Ir al contenido

¿Dónde devuelvo mi título de economista?

Que no se entienda mal: me encanta mi profesión y pienso seguir ejerciendo por mucho tiempo más, pero la pregunta del título de esta columna está relacionada con una cuestión ética, que tiene que ver con el cambio de paradigma que las Ciencias Económicas han sufrido en los últimos años.

He estudiado la carrera durante la segunda mitad de la década del 90. Para ese entonces y desde hacía ya un tiempo, las ideas predominantes en la facultad eran las neoliberales, y gran parte del contenido de las materias más importantes del programa estaban de alguna manera basadas en esta corriente.

¿Qué es el neoliberalismo? El neoliberalismo o nuevo liberalismo es una manera de denominar al liberalismo económico, cuyos defensores apoyan la liberalización económica, el libre comercio, los mercados abiertos, la privatización, la desregulación y la disminución del tamaño del sector público.

Estas ideas no solamente se imponían en nuestro país, de la mano de los “Chicago Boys” (término aparecido en la década de 1970 para denominar a los economistas neoliberales educados en la Universidad de Chicago, bajo la dirección de los estadounidenses Milton Friedman y de Arnold Harberger), sino que eran las que determinaban las pautas macroeconómicas del mundo moderno, partiendo desde los Estados Unidos, pasando por Europa y “bajando” luego a los países emergentes.

El FMI era el encargado de auditar que los países siguiesen esta línea liberal de acción, y los mismos eran “premiados” con jugosos préstamos de dinero si hacía buena letra y castigados vía la negación de los mismos en caso de no seguir sus pautas.

El resultado es conocido por todos: las crisis económicas que se sucedieron en 2001 y, particularmente, en 2008, demostraron que el neoliberalismo económico llevaría al mundo a una crisis aún peor que la de la década del 30.

En tiempo récord, los ideales económicos mutaron y el mundo entró en una nueva fase compuesta por más regulación y guerra de monedas, que no tiene nada que ver con el sustento ideológico de lo escrito en los libros de texto macroeconómicos que, junto con mis compañeros, tuvimos que estudiar durante años para lograr el tan ansiado título.

¿CUÁL ES LA CORRIENTE ACTUAL?

La pregunta que el lector se debe estar haciendo en este punto podría ser algo así como: Si el liberalismo o neoliberalismo ha muerto como idea dominante, ¿pero cuál es la corriente que la suplanta entonces?

La respuesta es sorprendente: no existe ninguna aún, dado que, como suele pasar al caer un paradigma que ha reinado durante un tiempo prolongado, lo que viene inmediatamente después está más relacionado con ideas sueltas y diseminadas que no alcanzan a formar un núcleo central y argumental.

En estos momentos, existen distintas “maneras” de manejarse en materia económica: unas puertas adentro y otras para con los vecinos.

Nuestro país, con sus particularidades, asimetrías, amplificaciones y turbulencias, no escapa de esta nueva corriente desordenada compuesta por dos características centrales:

1)         Puertas adentro

El panóptico es un centro penitenciario imaginario diseñado por el filósofo Jeremy Bentham en 1791 y tomado luego por Michael Foucault para explicar cómo una nueva tecnología de observación trascendería incluso al ejército, a la educación y a las fábricas.

El concepto de este diseño permite a un vigilante observar a todos los prisioneros sin que éstos puedan saber si están siendo observados o no.

Los Estados de los distintos países han profundizado el control sobre los ciudadanos en los últimos años con dos objetivos marcados: lograr que no evadan impuestos (aumentar la presión fiscal) o impulsarlos a consumir, con el fin de mantener a la economía en crecimiento.

Esto se logra con un Estado cada vez más poderoso y presente: todo lo contrario a las ideas fundantes del neoliberalismo que reinaron tiempo atrás. El gasto fiscal (esto es, el gasto del gobierno) involucrado en esto es realmente importante, y los déficit se encuentran a la orden del día. La palabra “ajuste”, tan de moda en los 90, ahora ha quedado totalmente fuera de contexto.

Pero esto sería imposible de llevar a cabo sin la segunda característica importante que veremos a continuación: la anarco guerra de monedas.

2)         La anarco guerra de monedas

El liberalismo económico tenía de por sí muchos defectos congénitos: se basaba en la idea de la supervivencia darwiniana del más apto aplicada a la fase económica a través de la libre competencia, que haría bajar los precios y terminaría beneficiando al consumidor. Las empresas que no pudiesen competir debían “bajar la persiana” y reestructurar su negocio. Hasta aquí todo bien, pero olvidaron un pequeño detalle: un país no puede “bajar sus persianas”, porque eso significa hambruna, miseria, conflictos sociales y hasta una potencial guerra civil.

Con este y otros defectos sobre la mesa, el neoliberalismo contaba con una gran virtud: existía cierto grado de sincronización a nivel global, y las políticas que se seguían (equivocadas o no) eran aplicadas y respetadas por la mayoría de los países.

Pero al quedar desprestigiada esta corriente desde antes incluso que se produzca la crisis de las hipotecas en los EE.UU. de 2008 (donde el Estado del país más liberal de todos tuvo que nacionalizar su sistema bancario para que no colapse) lo que emergió a posteriori fue una gran anarquía a nivel global: cada país hace lo que considera justo para sus propios intereses sin pensar en los demás.

Ello dio origen a una incipiente guerra de monedas, que explicada en pocas palabras es más o menos así: devaluemos la moneda así nuestros productos son más baratos en términos internacionales y ganamos mercado, no importa a quién perjudiquemos con esto.

Desde el yuan hasta el euro, pasando por el real o el peso argentino (con una dinámica más acelerada que el resto), todas las monedas buscan devaluarse contra el dólar sin importar que con esto estén “tirándole la basura al país vecino”, que se vea obligado a devaluar aún más para no perder competitividad.

Esta situación podría tener un agravamiento importante en 2014, dado que es muy probable que la FED (Banco Central de los EE.UU.) comience a subir las tasas de interés, lo que actuará como una “aspiradora” (de hecho, ya lo está haciendo ahora dado que el mercado busca anticiparse a los hechos) de fondos a nivel global, haciendo que el resto de los países sufra salidas de capitales y deba devaluar aún más su moneda, como le está pasando a Brasil con el real.

CONCLUSIÓN

Como se ve, la situación económica no es la ideal, ni a nivel local ni a nivel global.

Sea cual sea la nueva corriente que emerja de todo esto, algo es seguro: las ideas neoliberales han quedado enterradas en el pasado y es muy poco probables que vuelvan a aplicarse, echando por tierra el sustento teórico con el que muchos economistas fuimos formados.

Quizá, un examen de revalidación del título profesional sería algo coherente en este contexto. En todo caso, desde el punto ético, un profesional responsable debería “autorevalidar” su título manteniéndose constantemente informado y cuestionando incluso lo aprendido a la luz de los cambios que se van produciendo.

Esta nota fué escrita por Nicolás Litvinoff, director de estudinero.net, y publicada por el diario La Nación en su edición del día martes 3 de Septiembre de 2013.


¿Quiere que el dinero se transforme en una fuente de satisfacción en vez de una fuente de preocupación en su vida?

Aprenda a salir de deudas, generar ingresos pasivos en su economía doméstica e invertir con éxito en la Bolsa de la mano de Nicolás Litvinoff en los cursos online de Estudinero! ¡Reserve su vacante!
Descuento activo: -20% off*

¡Anótese ahora y comience de inmediato!
Ingrese al siguiente link con su tarjeta de crédito a mano para completar la inscripción:


Finanzas PersonalesbolsaWarren BuffettBitcoin y Criptoactivos


Por dudas y consultas, escribir a cursos@estudinero.org

“Le enseñamos a generar sus propios VAIs (Vehículos Automatizados de Ingresos).”