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Combinaciones y permutaciones en tus finanzas personales

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación

Simplificar las finanzas personales y mejorar la relación con el dinero es el objetivo que perseguimos desde siempre en esta columna. Es por ello que debemos regresar una y otra vez al punto de partida: los 4 pilares de nuestra economía doméstica que conforman el ingreso, el gasto, el ahorro y la inversión.

En la nota de hoy, conoceremos un novedoso enfoque para analizar su interacción y sinergia. También les dejaré mis reflexiones y repasaré mis experiencias sobre cada uno de los pilares.

El gasto

“¡No sé en qué se me va el dinero!” es uno de los lamentos que más escucho cuando hablo con personas que tienen problemas financieros. Para que esto deje de suceder, conviene analizar la relación del gasto con el resto de los pilares de la economía doméstica.

El gasto de tu ingreso: ¿Cuánto debo gastar del total de mi ingreso para gozar de salud financiera? No más del 80%, según lo que nos marca la regla 50/30/20. Un 50% de nuestros ingresos debe destinarse a los gastos necesarios (vivienda, salud, alimentación, impuestos, transporte, etc.), mientras que no más del 30% debe volcarse a gastos deseados (gimnasio, mascotas, salidas, hobbies, etc.).

El gasto de tu ahorro: Salvo en caso de emergencia, debe ser nulo (cero). La imagen lo dice todo: El símbolo del ahorro es un chanchito que hay que romper para abrirlo. Romper ese chancho implica romper con la lógica del ahorro. Una vez separado el dinero de nuestro ingreso y convertido en ahorro, debemos programar nuestra mente como si no fuera posible destinarlo a gastos necesarios ni a gastos deseados.

El gasto de tu inversión: Es el que debemos realizar para poder invertir (costos bancarios, comisiones de agentes de Bolsa, impuestos sobre inversiones, etc.).

Cuanto menos sepamos de inversiones, más alto será el gasto de la inversión. Por el contrario, a mayor cultura financiera adquirida, menor gasto de inversión y mayor la rentabilidad de nuestro dinero (puesto que podremos invertir más dinero que antes destinábamos a comisiones y otros conceptos).

Algo positivo: La reciente aparición de las empresas Fintech producirá casi con seguridad una caída importante del gasto en la inversión en los próximos 10 años.

El ahorro

“¡El lunes comienzo a ahorrar!” es otra frase que escucho con frecuencia. En este caso, de quienes entienden el ahorro como una dieta o sacrificio. Ya lo sabemos: Ese lunes nunca llega.

Para ahorrar de manera eficiente tenés que ahorrar 4 veces: cuando ahorras tiempo trabajando solo lo necesario, cuando ahorras en el gasto comprando de manera inteligente, cuando ahorras en tu ingreso separando al menos un “diezmo” para tu “yo futuro” y finalmente cuando invertís lo ahorrado en base a tu conveniencia y no a tu comodidad.

El ahorro de tu ingreso: Con un piso de al menos el 10% de nuestro ingreso (20% según la regla 50/30/20), el ahorro debería ir aumentando de manera gradual a medida que comencemos a invertir de manera inteligente esos saldos excedentes. Los ingresos generados a partir de nuestras inversiones formarán una suerte de ejército de reserva que nos ayudarán con nuestros gastos necesarios y con los deseados, liberando otros ingresos, que pasarán a alimentar el ahorro mensual.

El ahorro de tu gasto: No se ahorra solamente cuando se separa dinero del ingreso sino que también se ahorra a la hora de gastar, adquiriendo productos y servicios de manera inteligente y evitando el derroche. La mejor manera de generar ahorro del gasto es incorporando hábitos saludables.

Una buena conducta consiste en pedir siempre tres presupuestos para gastos relativamente importantes, revisar siempre los tickets de supermercados, restaurantes y otros comercios, pagar siempre el gasto total realizado con la tarjeta de crédito para que no nos cobren luego intereses elevadísimos, aprovechar las promociones de descuento con tarjetas de crédito y débito, etc.

El ahorro de tu inversión: Basta con generar ahorro de nuestra inversión para comprender que estamos en el camino correcto. Es imposible no darse cuenta que uno ingresa así en lo que denomino “El ciclo natural de las finanzas personales”: una parte del ingreso se gasta y otra parte se invierte. Esa inversión genera un nuevo ingreso “reciclado” que también tendrá como destino el gasto y la inversión, permitiéndonos aumentar ambos. Se trata de un proceso que se reproducirá constantemente en nuestra línea de tiempo y que nos instalará de lleno en el círculo virtuoso de las finanzas personales. El ahorro de tu inversión es la puerta de acceso al mundo mágico de las inversiones que se concretan a partir del interés compuesto, que aparece cuando reinvertimos los intereses de inversiones anteriores, capitalizándolas y haciendo que nuestro ingreso pasivo (ese que se produce sin necesidad de trabajar) crezca exponencialmente.

La inversión

¡Gano muy poco como para pensar en invertir!”. Disculpame pero no es así. Ganás poco justamente porque nunca pensaste seriamente en invertir. Pensar en invertir tiene que ver con entender cómo funciona la inversión en relación con sus tres pilares de apoyo.

La inversión de tu ingreso: La inversión de tu ingreso no es solo la que destinas al plazo fijo u otro tipo de activo financiero sino la que utilizás inteligentemente para incrementar tus recursos personales, que pueden ser intelectuales y/o físicos.

La inversión de tu gasto: Si tu gasto se destina a un bien o servicio que se consume rápidamente, no hay inversión posible. La inversión en el gasto aparece cuando esa erogación te ahorrará dinero en el futuro. En economías inflacionarias como la nuestra, puede lograrse adelantando consumo corriente, siempre que eso implique un descuento respecto de precios futuros.

La inversión de tu ahorro: Ahorro e inversión no son lo mismo. El ahorro para emergencias debe equivaler a medio año de ingresos y su disponibilidad debe ser inmediata. Todo excedente a ese monto ahorrado debe ser invertido ponderando la generación de ingresos pasivos antes que la disponibilidad inmediata del dinero.

El ingreso

“Este mes tendré que laburar horas extras porque necesito aumentar mis ingresos”. Si ese es tu modus operandi, te tengo malas noticias: Difícilmente salgas de las malas. Necesitás analizar detenidamente el ingreso y sus múltiples fuentes de generación.

El ingreso de tu ahorro: El ingreso de tu ahorro debe ser bajo, casi inexistente, porque el ahorro es justamente lo que utilizamos para emergencias. Debe estar invertido en instrumentos líquidos y de corto plazo. Por lo general, son los que pagan una tasa menor al promedio del mercado.

El ingreso de tu inversión: ¿Qué porcentaje de tu ingreso proviene de tus inversiones? Si la respuesta es 0%, mejor que empieces cuanto antes a cambiar tu realidad. El ingreso de tu inversión debe ser creciente y ese incremento debe darse año a año con la meta puesta en alcanzar la independencia financiera: cuando tus ingresos provenientes de tus inversiones cubren tus gastos necesarios y también los deseados.

El ingreso de tu gasto: Contra todos los pronósticos, hay una manera de generar ingresos con tu gasto. Se logra invirtiendo en las empresas que te brindan un servicio de calidad, ese que te hace sentir que pagás muy barato algo realmente bueno. Un ejemplo consiste en comprar acciones de empresas que cotizan en Bolsa y cuyos productos reconocés por su calidad. Al adquirir las acciones, te convertís en su socio de largo plazo.

En finanzas personales, esta estrategia implica aprovechar el local knowledge (conocimiento local) que te da tu rol de consumidor.

Conclusión

Pensar en el ingreso, el gasto, el ahorro y la inversión como compartimentos estancos y fijos en lugar de concebirlos a partir de su dinamismo e interrelaciones significa perderse la película.

Cambiar el enfoque por el que te proponemos en esta columna, te permitirá dar el salto cualitativo en el mundo material y disminuir el stress financiero que genera el malestar económico personal. El camino hacia la independencia está a la vuelta de la esquina.


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