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De moscas, gemelos y acciones baratas

Seth Klarman no es muy conocido por estas tierras y, sin embargo, es uno de los inversores bursátiles más exitosos y astutos.

Al mando de su fondo Baupost, en donde maneja 26.000 millones de dólares en activos, ha tenido rendimientos millonarios invirtiendo en el mercado de acciones de empresas de los EE.UU, pero además de ello ha también dejado algunas enseñanzas que vale la pena compartir.

En el año 2010 pronunció un discurso en el Babson College, una escuela de negocios privada ubicada cerca de Boston, EE.UU., en donde analizó experimentos científicos sobre las llamadas “moscas de las frutas” que bien podrían aplicarse a la inversión en Bolsa. Seth comentó frente al gran auditorio que se había congregado para escucharlo que la gran mayoría de estos insectos se dirigen hacia una luz, aunque por alguna extraña razón una pequeña minoría parecía estar programada genéticamente para mantenerse alejada de ella.

Llamó a este último grupo, un tanto en broma y otro tanto en serio, las “pequeñas inconformistas”; el equivalente de los insectos a los inversionistas que buscan acciones muy baratas (definiendo acciones baratas como acciones cercanas a sus mínimos históricos o con una baja relación precio-ganancias). Klarman avanzó luego con la idea de que la mayoría de las personas podría poseer “un gen dominante” que sale a buscar activos sobrevalorados que ofrecen grandes retornos a corto plazo, mientras que sólo una minoría tiene “el gen recesivo” que confiere una preferencia paciente por aquello que es maltratado e impopular.

De ser cierto, muchos inversionistas pueden tener, de hecho, una predisposición genética a “cazar gangas” en el mercado bursátil, aunque el entorno en el que se crece también puede determinar el tipo de inversionista en el que uno se convierte.

El ADN es importante pero no determinante

En la misma línea, dos economistas de la China Europe International Business School de Shanghai en conjunto con otro colega de la Universidad de Washington hicieron un experimento sobre composición genética y carteras de inversión en Suecia. Puntualmente, Henrik Cronqvist, Frank Yu y Stephan Siegel examinaron la forma de invertir en la Bolsa de 35.000 gemelos de ese país.

En Suecia, hasta hace poco, el gobierno recogía información sobre cada cartera de inversión de sus contribuyentes. Los economistas pudieron así realizar un seguimiento individualizado de las carteras de inversión de los ciudadanos suecos entre los años 1999 y 2007.

¿Por qué eligieron Suecia y no otro país cualquiera? Muy simple: El gobierno sueco anota a todos los gemelos en un registro de nacimientos nacional. Hay que tener en cuenta que los gemelos tienen una genética idéntica. Por ello, se comparó también a los gemelos seleccionados frente a una muestra aleatoria de no gemelos como un experimento de control.

Lo que se quiso demostrar puede ya intuirse: si miles de personas que son genéticamente idénticas presentan un comportamiento más parecido que las personas no idénticas, entonces es posible atribuir esa variación a su composición genética.

Se encontraron, en principio, cinco errores frecuentes de inversión o “sesgos”:

1. Diversificación inadecuada (medida como una preferencia por las inversiones con sede en Suecia).

2. Exceso de operaciones (trading excesivo).

3. La renuencia a vender en pérdidas.

4. Perseguir a las acciones de empresas que están “de moda”.

5. Tratar de conseguir ser rico rápidamente.

En base a esto los investigadores encontraron, a través de los gemelos de su muestra, que ciertamente existe una relación entre el perfil genético y la forma de invertir. Con el score más alto se sitúa el sesgo de la inadecuada diversificación, con el perfil genético explicando el 45,3% de los casos analizados. En la parte más baja se encuentra el trading excesivo con el 25,7%.

Pero, por suerte, no es solo la genética lo que determina el éxito o fracaso del inversionista, ya que las conclusiones del estudio apuntan que, en total, el ADN explica menos del 50% de nuestro comportamiento a la hora de invertir los ahorros.

Sumado a nuestra herencia genética, también son importantes las experiencias de la infancia, ya que una vida llena de riqueza o pobreza puede marcar una actitud frente al dinero y las inversiones, así como también los errores cometidos en este campo en el pasado.

Sin embargo, este patrón de comportamiento financiero determinado por la genética podría explicar por qué los asesores financieros y algunas sociedades de Bolsa utilizan de manera inteligente la sensación de urgencia, la tentación y la mentalidad de lotería para atraer clientes: Millones de inversionistas alrededor del mundo nacen con una predisposición genética a no diversificar, comprar y vender acciones o entrar y salir de otras inversiones de manera irracional y en exceso, perseguir los acciones de “moda” y apostar sin medir los riesgos.

Claramente, educarse en temas de finanzas personales y formar parte de una comunidad de inversores en donde se comparta abiertamente las experiencias, aciertos y fracasos, puede significar la victoria frente a una batalla que nos enfrenta al mandato heredado y que muchos pierden sin siquiera darse cuenta de estar librando.


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