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7 reglas que tenés que conocer para dominar tus Finanzas Personales.

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación.

Números, porcentajes, cálculos matemáticos…son sólo algunos de los obstáculos imaginarios que suelen crear una barrera muchas veces infranqueable entre las Finanzas Personales y la gente común.

La creencia de que las cuestiones financieras son complejas y reservadas para economistas, contadores o administradores de empresas propician desde siempre el deseo de delegar esa “ardua” tarea en un tercero o directamente dejar todo librado al azar y tratar de hacer lo mejor posible, y las consecuencias de este comportamiento se puede ver en millones de personas que no ahorran y piensan que podrán vivir de la jubilación el día de mañana.

Con el objetivo de saltar ese muro imaginario y demostrar que los números pueden volverse mucho más amigables de lo que la mayoría cree, veremos hoy 7 reglas que tenés que conocer para dominar tus finanzas personales y que pueden ser de gran utilidad para el manejo de tu economía doméstica.

1) Regla 1/3 de los ingresos para préstamos hipotecarios

1/3 de los ingresos equivale al 33% del total. Matemáticamente, se llega a ese número multiplicando los ingresos totales por 0,33. Por ejemplo si gano 20.000 pesos mensuales, el 33% es 6.600 (20.000*0,33).

1/3 de los ingresos es el monto máximo que deberías destinar a la cuota de un crédito hipotecario, y es independiente de lo que te quiera prestar el banco (algunas entidades permiten que llegue al 40% o más del total de tus ingresos).

La idea de auto-exigirse ese límite para el pago de la cuota mensual es poder tener “oxígeno” para cumplir con las otras obligaciones referidas a los gastos fijos y variables que se deben afrontar en el día a día.

2) Regla 70 y la inflación

La regla del 70 es sencilla y muy utilizada en el mundo de las finanzas. Posee una total aplicación en un país inflacionario como el nuestro. La utilidad de la misma está dada en saber cuánto es el tiempo que tarda la inflación en reducir a la mitad el valor real de nuestro dinero.

Todo dinero no invertido está destinado a perder valor a paso acelerado.

El billete de 100 pesos que tenemos hoy en la mano: ¿dentro de cuánto tiempo tendrá un valor real de 50 pesos? Para obtener una respuesta debemos dividir el número 70 por la cantidad de inflación esperada.

Si, por ejemplo, esperamos que la inflación para el presente año y los venideros sea del 35% entonces al dividir ambos números nos daría 2 (70/35). La interpretación es que en dos años, esos 100 pesos tendrán un poder adquisitivo similar al que hoy tiene un billete de 50 pesos.

Es importante tener en cuenta esto, porque todo dinero no invertido está destinado a perder valor a paso acelerado, tal cual lo demuestra esta simple cuenta.

El dinero en pesos guardado “debajo del colchón” en menos de dos años (o antes, si tomamos una inflación anual mayor al 35%) tendrá un poder de compra de exactamente la mitad que ahora.

3) La regla 20/4/10

Esta regla está destinada a saber en que contexto personal conviene o no pedir un crédito para la compra de un automóvil.

Bajo esta premisa, el comprador debe poder realizar un primer pago del 20% del valor del coche, limitar el plazo del préstamo a 4 años y el importe de la cuota al 10% del ingreso mensual (multiplicar el total de ingresos por 0,10).

Cumpliendo estos requisitos, el costo del crédito será más llevadero para tus finanzas personales.

4) La regla del 72 para las inversiones a plazo fijo

La regla del 72 es similar a la regla del 70 pero en este caso nos indica la cantidad de tiempo necesario para duplicar el dinero invertido en función de la tasa de rentabilidad obtenida.

Por ejemplo, si invertimos nuestro dinero en un plazo fijo a una tasa del 23% anual, al dividir 72 por ese número nos da 3,1 (72/23); lo cual quiere decir que para duplicar nuestro capital necesitaríamos 3,1 años. Esto se cumplirá siempre y cuando el interés percibido se capitalice, es decir, sea reinvertido en la misma inversión a la misma tasa.

La regla del 72 puede aplicarse también a la inversa. Por ejemplo, si en vez de dividir 72 por la rentabilidad percibida lo divido por el número de años que pienso invertir el dinero, el resultado será igual a la tasa de rentabilidad necesaria para que ese capital se duplique.

Por ejemplo, si queremos invertir el dinero por cuatro años, dividimos 72 por ese número y el resultado es 18, lo cual nos dice que deberíamos obtener una tasa de al menos 18% anual si pretendemos duplicar nuestro capital en ese lapso.

5) La regla del 120 para inversiones bursátiles

La regla del 120 es usada por los asesores financieros para sugerirles a sus clientes la distinta ponderación de acciones y bonos que tienen que tener en su cartera en función de su edad.

Lo que se hace es restarle la edad al número 120, y esa es la cantidad porcentual que debería invertirse en acciones, mientras que la otra parte debería invertirse en bonos.

Por ejemplo, para una persona de 60 años, la cantidad a invertir en acciones es el 60% de su cartera, que es el resultado de 120 menos 60. El otro 40% debería estar invertido en bonos.

La lógica tiene que ver con que, cuando una persona es joven, puede asumir más riesgos con respecto a sus inversiones ya que en esa etapa el dinero es un bien “renovable”. Aún le quedan muchos años para seguir trabajando y reponerse de una potencial caída en el precio de las acciones que tiene en cartera. Por ello, en el hipotético caso de que un joven de 20 años quiera invertir en la bolsa, siguiendo esta regla se recomienda invertir el 100% en acciones, ya que 120 menos 20 da 100.

En cambio, para una persona de 80 años, el porcentaje a invertir en acciones es de 40% (120-80), ganando mayor ponderación lo invertido en bonos (el 60% restante), ya que claramente a esa edad el dinero ya ha dejado de ser un bien renovable y crece la aversión al riesgo.

6) La regla 50/30/20 para distribuir tus ingresos entre los distintos gastos

La regla 50/30/20 es muy útil para los tiempos de ajuste que corren, ya que nos indica qué porcentaje de nuestro ingreso total debemos asignar a cada uno de los tres ítems de gasto más importantes.

Bajo esta línea de razonamiento, debemos destinar como máximo el 50% de nuestros ingresos a los “gastos necesarios” como vivienda, obra social, comida, impuestos (sobre “bienes necesarios”), transporte, etcétera.

Luego, se recomienda destinar hasta un 30% del total de los ingresos a los “gastos deseados”, como ser gimnasio, mascotas, salidas recreativas, hobbies, etc. Esta área es quizá la más importante de las tres, ya que es aquí donde se suelen cometer los mayores desatinos, que tienen que ver con destinar gran parte de los ingresos mensuales a este ítem influenciados por el poder de marketing de las grandes empresas cuya especialidad es justamente hacernos creer que un bien o servicio “deseable” es “necesario” para nuestras vidas.

Por último, el 20% de nuestro ingreso debería ser destinado a las obligaciones financieras como el ahorro (situación ideal) o pago de deudas si las hubiese.

El desafío aquí está en ajustar las finanzas respetando estos límites establecidos en cuanto a los gastos para no poner en riesgo nuestra economía personal.

7) La regla del 80/20

Wilfredo Pareto fue un prestigioso economista y sociólogo que vivió entre 1848 y 1923, y su contribución a la ciencia se conoce hoy como “La distribución de Pareto” (popularmente conocida como la regla 80/20).

La regla 80/20 nació como una forma de explicar las razones por las cuales el 80% de la riqueza del mundo era producida y obtenida por el 20% de la población mundial, pero luego se descubrió que podía aplicarse la misma proporción a una lista importante de sucesos, como por ejemplo:

El 80% de los beneficios de una empresa proviene del 20% de sus productos y clientes.

El 80% de las ganancias en la bolsa corresponde al 20% de los inversores que invierten en ella.

Y, lo más importante, el 80% de nuestros resultados laborales son producto del 20% de la utilización de nuestro tiempo.

Sabiendo esto, cabe preguntarse: ¿conviene invertir el 80% de nuestro tiempo para lograr un 20% adicional de resultados?

El objetivo pasa por detectar cuál es ese 20% de nuestro esfuerzo que es realmente productivo para potenciarlo y con ello duplicar nuestros ingresos reduciendo a menos de la mitad el tiempo empleado.

Conclusión

Aplicar todas estas reglas en nuestras finanzas personales puede ser una tarea imposible, pero tampoco es ese el objetivo. Incluso puede ser que algunas se contradigan mínimamente entre sí, pero la idea es tener las mismas presentes (imprimirlas y colocarlas en un lugar visible puede ser una excelente acción) y usarlas como un “GPS financiero” cuando estemos evaluando la viabilidad de un préstamo hipotecario, prendario, una inversión o diversos gastos, entre otras situaciones posibles.

Como se ve, existe una forma de amigarse con los números y convertirlos en algo funcional para nuestras aspiraciones y metas financieras en la vida, de manera de lograr unas finanzas más sanas y ordenadas.


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