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Finanzas invisibles: nociones básicas de dinero que tenés que manejar.

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación.

Si tu nivel de cultura financiera es medio o avanzado, no pierdas tu tiempo en leerme hoy. Seguí invirtiendo. Es lo que sabés hacer.

Si, en cambio, nunca le prestaste demasiada importancia al dinero y cómo administrarlo, quedate un ratito leyendo esta columna, te puede venir bien.

Todos los días nos involucramos sin darnos cuenta en lo me gusta llamar las “finanzas invisibles”: decenas y hasta cientos de operaciones financieras que llevamos a cabo cotidianamente y que tienen incidencia directa en nuestra economía, nuestra vida y nuestro futuro.

Hablo de decisiones que tomamos a la hora de viajar (¿moto, auto, tren, colectivo o taxi?), pagar un impuesto (¿ahora o más adelante?), pedir un adelanto de sueldo (¿para pagar qué cosa?) o incluso comer (¿cocinar en casa, pedir al delivery o salir?).

A continuación, repasaremos conceptos básicos para mejorar tu relación con el dinero y leerás mis opiniones, porque pienso fijar posturas que te ayuden ahora mismo. Te presento el nuevo glosario financiero que le agregará valor a tus “finanzas invisibles”:

Plazos fijos: Realizar una colocación a plazo fijo quiere decir depositar dinero en un banco privado o estatal durante un plazo de tiempo determinado. Una vez finalizado ese plazo, el banco te devuelve el dinero invertido más un extra, que son los intereses. Si no retirás los intereses y los reinvertís junto con el capital inicial (el dinero colocado en un principio a plazo fijo), se dice que estás “capitalizando” la inversión, puesto que estás sumando los intereses al capital inicial e invirtiendo más dinero que antes.

A medida que pase el tiempo y reinviertas los nuevos intereses obtenidos, la ganancia crecerá exponencialmente dado que el banco te pagará intereses sobre el capital inicial y también sobre los intereses reinvertidos (interés compuesto). Esto es importante tenerlo en cuenta porque muchos sostienen que “interés compuesto mata inflación”.

Por supuesto, todo depende del nivel de inflación existente y de las tasas de interés que pagan los bancos. Si la inflación es muy superior a esas tasas, difícilmente el interés compuesto mate a la inflación, pero si la inflación es levemente superior a las tasas, entonces es posible que le empates y le ganes gracias a la “magia del interés compuesto”.

La ventaja de esta inversión es el bajo riesgo de pérdida del capital y la facilidad con que puede realizarse a través del sitio web del banco. La desventaja es que hay que inmovilizar el capital por un período extenso (hoy mínimo tres meses para conseguir una tasa razonable), con lo cual se pierde la posibilidad de cambiar de estrategia ante, por ejemplo, una eventual disparada del dólar.

De todos modos, constituye una buena alternativa para quienes no saben cuidar sus ahorros y, si los tienen a mano, los malgastan. También, para quienes desean invertir su dinero por primera vez.

Actualmente, existen los Plazos Fijos Ajustados por UVI (Unidades de Vivienda) que representan una alternativa de inversión ante la inflación.

Préstamos bancarios, préstamos a sola firma y financiación con tarjeta de crédito: En el universo de las deudas, no todas son iguales. No es lo mismo pedir un préstamo hipotecario en un banco que financiar compras con la tarjeta de crédito o solicitar un crédito al consumo en una cadena de electrodomésticos.

Podemos convenir que hay tres tipos de deudas ordenadas por orden de conveniencia: Deuda Tercerizada, Deuda Subsidiada y Deuda Ordinaria.

La Deuda Tercerizada es aquella que se toma para realizar una inversión. Es el producto de esa inversión el que termina pagando la deuda y no el deudor. Vamos con dos ejemplos: puedo pedir un préstamo para comprar una casa y ponerla en alquiler temporario a través de Airbnb o sacar un crédito para comprar un auto ponerlo a trabajar en una agencia de remises.

La Deuda Subsidiada es la que se consigue en bancos estatales, donde el Estado paga parte del costo financiero con el objetivo de facilitar el acceso de la población a la vivienda. En la Argentina, tomar deuda a largo plazo a tasa subsidiada suele ser un muy buen negocio.

La Deuda Ordinaria es la que se toma para consumo o para “tapar agujeros”. Los prestamistas suelen seducir al público ofreciendo “cómodas cuotas”. El tema es que el interés real detallado en el Costo Financiero Total (CFT) suele rozar la usura y en algunos casos incluso puede superar los tres dígitos (existen CFTs con intereses superiores al 100% anual en pesos).

Te lo recomiendo: no te dejes llevar por impulsos. Cuando encuentres préstamos que parecen atractivos, corroborá que se trate de cualquiera de las dos primeras opciones y evaluá seriamente la oportunidad. No siempre los negocios que prometen ganancias salen bien y no siempre contamos con dinero como para continuar un proyecto para el que nos prestan solo una parte del capital.

Fondos Comunes de Inversión: Los FCI representan una excelente opción para el inversor minorista gracias a su diversificación y liquidez (la posibilidad de entrar y salir rápidamente de la inversión). En este cuadro verás algunas opciones de fondos que invierten en LEBACs (Letras del Banco Central), Fideicomisos Financieros y otros instrumentos de riesgo menor incluso al del Plazo Fijo que rinden hasta 25% anual en pesos y cuentan con la ventaja de que permiten retirar el dinero casi de inmediato. La capitalización aquí es automática dado que estos fondos están compuestos por cuotapartes que van ganando valor a medida que se perciben los intereses de los activos que tienen en cartera.

Bonos del Estado y ON: Un bono es simplemente una promesa de pago a futuro estipulada de antemano. En nuestro país se les llama Bono cuando el emisor es el Estado Nacional, una provincia o un ente público y ON (Obligación Negociable) cuando se trata de una empresa privada que busca financiación en el mercado.

El dato más importante a tener en cuenta es la TIR (Tasa Interna de Retorno) que ofrece el bono, junto con el riesgo de no pago o quiebra de su emisor.

Salvo en casos extremos como el default de 2001, la mejor estrategia consiste en comprar este tipo de instrumentos (a través de una Cuenta Título creada en nuestro banco o por intermedio de una Sociedad de Bolsa) y quedárselos hasta el vencimiento, cobrando los cupones (intereses) detallados en el contrato de emisión del bono. En los casos más simples, los cupones suelen cobrarse dos veces por año y el capital se percibe al vencimiento del bono.

En este cuadro podrás ver las últimas cotizaciones. Antes de adentrarse en este mundo, lo mejor es informarse, conocer los tipos de bonos que cotizan en el mercado y consultar a un ejecutivo de cuenta sobre las tasas (TIR) que ofrecen. Los “Prospectos de Emisión” pueden descargarse en la página citada más arriba o en Bolsar, el sitio de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.

Refinanciación de deudas: Cuando una persona deja de pagar por un tiempo las cuotas de un préstamo, la empresa acreedora suele ofrecer una refinanciación de la deuda. Allí se abre una etapa de negociación donde no hay por qué aceptar la primera propuesta. Muchas veces, esta primera oferta incluye cuotas más bajas pero una notable extensión del plazo durante el cual se le debe pagar dinero al prestamista.

Sucede que las empresas, a pesar de que tratan con un deudor en situación complicada, buscan mejorar sus ingresos especulando con la necesidad o la culpa del moroso y pretenden maquillar como bueno un plan de pagos aún más difícil de cumplir.

Conclusión

Hemos visto solo algunas de las nociones básicas para quienes deseen comenzar a organizar sus finanzas e invertir sus ahorros. Sin embargo, mucha gente las ignora y el solo hecho de pasar a conocerlas puede marcar un antes y un después en su vida financiera.

Mediante una lectura concienzuda de diarios, libros y sitios web serios y un repaso de los links propuestos, todos aquellos que estén dispuestos pueden cambiar su relación con el dinero porque las “finanzas invisibles”, si se manejan bien, pueden dejar de ser dañinas y pasar a ser beneficiosas en cuestión de días u horas.


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