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¿Puedo afrontar ese gasto?

La frase del título es una traducción del inglés “¿Can I afford it?”, muy utilizado en los Estados Unidos, pero con escaso “vuelo” en nuestro país.

Históricamente, el “poder afrontar” algo se utiliza para determinar si la persona que se hace esa pregunta puede o no comprar algo, más allá de su deseo. De tal manera, si quiero cambiar el auto, lo primero que me preguntaré es si puedo, económicamente, afrontar ese cambio, para el que requiero recursos económicos. Por recursos económicos entendemos no solamente si se tiene el dinero necesario: también el interesado podría comprar a crédito el objeto deseado, con lo cual lo que necesitaría saber es si podría afrontar el pago de la deuda en función de sus ingresos.

Ahora bien, en los últimos años han aparecido dentro de las finanzas personales personas como la consejera Suze Orman, quien profundizó en estos temas desde su programa propio en la CNBC (llamado justamente The Suze Orman Show) y se encargó de establecer una diferenciación fundamental que hasta ese momento no había sido tenido en cuenta: poder afrontar la compra de algo no tiene que ver exclusivamente con tener o no el dinero para hacerlo o con poder pagar luego el crédito necesario. Poder afrontar la compra de algo involucra además otros factores emocionales y cuantitativos que van más allá de la disponibilidad presente: tiene que ver con el futuro inmediato que el bien en cuestión trae aparejado con su adquisición y el presente financiero del potencial comprador.

En base a ello, Suze Orman creó un segmento dentro de su programa que se convirtió en uno de los más exitosos de los Estados Unidos, llamado “¿Can I afford it?”, en donde los televidentes plantean sus casos y ella les dice si pueden afrontar la compra o no más allá de la disponibilidad inmediata.

Pero conozcamos primero la increíble biografía de esta gurú de las finanzas personales para luego analizar juntos sus principales ideas y postulados.

VIDA DE PELÍCULA: LA SORPRENDENTE HISTORIA DE SUZE ORMAN

“No hay ninguna diferencia entre lo que tienes y lo que eres. La plata es una extensión de tu propia energía: tanto existe en tu haber, tantos pasos hacia tu libertad personal has dado en tu vida. Al dinero hay que respetarlo: hasta hoy yo me agacho en Manhattan para recoger un centavo de dólar del piso. No puedes pretender ser rico si andas con los billetes todos arrugados, los bolsillos repletos de monedas sueltas o si tienes una chequera en caos. Sé inmediatamente cuando una persona tiene problemas en su tarjeta de crédito: basta mirar su auto lleno de latas de bebida o su placard desordenado. Una casa con la pintura descascarada y las paredes sucias me revela mucho más de una cuenta bancaria que la declaración de impuestos”. Suze Orman.

Susan Lynn “Suze” Orman nació en 1951 en Chicago, Estados Unidos. No fue una buena alumna y obtuvo malas notas a lo largo de sus estudios. Dejó la universidad sin haberse recibido para despejar de eucaliptus las carreteras de Berkeley, California, por 3 dólares la hora. Su segunda trabajo fue como moza en la Buttercup Bakery, donde estuvo seis años.

Mientras servía mesas, se hizo amiga de uno de sus asiduos clientes: un empresario que le prestó 50 mil dólares para abrir su propio restaurante. El proceso de apertura se demoró por diversas razones y Suze decidió invertir ese dinero en la Bolsa a través del banco Merril Lynch. Resultado: lo perdió todo.

Ese trauma la marcó a fuego, y decidió que ésa era la última pérdida importante de dinero que tendría en su vida. Se inscribió como aprendiz en el mismo Merril Lynch, logró el empleo y en pocos años aprendió finanzas.

En apenas siete años, desde 1980 hasta 1987, Suze llegó a ser conocida en los Estados Unidos gracias a sus libros, con los que lideró los ranking de best sellers. En total escribió nueve, que fueron traducidos a catorce idiomas.

“The 9 Steps to Financial Freedom”, su éxito más notorio publicado en 2006, vendió tres millones de copias.

Debutó en televisión en los años 90. No sólo Larry King y Oprah la han invitado a sus célebres programas; desde 2002 Suze Orman conduce su propio show que es uno de los más vistos en su horario.

EL MÉTODO SUZE ORMAN

La especialista actúa como “juez” financiero que determina qué cosas pueden comprar o no los televidentes, aceptando o rechazando la “solicitud de compra”. Para llegar a la sentencia final, utiliza un método en donde analiza 5 variables fundamentales de las finanzas personales de los interesados:

Ingresos versus gastos.

Para que un caso sea tratado al aire en el programa, el televidente debe llenar un formulario en el que le preguntan cuáles son ingresos netos de gastos mensuales. El cuestionario es bastante inquisitivo en lo referente a los gastos, para que estén computados absolutamente todos los egresos de dinero.

Si existe diferencia positiva entre ingresos y egresos, hay un excedente que puede ser usado para compras, inversiones u otros destinos. Si hay un déficit, entonces hay algo que se está haciendo mal.

Esto es un primer filtro: si existe déficit mensual, es muy poco probable Suze Orman “acepte” la compra, salvo que la persona tenga ahorros importantes y algún otro tipo de ingreso efectivo.

Pero que exista un superávit no garantiza de por sí “la aceptación”.

Deudas.

Se analizan todas las deudas de la persona, pero desde un enfoque distinto al habitual: no importa tanto el monto de la deuda como la tasa de interés que se paga por ella. No es lo mismo deuda hipotecaria (generalmente interés bajo) que una morosidad con tarjetas de crédito (altas tasas).

Es difícil que se le apruebe la compra a alguien que no tiene al día su situación financiera con la tarjeta de crédito, ya que se lo estimula a que primero cubra ese “agujero” financiero antes de pensar en comprarse algo.

Edad.

Se analiza la edad de la persona para ver si el dinero es un bien renovable o no para él o ella. Una misma persona puede tener 30 mil dólares de ahorro, pero si tiene 22 años es “rico” y si tiene 80 es “pobre”.

Fondo de emergencia.

Dentro de los activos con los que se cuenta, se coloca el fondo de emergencias. La especialista resalta la importancia de contar con dinero necesario como para poder afrontar los gastos mensuales actuales por ocho meses. En situación de emergencia se puede vivir el doble de tiempo con ese dinero, porque se puede “estirar” bajando los gastos.

Este fondo de emergencia debe estar fácilmente accesible (en vehículos de corto plazo, como plazos fijos mensuales, cajas de seguridad o cuenta corriente).

Es poco probable que se le “acepte” la petición de compra a alguien que no cuente antes con este fondo de emergencia, que se encuentra primero en el orden de prioridades financieras de una persona.

Factor emocional.

Se busca establecer si lo que se quiere comprar es una necesidad o un deseo. Si es una necesidad, por más que la situación no sea la ideal, se puede llegar aprobar, pero si es un deseo y no se cumplen los pasos anteriores, lo más probable es que sea “rechazado”.

La especialista no emite juicio de valor en cuanto a lo que la persona quiere adquirir, sino que lo aprueba o no en función de los elementos cuantitativos vistos anteriormente.

Se toma en cuenta cómo va a impactar en los flujos futuros de fondos.

CONCLUSIÓN

Miles de televidentes envían sus casos cada semana, y el equipo de Suze selecciona algunos para analizar en cámara y luego “aceptar” o “rechazar” la intención de compra del interesado.

Obviamente, si la persona no está de acuerdo con la sentencia, más allá de que el pedido haya sido “rechazado” puede comprarse igualmente lo que desee, pero en general escuchan con atención el análisis que la especialista hace de su situación y suelen hacerle caso a su recomendación: los argumentos presentados para “aceptar” o “rechazar” son bastante sólidos desde las finanzas personales, según lo visto anteriormente.

Si logramos ser objetivos, dejar la ansiedad y el deseo consumista de lado para plantearnos antes si podemos afrontar o no lo que queremos comprar más allá de las disponibilidad económica inmediata siguiendo este análisis, quizá no necesitemos a alguien que “acepte” o “rechace” la potencial adquisición.

Pero de seguro, sea cual sea el resultado, por el solo hecho de dedicarle tiempo y “cerebro” al asunto, nuestras finanzas personales serán las más beneficiadas.

Esta nota fué escrita por Nicolás Litvinoff y publicada por el diario La Nación el martes 27 de Agosto de 2013.


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