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Los buitres de tu bolsillo.

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación.

 

El tema de los holdouts o fondos buitre, como se los suele llamar, acapara gran parte de la opinión pública por estos días, junto con la polémica de si es beneficioso pagarles o no.

El mote de buitres hace alusión a las características carroñeras de esta ave de rapiña, como así también a su simbolismo de codicia, avaricia y crueldad. Pero la característica más importante para relacionar a este animal con situaciones económicas tiene que ver con su capacidad para hallar, gracias a su poderosa vista y desarrollado olfato, animales muertos o moribundos que no pueden defenderse y transformarlos en su alimento.

Dejando de lado los aspectos políticos y macro-económicos del país, esta puede ser una oportunidad especial para reflexionar acerca de los “buitres de tu bolsillo” que atentan contra tus finanzas personales.

¿Quiénes son los buitres que sobrevuelan tu patrimonio buscando dar el picotazo? ¿Qué tan peligrosos pueden ser para tu bolsillo? ¿Cómo hacer para mantenerlos a raya?

Las respuestas a estos interrogantes, a continuación.

Los “buitres” vendedores de proyectos

Tanto en este caso como en los otros que veremos más adelante, los buitres de tu bolsillo poseen la capacidad de detectar la ignorancia financiera de la gente y sacar provecho de ello.

Los “buitres vendedores de proyectos” son aquellos que buscan inversores para sus negocios basándose en engaños financieros de difícil detección por parte de la víctima.

Un ejemplo de ello son los empresarios o emprendedores que buscan personas que tengan un cierto excedente de dinero y que estén buscando invertirlo y les ofrecen su proyecto o negocio acomodando los números a su conveniencia para crear escenarios de ganancia o recupero del capital ficticios.

El ejemplo más común es del “buitre vendedor de proyectos” que se aprovecha de la falta de cultura financiera de su cliente en lo referente al valor temporal del dinero.

El valor temporal del dinero nos marca la diferencia que tiene un peso hoy y un peso mañana, en términos de su poder adquisitivo y teniendo en cuenta las tasas de interés vigentes.

Veamos un ejemplo:

El “buitre vendedor de proyectos” se reúne con un amigo de un amigo que tiene 500.000 pesos que desea invertir en una franquicia de una heladería.

En el plan de negocios que el “vendedor buitre” le presenta para tentarlo le dice que recuperará su inversión en dos años y que a partir de allí será todo ganancia, basándose en los flujos de ventas mensuales de 20.833 pesos promedio que recibirá en los próximos 24 meses (20.833X24=500.000)

En primer lugar, las ventas corresponden a un flujo de dinero bruto, que no tiene en cuenta los costos directos e indirectos necesarios para generarlos. Pero aunque estemos hablando de 20.833 pesos mensuales netos de costos y dado que los mismos están en un horizonte temporal distinto al presente, su valor real difiere de su valor nominal.

Esto es así porque el valor temporal del dinero establece que para calcular el tiempo de recupero de una inversión es necesario traer primero al presente esos flujos futuros de fondos dividiéndolos por una tasa de interés que corresponde al costo de oportunidad del capital.

En este caso puntual, y suponiendo una tasa de costo de oportunidad del 28% (similar a la obtenible en un plazo fijo), para saber el valor presente de eso flujos debo descontarlos uno por uno para recién luego sumarlos y con ello detectar cuánto tiempo me llevará recuperar el capital en términos reales y no nominales.

Dicho esto, para evitar que este tipo de buitres dañe nuestro bolsillo, debemos aprender la importancia del valor temporal del dinero y saber que desde el punto de vista de las finanzas es un error garrafal sumar o restar flujos de fondos que se encuentren en distintos períodos sin antes traerlos a valor presente dividiéndolos por una tasa de interés equivalente a una inversión de características y riesgos similares.

Los “buitres a sola firma”

Prestar dinero no tiene por qué ser considerado como una actividad “buitre”, ya que una economía sin crédito es una economía destinada al fracaso. Que exista dinero para financiar las actividades productivas y el consumo de la población es una característica intrínseca de las economías capitalistas actuales.

Pero los préstamos de dinero pueden hacerse de distintas formas, ya sea buscando una tasa de interés favorable para ambas partes (prestamista y deudor) o bien estableciendo un interés abusivo basado en la necesidad y vulnerabilidad del demandante de fondos.

Los préstamos “a sola firma” hacen alusión a la ausencia de requerimientos crediticios por parte del prestamista para con el potencial deudor.

En este contexto, el “buitre a sola firma” se aprovecha de la dificultad de una persona para poder acceder a los canales de créditos tradicionales prestándole dinero a tasas usureras, obteniendo con ello ganancias exponenciales que son al mismo tiempo pérdidas brutales para el solicitante del préstamo.

En estos negocios, tasas de interés anuales del 150% o más son moneda corriente.

Para poder evitar que este tipo buitres dañe nuestros bolsillos debemos saber que los créditos a sola firma (que generalmente también utilizan el artilugio de estar armados bajo un mecanismo de pago de cuotas bajas pero extendidas en el tiempo) son un camino seguro al default personal y debemos, por ello, evitarlos a toda costa.

 Los “buitres ejecutivos de cuenta”

Cuando se trata de decidir el destino para nuestro excedente de dinero en términos de inversiones, la mayoría de la gente comete el error de delegar esa responsabilidad en un tercero, apelando a una falsa comodidad bajo la excusa de falta de tiempo.

Es así como un ejecutivo de cuenta bancario o bursátil pasa a ser el encargado de decidir el destino inmediato de nuestros ahorros, lo que irremediablemente lleva a un conflicto de intereses entre nuestros objetivos y los del “buitre ejecutivo de cuenta”. Ello sucede porque en esta situación nuestra meta es la de incrementar el dinero que vamos a invertir o aunque sea mantener el poder adquisitivo del mismo. Del otro lado del mostrador, el objetivo del “buitre ejecutivo de cuenta” puede ser totalmente distinto, ya que su ganancia estará dada principalmente por los productos financieros elaborados o comercializados por el banco o sociedad de bolsa para el cual trabaja y que intentará vendernos sin importar demasiado si son los recomendables dado nuestro grado de aversión al riesgo y conocimiento financiero.

Fondos comunes de inversión, futuros de dólar o acciones bursátiles demasiado volátiles pueden ser ejemplos claros de recomendaciones interesadas por parte del “buitre ejecutivo de cuenta”, que se focalizará exclusivamente en su bonus de fin de año (que a su vez dependerá de la cantidad de productos del banco que venda) sin importarle demasiado las necesidades e intereses de su cliente.

Para evitar esto, debemos hacernos responsables del destino de nuestros ahorros investigando y aprendiendo las ventajas y desventajas de los distintos tipos de inversión existentes en el actual contexto económico.

Delegar esto en un tercero termina siendo una comodidad excesivamente costosa.

Conclusión

En la naturaleza salvaje los buitres suelen aprovecharse de una situación tan irremediable como la muerte del animal que se transformará ahora en su alimento.

En la economía actual los buitres que atentan contra nuestros bolsillos, en cambio, focalizan su instinto y experiencia en aquellas presas que sufren de ignorancia financiera, algo totalmente remediable y para nada inexorable.

Mantener alejados a estas aves carroñeras de nuestro bolsillo dependerá entonces de nuestro deseo de superación e instinto de supervivencia financiero, ahora que sabemos cuáles son algunas de sus estrategias de caza predilectas.


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