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Ganarla y cuidarla: el doble trabajo de los argentinos

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación

Si viviéramos en Suiza, nuestra cotidianeidad laboral y económica no presentaría grandes contingencias: trabajaríamos para generar ingresos e invertiríamos una parte de ellos en plazos fijos bancarios que irían alimentando nuestro capital con el tiempo.

Cada franco suizo que pudiéramos mantener en nuestras manos luego de efectuados los gastos necesarios y los superfluos, pasaría a incrementar nuestro patrimonio de manera permanente y sin grandes riesgos de devaluación o confiscación. Seríamos lo que llamo un “trabajador simple”.

Pero no, ya sea por elección, obligación o capricho del destino, nos toca vivir en uno de los países que presenta mayores desafíos en el mundo en materia económica.

Nuestra Argentina, donde el empleo escasea cada vez más, el ahorro se asemeja a un privilegio al que unos pocos pueden acceder. Como si esto fuera poco, las inversiones conservadoras y a la vez seguras no forman parte del menú financiero del día

En vez de ser “trabajadores simples”, somos “trabajadores dobles”. Tenemos que trabajar dos veces: una para ganar dinero y otro para cuidarlo.
En la columna de hoy estudiaremos el trabajo extra que debemos cumplir los ciudadanos de a pie. Lo dividiremos en tres etapas: defensa ante la inflación, defensa ante la voracidad del Estado y defensa frente a las inversiones riesgosas.

Trabajo extra: Inflación

El 0,95% anual. Esa es la inflación proyectada en Suiza para todo 2018. En la Argentina, con un 50% anual esperado, tenemos en una semana el mismo aumento de precios que en Suiza todo el año.

La labor adicional de proteger el poder adquisitivo de nuestros ahorros la podemos encarar de dos maneras: una cómoda y otra incómoda.

El trabajo cómodo consiste en copiar creencias populares sin chequear sus premisas. Por ejemplo, podemos confiar ciegamente en la siguiente máxima: “Compro en cuotas para ganarle a la inflación”.

Con un CFT (Costo Financiero Total) actual de casi 150% en tarjetas de crédito, este comportamiento lejos de solucionar el problema te agrega otro: el de los intereses y la deuda creciente.

El trabajo incómodo consiste, en cambio, en enfrentar el problema y actuar en tres frentes distintos:

1. Anticipar el consumo corriente organizándose en grupos de compra mayorista de alimentos no perecederos y artículos de higiene personal y del hogar. Con esta acción se puede conseguir un ahorro de hasta el 40%.
2. Adelantar cuotas de servicios privados con aquellas empresas (prepagas a la cabeza) que permiten el pago anual o semestral anticipado con un descuento o garantizando el congelamiento de precios. Por supuesto, se debe afinar el lápiz y analizar cada propuesta antes de pagar.
3. Eliminar los gastos hormiga evitando la tentación, por ejemplo, de tomar un café al paso, un taxi porque salimos y llegamos tarde, snacks y otros productos que pueden llevarse hasta el 25% de nuestro presupuesto mensual sin que lo notemos.

Trabajo extra: Voracidad fiscal

La tendencia levemente bajista que venía mostrando la presión tributaria desde 2015 (del 33,8% al 31,9% del PBI) se revertirá próximamente gracias a las urgencias derivadas del déficit, el endeudamiento y el acuerdo con el FMI.

Contrariamente a lo que se podría pensar, en Suiza los ciudadanos disfrutan de una de las presiones fiscales más bajas del mundo.

Frente a la realidad argentina, la recomendación pasa por consultar a un contador de confianza para analizar, según cada caso particular, qué medidas se pueden tomar en el marco de la ley para aliviar la carga tributaria. A modo de ejemplos, podemos citar:

1. Deducciones de ganancias: mediante el formulario 572, un trabajador puede deducir del impuesto a las ganancias ciertos gastos que haya efectuado a lo largo del año. Hablamos de cuotas médico asistenciales, pago intereses por préstamos hipotecarios, gastos de sepelio, cargas de familia, pago de alquiler de un inmueble destinado a la vivienda y deducción de personal doméstico.

2. Desvío de aportes para obras sociales de monotributistas a obras sociales privadas: Aquellos monotributistas que estén pagando una obra social privada pueden pedir que la parte de la cuota mensual del monotributo que abonan sea derivada a la obra social particular, reduciendo así el costo de la cuota.

3. Excepción del impuesto al cheque: Dependiendo nuestra situación ante el fisco, hay distintas maneras de buscar recuperar el 1,2% que debe pagarse del impuesto por cada acreditación. Existe una modalidad generalizada que consiste en abrir una cuenta comitente en una sociedad de Bolsa y depositar allí los cheques de terceros, para luego invertirlos, por ejemplo, en un Fondo Común de Inversión de plazos fijos con liquidez en 24 o 48 horas. Casi de inmediato se retira el dinero y uno queda exento del gravamen. Reiteramos la importancia de consultar estos temas con un contador para ver si aplican. Pueden significar un ahorro de hasta el 10%.

Trabajo extra: Inversión

La Argentina es un país que en los últimos años ha experimentado una financiarización de su economía sin precedentes. La aparición de una innumerable cantidad de instrumentos (Lebacs, Leliqs, Letes, bonos dólar-linked, bonos duales y otros) suele marear a personas con baja cultura financiera, pero lo cierto es que no tienen otra opción que afrontar este segundo trabajo con la mayor dedicación posible. Caso contrario, todo lo ganado puede irse fácilmente por la canaleta de la inflación.

Lo primero a tener en cuenta es el factor riesgo: en nuestro país no existen las inversiones seguras. Quienes compraron Lebacs y le prestaron dinero nada menos que al Banco Central de la República Argentina vieron licuados sus ahorros por la brutal devaluación del peso frente al dólar.

Este antecedente resulta suficiente para no ilusionarse demasiado con la estabilidad actual del tipo de cambio y convencerse de que los ahorros de largo plazo conviene volcarlos a monedas duras como el dólar, el euro y el mencionado franco suizo.

Luego, ese dinero puede ser invertido a tasas muy bajas en nuestro país (plazos fijos) o a tasas más altas en Nueva York, aprovechando las ventajas que Internet y la globalización generan en términos de inversión financiera.

Actualmente es posible abrir una cuenta en un broker online del extranjero con 3500 dólares e invertir en el mercado de capitales más desarrollado del mundo para obtener tasas de rentabilidad que van del 6 al 8% anual en dólares.

Conclusión

En la Argentina, el primer trabajo lo hacemos todos, pero el segundo solo unos pocos. Resulta más cómodo quedarse en la queja o el reproche que duplicar el esfuerzo, pero si no se cumple la segunda labor, la primera pierde sentido. No es sencilla, no es cómoda, no es deseada pero sí imprescindible.

¿De qué sirve trabajar a destajo si luego el valor de lo ahorrado desaparece como la arena de nuestras manos? La respuesta la tenés vos.

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