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El término Objetivo puede designar a:
un propósito o meta;
un conjunto de lentes en fotografía (Objetivo (fotografía));
resultado que una entidad o institución aspira lograr a través del cabal discernimiento de su misión.
elemento programático que identifica la finalidad hacia la cual deben dirigirse los recursos y esfuerzos para dar cumplimiento a los propósitos. El objetivo debe responder a la pregunta “qué” y “para qué”.
objetivo, aquello que tiene Objetividad.

La anterior es la definición que aparece en wikipedia (http://es.wikipedia.org/wiki/Objetivo) referente al significado de la palabra objetivo.

Un objetivo, como bien se define en el site, debe designar a un propósito o una meta y debe responder a la pregunta “qué” y “para qué”.

Hasta aquí, nada demasiado nuevo. ¿Cómo podemos aplicar esta distinción al campo de las finanzas personales?

En primer lugar, un objetivo debe ser cuantificable. Seguramente el objetivo final de todos nosotros es “ser feliz” pero… ¿la sensación de felicidad puede medirse?

No quiero con esto ponerme filosófico (recomiendo leer a Kant y a Schopenhauer para los interesados en este tema tan espinoso), si no que lo busco es introducir la idea de la cuantificación del objetivo como elemento principal para su posterior cumplimiento.

En segundo lugar, un objetivo debe ser alcanzable. Yo podría ponerme como objetivo para el 2010 ser Presidente de los EE.UU. pero…¿es algo que pueda lograr, por lo menos en ese lapso de tiempo? Seguramente que no, si mi interés final fuese ese, debería ponerme objetivos intermedios que me vayan acercando a la meta, como por ejemplo, comenzar a hacer política y generar redes de contactos.

Y en tercer lugar, un objetivo tiene que ser extraordinario. ¿No se contradice esto con lo anterior? De ninguna manera: entendemos el término extraordinario como algo fuera de los logros ordinarios y cotidianos, el objetivo debe revestir cierto grado de dificultad que abra, hasta el momento, brechas de efectividad entre lo deseado y lo obtenido.

Veamos un ejemplo aplicado a las finanzas personales que sirva para ilustrar lo visto:

31 de Diciembre de 2009, Ernesto se encuentra cerrando sus números del año dispuesto a establecer nuevos objetivos para el 2010. Revisa su planilla de Excel, en donde tiene anotado, mes a mes, los ingresos que obtuvo y su origen, es decir, discriminando los mismos según hayan venido de su trabajo en relación de dependencia, de su trabajo de asesoramiento o de sus inversiones.

Ernesto comienza por comparar sus ingresos totales del año con los de 2008, y ve que los mismos crecieron un 34%, simplemente realizando el siguiente cálculo:

[(Ingresos totales2009 ) – 1] X 100
Ingresos totales 2008

Luego, discrimina los mismos en función de su origen, realizando el siguiente cálculo:

[(Ingresos trabajo en relación de  dependencia de 2009)] X 100
Ingresos totales 2009

[(Ingresos por asesoramiento de 2009)] X 100
Ingresos totales 2009

[(Ingresos por inversiones de 2009)] X 100
Ingresos totales 2009

Lo cuál arroja los siguientes resultados: del 100% de sus ingresos totales del 2009, 60% fueron producto de su trabajo en relación de dependencia, 25% provinieron del asesoramiento brindado y el 15% restante fue producto de sus inversiones.

De tal manera, estos son los objetivos que escribe (es muy importante escribir los objetivos y guardarlos en algún lugar seguro para hacer un seguimiento de los mismos, por ejemplo, trimestralmente):

Objetivos Ernesto para 2010: Incrementar mis ingresos totales en un 45% con respecto a 2009 e incrementar la participación que tienen en los mismos el rubro de ingresos por inversiones (ingresos pasivos) un 50%, es decir, llevarlo hasta el 30% de los ingresos totales.

Este ejemplo muy simple puede servir como benchmark para los inversores que  pretendan comenzar a tomar las riendas de sus finanzas personales.

Trabajar sobre los objetivos, buscando que los mismos sean cuantificables, realistas y extraordinarios es el primer paso. Escribir los mismos, ir chequeándolos de vez en cuando y comprometerse en aportar todos los días un granito de arena (en forma de acciones concretas) para el cumplimiento de los mismos es el segundo paso.

El poder de la mente y la confianza en nuestras condiciones realizarán el resto.


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