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¿Cómo ser financieramente libre sin saber de finanzas?

Especial de Martín Luengas para Estudinero!

¡Ah! ¡Cuánta gente persiguiendo el objetivo de la libertad financiera! Y por otro lado, ¡cuánta gente trabajando de 9 a 18, de lunes a viernes, toda su vida para “retirarse” pasados los 70 años cuando pensar en dar vuelta el colchón para que se gaste parejo o abrir el frasco de mermelada se convierten en tareas agobiantes.

Quiero compartirte algo de lo cual estoy muy seguro pero que quizás te suene contrario a la intuición: el éxito en la administración del dinero tiene muy poco que ver con el saber de inversiones o estar informado acerca del tema. Es la era en la cual hay más información disponible, accesible y gratis acerca de cualquier tema y sin embargo, no veo que haya proporcionalmente la misma cantidad de personas financieramente libres o exitosas en el manejo del dinero.

Y es que, lo que determina nuestra predisposición al éxito o al fracaso tiene más que ver con nuestra psiquis, nuestro paradigma y no tanto con tácticas y estrategias. Para no entrar en definiciones complicadas, un paradigma es la forma en que vemos la vida. Esa forma de ver la vida la vamos aprendiendo a medida que crecemos y nos desarrollamos. Durante los primeros años de nuestra vida, nuestros padres ejercen una influencia importante. Durante los años de adolescencia, nuestros amigos empiezan a cobrar más protagonismo. Y así, nuestro cerebro se va moldeando de acuerdo a nuestras experiencias y al significado que le asignamos a esas experiencias. ¿Qué aprendiste cuando eras chico con respecto al dinero? En tu casa, ¿había problemas de falta de dinero? ¿Había problemas de sobreabundancia de dinero? ¿Cuáles son las ideas que tenían tus padres de la plata, el trabajo, las inversiones? ¿Qué es lo primero que se te viene a la mente cuando escuchas o lees estas palabras: dinero, inversión, ganancia, libertad financiera, bancarrota, pobreza, hambre?

¿Alguna vez te pasó de escuchar el problema de un amigo y decirle: “¡Pero flaco! Lo que tienes que hacer es X, después Y para que obtengas como resultado Z”? ¿Y no te pasó que aunque era la solución más rápida y fácil para su problema, no lo puso en práctica por H o por B?. Bueno, lo mismo te puede estar pasando en el área de las finanzas personales.  Puedes encontrar la solución a tus problemas de dinero (porque información y estrategias sobran) pero quizás haya alguna limitación que tiene más que ver con tu historia que no te está dejando avanzar.

Si lo que aprendimos determina en gran parte si tenemos un potencial constructivo o destructivo en relación a la plata, el problema está, obviamente, cuando la historia que nos contamos sobre el dinero es limitante o destructiva.

  • Vengo de una familia normal… de clase media, así que probablemente yo también sea un ciudadano aleatorio.
  • En la primera de cambio, los bancos te roban la plata. Así que mejor dejar la plata en el colchón.
  • Las inversiones son como ir a jugar al casino, es todo timba.
  • Es muy complicado, mi actividad es X. Yo no estudié economía, contabilidad o administración.
  • Uno trabaja toda la vida y después tiene que rogar que la jubilación le alcance.
  • La vida es así. Siempre me queda mucho mes al final del sueldo.

¿Qué pasa cuando tenemos estas limitaciones?

Nos autoboicoteamos: Lo que pensamos determina lo que sentimos y cómo actuamos. Cuando nuestros pensamientos y esa historia que nos contamos es destructiva, nuestros sentimientos y acciones nos juegan una mala pasada. Aún sin darnos cuenta, la consecuencia de mirar la vida de una determinada manera se concreta y eso nos da la posibilidad de decir: “¡¿Viste?! Te dije que estos cajeros automáticos están creados por el imperio para esclavizarte. Me dice que “el importe elegido ha superado el límite de extracción diario”. ¡Chorros, chorros, devuelvan los ahorros!”.

Nos justificamos: Buscamos una explicación razonable para tolerar nuestra insatisfacción y poder vivir con esa realidad: “Así es como soy yo. Otros tienen éxito porque vienen de una familia de plata o tienen más contactos por haber ido a tal o cual escuela”.

Nos conformamos: Nos acostumbramos a vivir en el barro y la chance de un cambio se va alejando cada vez más. Conformarse es tomar la forma de algo. El ser humano está intrínsecamente inclinado a crecer. Eso quiere decir que fuimos dotados de las ganas y el potencial de ser cada vez más influyentes, aumentar nuestros ingresos, desarrollar actividades que nos trasciendan, tener relaciones profundas y significativas con la gente que amamos. Si nos estamos conformando con algo que queda a mitad de camino, quiere decir que nos estamos alienando y no cumpliendo el propósito por el cual estamos en esta tierra.

¿Cómo cambiar nuestra historia?

Sería ingenuo pensar que leyendo un artículo puedas instantáneamente cambiar tu forma de ver la vida. Pero si esto te sirve como disparador y por lo menos puedo dejar en claro que no se trata de tener información o tácticas sino de que todo nuestro ser (alma, cuerpo y espíritu) esté predispuesto al éxito, creo que puedes empezar un camino de cambio que sin dudas tendrá final feliz.

Quiero sí, contarte sobre la relación que existe entre el cuerpo y el cerebro porque es una herramienta poderosa para disparar un cambio efectivo en nuestra forma de ver la vida. El cerebro es el que comanda nuestro ser. Nuestras neuronas fueron enseñadas a reaccionar de manera determinada frente a ciertos estímulos y a causa de la repetición de ese proceso (estímulo, pensamiento, sentimiento y acción), esa reacción aprendida puede estar muy arraigada dentro nuestro. Es como cuando en un camino de tierra, luego de la lluvia, se forma una huella profunda por el paso de los autos. Si uno intenta atravesar ese camino con un vehículo, le resultará muy difícil hacerlo por fuera de las huellas ya marcadas. Por el contrario, si uno suelta el volante es muy probable que siga por el camino trazado, aunque haya curvas. De la misma manera, nuestro cerebro está acostumbrado a seguir una determinada ruta cuando se  le presentan distintos estímulos.

A pesar de lo difícil del cambio, hay estudios científicos que demuestran que una acción forzada en nuestro físico, puede provocar un cambio en nuestro estado emocional. Por ejemplo, según la hipótesis de la retroalimentación facial, alguien que se fuerza a sonreír puede efectivamente sentir el mismo efecto emocional de la felicidad ya que el cerebro libera endorfinas como consecuencia del movimiento de los músculos de la cara (sin distinguir si es una sonrisa forzada o natural).

De la misma manera, y gracias a los nuevos descubrimientos sobre la plasticidad del cerebro, podemos gatillar un cambio en él a partir del físico. Por ejemplo, cuando nos damos una ducha o baño frío, los vasos sanguíneos superficiales se contraen, se aceleran la circulación y la frecuencia cardíaca. Una vez terminado, el cuerpo tiende a volver a la normalidad dilatando los vasos sanguíneos dando lugar a la relajación muscular. La activación del sistema circulatorio provoca que llegue oxígeno a los tejidos, trayendo como consecuencia mayor energía y tonificación. La ducha fría, así como el ejercicio físico en general, es como un “reseteo” del cuerpo que tiene impacto en nuestra mente. Podemos estar más alertas y enfocados para generar los cambios que deseamos.

Cuatro pasos para comenzar el cambio

Resetear. Comienza a integrar conscientemente el ejercicio físico como parte de tu proceso interno de pensamiento. Somos seres integrales (espíritu, alma y cuerpo) y podemos aprovechar el movimiento para disparar cambios en nuestro cerebro.

Identificar. Es necesario identificar el paradigma que domina nuestros pensamientos con respecto al dinero. No es fácil la introspección. La velocidad para identificar cosas que están muy dentro nuestro depende de cuán conectados estemos con nuestro ser interior y con cuánta frecuencia hagamos este tipo de ejercicio. En principio, comienza a hacerte preguntas sobre cosas que hasta este momento dabas por sentado. ¿Por qué ordeno los billetes con todas las caras de los próceres para el mismo lado? (chiste). Habla con integrantes de la familia para intentar indagar en esa historia que te fue formando.

Evaluar. Una vez que sabemos dónde estamos parados, es necesario evaluar si ese paradigma es constructivo o no. Busca evidencia a favor y en contra de ese paradigma. ¿Cuántas pruebas se necesitan para refutar una hipótesis? En el mundo científico basta con una. ¿Existe aunque sea una persona que dadas las mismas circunstancias haya tenido un camino diferente al mío?

Decidir. Habiendo identificado y evaluado tu paradigma, decide si es algo con lo que quieres vivir el resto de tu vida. Atención: después de este análisis te va a ser muy difícil echarle la culpa sobre tu situación a algo externo. Así que si estás cómodo sentado al lado del camino viendo como otros son protagonistas, no hagas nada de esto.

Cuanto antes hagas esto, antes vas a estar en el camino hacia la libertad financiera. Hay muchas formas de invertir. La bolsa argentina en los últimos años fue la inversión más rentable. Invertir en la bolsa casi con seguridad te requerirá un cambio de paradigma. Para tener buenos rendimientos en forma constante no sólo eso es necesario, sino tener también una estrategia acorde. El control de tus pensamientos y emociones puede ser lo que te distinga como inversor. Los beneficios los disfrutarás en el presente porque verás crecer tus ingresos. Y con ello puedes hacer lo que quieras. Contesta estas cuatro preguntas y sabrás cuál es tu punto de partida.


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