina pagando mucho desde lo emocional pero también desde lo financiero. Con la salud no se juega.

Por lo tanto, la negociación debe durar el tiempo necesario para sopesar la conveniencia individual del reparto sin entrar en decisiones apresuradas que tengan por objetivo “sacarse el problema de encima” ni en juicios demasiado prolongados que terminen menguando e incluso superando el patrimonio a dividir.

Conclusión

No se trata aquí de dar consejos de dinero para que las parejas no se separen como hicimos en columnas anteriores sino de proponer ideas superadoras para transitar el camino de la separación desde el punto de vista económico de la mejor manera posible una vez que la decisión ya esté tomada.

En consecuencia, si tenés decidido terminar tu matrimonio o tu relación es momento de replantearte tu futuro económico manteniendo la cabeza fría en el medio del torbellino emocional que este tipo de situaciones genera. No lo olvides: peor que un corazón destrozado es un corazón destrozado sin ingresos a la vista, sin techo y endeudado.


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