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Aguinaldo y bono de fin de año: ¿cancelar deudas o ahorrar?

Especial de Nicolás Litvinoff para el Diario La Nación.

Como parte de un acuerdo entre el Gobierno, distintas cámaras empresarias y la CGT, es probable que cientos de miles de trabajadores reciban un bono en efectivo junto con el medio aguinaldo de fin de año. En muchos casos, se notará un excedente de dinero que convendrá administrar de manera eficiente.

Si bien faltan más de dos meses para que estos ingresos extraordinarios se materialicen, en Finanzas Personales sabemos que la planificación temprana es la mejor herramienta para evitar la improvisación y el despilfarro. Sucede que muchas veces uno se deja llevar por impulsos que van contra nuestros intereses económicos.

¿Cuál es el mejor destino que podemos darle a ese dinero? ¿Conviene cancelar deudas o es mejor ahorrarlo?

Para responder estas preguntas debemos primero introducir el concepto de costo de oportunidad, que nos servirá en este caso puntual y en muchos otros que afrontemos en nuestra vida financiera.

El costo de oportunidad

Este concepto económico tiene sus orígenes en una discusión librada a principios del siglo pasado entre los discípulos de Alfred Marshall y los seguidores de la denominada Escuela Austríaca.

Mientras que para los primeros el costo era simplemente un concepto técnico y hacía referencia al gasto necesario para producir algo, para los economistas de la Escuela Austríaca el costo dependía en gran medida de la demanda, que fijaría el nivel de producción.

Esta segunda mirada, en su desarrollo, dio origen a la idea de costo de oportunidad, que en términos económicos sería el costo que se paga al utilizar el dinero para comprar un bien y no otro. Ese costo estaría dado por el valor que le asignamos al bien al que renunciamos para comprar el elegido.

Como la definición puede sonar técnica, vamos a simplificarla ingresando con un ejemplo en nuestro mundo favorito: el de las Finanzas Personales.

Supongamos que una persona tiene ahorrados 200.000 pesos y analiza la posibilidad de montar un negocio minorista. Luego de calcular el costo de la mercadería y el resto de los gastos (impuestos, servicios, etc.), el futuro comerciante llega a la conclusión de que la tasa de rentabilidad que obtendría del capital invertido sería del 20%.

Al mismo tiempo, leyendo la sección económica del diario, se entera que la tasa que pagan las Lebacs (Letras del Banco Central) trepa al 26,75% anual para inversores minoristas.

Con estos datos sobre la mesa, sabe que si opta por destinar su capital al comercio de venta al público el costo de oportunidad que deberá enfrentar es del 6,75%, número que se obtiene de restarle la rentabilidad no elegida a la sí elegida.

Lo mismo sucede a la hora de consumir: cualquier compra importante que hagamos tendrá implícito un costo de oportunidad del 26,75% (semejante al interés que nos pagaría el Banco Central por invertir en Lebacs).

El concepto de costo de oportunidad también nos permite comprender cómo lleva a cabo el Gobierno un ajuste de la economía para bajar la inflación: al mantener las tasas de interés en niveles tan altos, desalienta la inversión en la economía real. Muchos interesados en poner un negocio, ofrecer un servicio o producir un bien, lo pensarán dos veces debido al interés que pagan las letras del Central y los plazos fijos. Buena parte del dinero que podría ir a la economía “real” termina en la plaza financiera.

Pero volviendo al tema que nos interesa, podemos decir entonces que el costo de oportunidad en Finanzas Personales refiere a la rentabilidad que podríamos obtener en una operación alternativa a la que decidimos llevar a cabo, siempre comparando entre activos con plazos y riesgos similares, como pueden ser un plazo fijo y la inversión en Lebacs.

Cancelar deudas o ahorrar: ¿Qué me conviene hacer con el bono y el aguinaldo?

Ahora que incorporamos el concepto de costo de oportunidad, debemos pensar cómo aplicarlo al dilema planteado. Para ello es necesario conocer cuáles son las tasas implícitas en cada una de las opciones.

El cálculo que debemos realizar consta de tres pasos:

  1. Determinar el CFT (Costo Financiero Total) de la deuda contraída: La mayoría de la gente que toma un préstamo desconoce el costo que paga mensualmente debido a que suele mirar erróneamente la TNA (Tasa Nominal Anual), cuando en realidad esa tasa es meramente informativa y no tiene en cuenta otros costos importantes derivados del préstamo, como el IVA que se aplica sobre intereses, el seguro de vida y los gastos administrativos, por nombrar algunos. Por ello, debemos exigirle a la entidad prestamista que nos informe el CFT, que sí tiene en cuenta todos esos ítems y constituye la tasa efectiva que terminaremos pagando por el crédito.
  1. Averiguar la mejor tasa que ofrece el mercado para el dinero del bono y el aguinaldo: Entre las tasas de plazos fijos, Lebacs, Fondos Comunes de Inversión y títulos públicos se puede promediar una tasa del 30% anual, aunque quienes se capacitan tienen mayores chances de obtener rendimientos superiores a la inflación, como el 55% de suba que registra la Bolsa en lo que va del año. Cabe señalar que las expectativas apuntan a menores rendimientos en la Bolsa, pero también a una inflación más moderada.
  1. Comparar el CFT con la tasa de rentabilidad potencial: Así determinaremos el costo de oportunidad. Si el costo total del préstamo tomado es inferior al 30% que rendirán nuestras inversiones, entonces conviene seguir pagando las cuotas mensualmente en lugar de cancelar las siguientes y, a la vez, destinar el dinero del bono de fin de año y el aguinaldo a inversiones atractivas y relativamente seguras. Si el CFT fuese del 25%, el costo de oportunidad de cancelar la deuda sería del 5%, puesto que los instrumentos financieros disponibles en el mercado nos ofrecen 30% de interés. Si, en cambio, el CFT del préstamo fuese superior al 30%, entonces convendría destinar el plus de fin de año a cancelar cuotas.

Conclusión

Hemos aprendido un concepto fundamental que nos puede ayudar a tomar mejores decisiones financieras a diario. Sirve tanto para el caso de los préstamos y las inversiones como para dilemas menores que afrontamos a diario.

Cuanta más información tengamos sobre lo que podemos hacer con nuestro dinero y mejor sepamos interpretarla, más provecho sacaremos de cada situación.

El costo de oportunidad será nuestro aliado para evitar gastos innecesarios y potenciar nuestras finanzas accediendo a las mejores opciones del mercado.


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