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Quien tiene buenos hábitos financieros puede lograr una ganancia.

Reportaje exclusivo para el diario Clarín.

Un café con Nicolás Litvinoff, financista.Trabaja de asesorar a inversores personales, da consejos y escribe libros y notas. Le atrae que el dinero sea un tema tabú.

En esta mesa se habla de uno de esos temas que en general se evitan porque, se sabe, hablar de plata no suele estar bien visto. Pero Nicolás Litvinoff es economista y se especializa en finanzas personales, tema sobre el que, claro, hay más para contar que billetes. “Siempre me interesó el tema bursátil, desde chico”, dice para empezar.

Para muchos la imagen de la Bolsa es la del cine:  toda esa gente al borde del paro cardíaco, los teléfonos, la pizarra. ¿Qué veías ahí?

La extraña relación que hay entre lo emocional y el dinero, y todo lo que el dinero encierra en sí mismo. Es un tema complejo, con componentes que tienen que ver con el tabú. «No se habla de dinero en la mesa», «si tiene mucho dinero algo habrá hecho» y toda una serie de cuestiones que generan que a veces el dinero sea percibido como pecaminoso. Después, hay gente con distintas patologías. Me interesa la psicología del avaro o el tacaño, también el despilfarro, los pródigos, que por ahí van a un bar e invitan a desconocidos con el dinero del alquiler de la familia.

Nicolás se dedica a asesorar a inversores, a capacitar en finanzas personales a través de estudinero.net, a publicar libros (Es tu Dinero!, Es tu Tiempo! y Maten al banquero, que editó Planeta) y artículos en distintos medios de comunicación.“Todo lo que sabemos de dinero lo aprendemos en nuestras casas porque no hay formación en el manejo de finanzas personales. Hay familias que se acostumbraron a que su patrimonio crezca a partir de las deudas: un crédito para la casa, otro para el auto y después necesitan un crédito para cubrir las cuotas de los créditos y así. Es probable que los padres ahorradores formen hijos ahorradores”, describe.

¿Cómo son los porteños en este terreno?

Tuvimos una hiperinflación, la convertibilidad, después un corralito y todo eso hizo que ganemos experiencia en crisis, que no es lo mismo que saber qué hacer con el dinero. En cuanto a las finanzas personales, tenemos muchas cosas parecidas a otras economías capitalistas y es que la gente se deja seducir por la facilidad de tomar deuda. En la Ciudad hay mucha presión para consumir y las tarjetas son un crédito al que podés acceder en cualquier momento sin tener que pedirlo. Está la idea de que con las cuotas le ganás a la inflación pero si después solo llegás a pagar el mínimo, las cuotas sin interés se transforman en un costo financiero total que supera el 70% anual.

El mundo de las finanzas parece lejano para el ciudadano medio.

No importa de cuánto sea el ingreso, con buenos hábitos financieros se puede lograr un excedente. Por otro lado, a partir de Internet la Bolsa cambió mucho. Ahora cualquiera que tenga tres mil dólares puede abrir una cuenta en una sociedad de bolsa de Estados Unidos y operar con costos muy bajos desde su casa.

¿En Wall Street?

Operás en el New York Stock Exchange y tenés acceso a la misma información que los operadores de cualquier rincón del mundo. La Bolsa argentina es una de las más chicas de Latinoamérica y su capitalización bursátil es baja: mientras que más del 50% de familias norteamericanas tiene activos que cotizan en Bolsa, solo el 0,4% de los argentinos está en esa situación. Aquí prima la noción de que la Bolsa es timba y en realidad es la inversión que más rindió desde la salida de la convertibilidad.

¿Cómo es la City porteña?

Diría que está delimitada por Alem, 9 de Julio, Avenida de Mayo y Córdoba. El edificio de la Bolsa de Comercio está en 25 de Mayo y Sarmiento, y en la zona están las Sociedades de Bolsa, el Banco Central, la Comisión Nacional de Valores, las casas matrices de los bancos, casas de cambio, las famosas cuevas. Es una zona muy custodiada, sí.

¿Hay plata de verdad o son puros papeles?

Cada vez menos porque el dinero tiende a ser intangible, electrónico. Pero una parte importante de la economía argentina está en negro y se maneja en efectivo. Hay que decir que a las cuevas no van solo los delincuentes, hay empresas importantes que recurren ahí para descontar documentos, por ejemplo.

Y después están ellos: banqueros, financistas, asesores financieros. “Es todo lo mismo, en definitiva, personas que hacen negocios con dinero ajeno”, define en su novela.

Algo que está mal visto pero es un servicio.

No sé si tan mal visto, es valorado socialmente. Los grandes financistas siempre fueron ensalzados por el jet set, salen en las revistas.

Pero los presentan como empresarios, no como financistas. Salvo en la sección Policiales.

Falta la respuesta, sí. Pero no es un tema para esta mesa, ni tampoco para esta sección.


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