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Porque fracasan los inversores bursátiles.

“Siempre le interesó este mundo: el glamour de la bolsa, los billones de dólares que se mueven de un lado a otro todos los días, las historias de empresas como Microsoft, Google y tantas otras que multiplicaron el valor inicial de sus acciones por 40 haciendo millonarios a muchos de sus inversores iniciales en muy poco tiempo, los grandes gurús como Soros o Buffet y la manera en que hicieron su fortuna, las noticias macroeconómicas como el dato de desempleo o la suba o baja de tasas de la FED que disparan caídas o alzas que parecen interminables…en fin, todo lo relacionado con la bolsa y el dinero que se puede hacer “operando”.

Y ahora que tuvo éxito en su trabajo y tiene sus ahorros más un excedente que le queda todos lo meses se dice a si mismo: “este es el momento de hacerme millonario”.

Mediante los contactos apropiados consigue abrir y fondear una cuenta para comenzar.

El mercado está subiendo y los analistas en la televisión y los diarios especializados dicen que todo se encuentra muy firme, que las expectativas indican que la euforia podría seguir unos meses más; y decide entonces salir a comprar agresivamente acciones de las empresas que piensa están mas “retrasadas” con respecto al resto esperando que en poco tiempo pueda salir con ganancias de más del 50% al ponerse estos papeles en línea con la suba general. Y de hecho, los primeros días las acciones experimentan una suba interesante, pero luego, puede que a la semana, una serie de noticias negativas (baja inesperada de empleo, quiebra de un banco, China que enfría su economía) hacen que se dispare una baja violenta que transforma las ganancias en pérdidas en apenas un día, pérdidas que a partir de ahí se aceleran y producen disminución del valor de los ahorros del 30%.
Ahora él entiende que los papeles que compró son de baja calidad y de hecho caen mucho más que el promedio del mercado, y se desespera y hace fuerzas todos los días mientras mira la pantalla de cotizaciones para por lo menos poder salir en cero, sin pérdidas, como objetivo máximo. Pero ese objetivo se aleja y la “paliza” en su cartera se acentúa, la clara sensación de haberse apurado lo deprime y decide vender todo, asumir la pérdida y alejarse de este mundo tan traicionero y peligroso”.

Le suena al lector esta historia? Forma parte de la rutina de mi trabajo, porque en las sesiones de coaching financiero que suele dar veo casos como este muy seguido.

Analicemos juntos entonces los dos errores más comunes que suelen cometer la mayoría de la gente que invierte por primera vez en el mercado y como pueden ahorrarse este “mal trago” evitando pagar un derecho de piso que muchas veces termina siendo demasiado costoso, económica y emocionalmente.

El error de generalizar el éxito basado en la intuición

Cuando una persona se acerca a la bolsa, generalmente lo hace luego de haber tenido éxito en su profesión. Muchas veces este éxito profesional está basado en la intuición: el haber encontrado un nicho de mercado para su PYME, el haber invertido en propiedades en un momento difícil o cualquier otro ejemplo relacionado.

El pensamiento inmediato es que este éxito basado en la intuición puede ser replicado en el mercado de acciones: de hecho muchas veces antes nuestro protagonista pensó que el mercado iba a reaccionar de una determinada manera ante noticias que aparecieron y esa visión fue corroborada: “como hubiese ganado dinero en caso de haber invertido, estoy perdiendo mucha plata por estar afuera!”-piensa, ignorando que perder no es lo mismo que dejar de ganar.

El error de este razonamiento es no tener en cuenta que la bolsa es totalmente distinta al resto de los negocios: por algo se habla de economía real y economía financiera.

La economía real tiene que ver con las operaciones de bienes y servicios que se llevan a cabo en un país determinado. La economía financiera está relacionada con las finanzas que pueden traer aparejadas esas operaciones o simplemente con posiciones que pueden incluso no tener nada que ver con las mismas.

Sabiendo de este error tan común que comenten miles de personas por día, existen en la economía financiera una gran cantidad de astutos y experimentados inversores que o bien usan variables técnicas que logran aislar el aspecto emocional de las inversiones o bien se basan en una intuición que desarrollaron luego de años, décadas de experiencia bursátil.

Querer trasladar el éxito basado en la intuición en la economía real a la economía financiera es un error común que puede costar muy caro.

El error de menospreciar el tiempo de aprendizaje.

Es común establecer la edad de oro para el hombre en temas económicos entre los 30 y los 45 años. Se dice que en esa etapa es cuando más dinero gana y debe aprovecharla al máximo. Por supuesto, esto es en promedio y también existen muchos casos de millonarios jóvenes o más maduros.

La razón de que esto suceda es muy simple: se dice que el hombre tarda aproximadamente 10 años en dominar su oficio, entender las variables y ponerlas a su favor para maximizar sus ganancias y construir múltiples fuentes de ingresos.

Ahora bien, cuando un inversor acude a la bolsa por primera vez lo hace (aunque muchos lo nieguen) creyendo íntimamente que va a hacerse millonario en un par de meses, un año a lo sumo.

Por qué se tiende a subestimar el tiempo que lleva entender este negocio? La respuesta podría ser muy compleja, pero mi opinión es que juegan dos factores que se retroalimentan como si fuesen una maquinaria infernal: por una lado el interés de los inversores astutos que buscan atraer nuevos e inexpertos jugadores al mercado (con intenciones nada…santas) y por el otro nuevamente la parte emocional del propio individuo que escucha historias de “millonarios en un minuto” y leé las noticias de los medios especializados (que no ayudan mucho a los principiantes)  sobre los papeles que más subieron en el día gracias a anuncios de ganancias o fusiones entre empresas.

Aprender a invertir en bolsa no es algo que se aprende de un día para el otro. Tomarlo como una profesión cualquiera, y trazarse un horizonte de 10 años para aprender a dominar este negocio puede sonar demasiado tiempo para muchos.

Pero las ganancias, una vez transcurrido ese tiempo y asimilada la experiencia, pueden ser mucho mejor que en la mayoría de los otros oficios, no solo teniendo en cuenta el dinero a obtener sino también el poco tiempo que hay que dedica para obtener estos beneficios.

Hasta la próxima!


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