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Amigos y finanzas personales.

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación.
La amistad es una de las cosas más lindas que existen en la vida, además de constituir quizá el vínculo interpersonal más común entre los seres humanos.
Compañía, confianza, respeto, amor, cuidado, diversión, apoyo y contención son solo algunos de los beneficios mutuos que una relación de este tipo trae aparejada
Ahora bien, ¿qué sucede cuando un amigo, al que queremos mucho, tiene comportamientos negativos en lo referente al dinero y eso termina perjudicándonos también a nosotros? ¿Cuáles son los distintos tipos de amigos que atentan, a veces sin intención, contra nuestros intereses económicos? ¿Cómo podemos manejar las situaciones emergentes de este conflicto sin dañar la amistad?
1) EL AMIGO DERROCHADOR
Si queremos ir a un recital juntos, él presionará para sacar entradas en la mejor ubicación o incluso en el VIP aunque haya que pagarlas en cuotas con la tarjeta de crédito. Si queremos ir a cenar afuera, insistirá en ir a los restaurantes más caros y una vez allí pedir vino del mejor. Al planificar juntos unas vacaciones, nos incitará a elegir los destinos más exclusivos por más que haya que gastar todos los ahorros y hasta endeudarse por dos años para financiar la aventura.
Si salimos a comprar ropa o productos electrónicos, volveremos cargados de bolsas preguntándonos las razones que nos llevaron a gastar como nunca y cuestionándonos la verdadera utilidad de la mitad de las cosas compradas.
El amigo derrochador puede tener un nivel de ingresos más alto, igual o más bajo que el nuestro, pero eso no importa: siempre encontrará excusas para incitarnos a realizar gastos, aunque resultan injustificados y alejados de nuestras posibilidades.
Al mismo tiempo, tendrá a mano argumentos que tenderán a hacernos sentir “tacaños” o con “poca capacidad de disfrute”. Nuestras finanzas personales pueden resentirse gravemente si no sabemos poner un límite a esta situación lo antes posible.
Consejo: usar la imaginación para generar encuentros en donde se pueda disociar el vínculo entre gasto y disfrute, para demostrarle que se pueden vivir buenos momentos en compañía sin necesidad de incurrir en gastos onerosos e irresponsables.
Además, tomar la rienda en cuanto a la planificación de las salidas y reuniones para acercar las mismas a nuestras posibilidades surge como una acción necesaria.
2) EL AMIGO SOLIDARIO
Este mes, se encuentra juntando fondos para una ONG defensora del medio ambiente. Por otro lado, ya está pidiendo ayuda para el mes que viene viajar a combatir el ébola a determinado país. El amigo solidario es una persona sensible y generosa , y eso muy meritorio. Pero es complicado seguirle el ritmo y se hace difícil hoy en día contar con dinero extra todos los meses como para colaborar en tantas causas distintas, por más justas que sean.
El amigo solidario presentará cada proyecto nuevo como algo de vida o muerte y querrá que nos involucremos económicamente sin importar si estamos en condiciones o no.
Quizá no nos reproche abiertamente si nos negamos, pero luego un silencio particular o algún comentario sutil pueden despertar, intencionadamente o no, un sentimiento de culpa o egoísmo que nos lleve finalmente a seguir aportando dinero que financie sus actividades filantrópicas constantes.
Consejo: la solución pasa por aportar lo que podamos y luego buscar ayudar de otras maneras que no involucren una erogación monetaria, por ejemplo, aportando tiempo o ideas.
3) EL AMIGO APOSTADOR
El amigo apostador se encargará de que lo que parecía ser un simple partido de póker entre ex compañeros del secundario se transforme en un juego encarnizado en el que las apuestas van subiendo de a poco hasta llegar a niveles en donde terminamos arriesgando una parte importante del sueldo.
Juntarse para ver un partido de fútbol por televisión será la excusa perfecta para proponer diversas apuestas y siempre vendrá con historias incomprobables en donde ha ganado muchísimo dinero en el hipódromo y nos invita a que lo acompañemos ahora que está “dulce”.
Las vacaciones compartidas siempre son en lugares con un casino que nos promete “pagarnos las vacaciones” en una noche.
Luego, de alguna manera, nos dejamos seducir por la posibilidad de ganar dinero fácil que él nos presenta y terminamos “patinándonos” sumas importantes que debíamos destinar para otros fines.
Consejo: El comportamiento de nuestro amigo puede estar en relación a la ludopatía, una patología en la que el objetivo ni siquiera es ganar dinero con las apuestas sino simplemente continuar con la adrenalina que produce el juego.
Lo mejor que podemos hacer aquí es no dejarnos tentar por las promesas de nuestro amigo apostador y, de ser posible, convencerlo de que busque ayuda en centros especializados en caso de que sea nociva su actividad.
4) EL AMIGO “GARRONERO”
Justo cuando están por traer la cuenta en el restaurante, nuestro amigo “garronero” siente unas ganas terribles de ir al baño. A la hora de viajar juntos siempre pierde la tarjeta SUBE y tenemos que usar la nuestra. Cuando pasa por casa suele estar “muerto de hambre” y nos saquea la heladera.
A la hora de comprar un regalo de cumpleaños para otro amigo en común, nos pide a nosotros que nos ocupemos diciendo que “después arreglamos” pero nunca pregunta cuánto gastamos y cuándo le mencionamos lo evade o hasta termina enojado ante nuestra insistencia.
Consejo: frente a un amigo con estas características no queda otra que hablar con él y explicarle una por una las actitudes de él que nos molestan, decididos a poner ciertos límites sin sentir culpa o pensar que estamos actuando de manera egoísta.
Esta es la única opción porque a la larga mantener el vínculo con personas así resulta muy complicado porque la sensación de estar siendo usado suele prevalecer sobre los buenos sentimientos.
5) EL AMIGO NEGATIVO
El país es un desastre, ganarle a la inflación con tus inversiones es imposible, ahorrar es solo para los millonarios, cada vez hay menos posibilidades de trabajo…nuestro amigo es definitivamente. Siempre tendrá una crítica a mano para cualquier idea o proyecto nuevo que tengamos, logrando en varias situaciones llenarnos de dudas y desestimar acciones o conductas que habrían sido beneficiosas para nuestras finanzas.
Consejo: la responsabilidad en este caso no es en rigor de nuestro amigo negativo sino de nosotros mismos que le seguimos dando ponderación a sus opiniones, llegando en algunas oportunidades a buscarlas incluso para justificar nuestra falta de coraje.
CONCLUSIÓN
El lector encontrará seguramente muchos otros casos de amistades que atentan contra sus finanzas personales. Si la amistad es fuerte y genuina, la persona en cuestión deberá entender nuestras razones y ayudarnos a buscar soluciones que permitan continuar con el vínculo sin que ello provoque conflictos monetarios y desagradables sensaciones de manipulación.
La correcta diferenciación entre nuestra forma de ser y los comportamientos de nuestras amistades en el plano financiero aparece como un paso ineludible para generar vínculos más sanos y mejorar al mismo tiempo nuestras finanzas personales.

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