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Finanzas nominales, angustias reales.

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación.

Un error muy común de aquellos que no poseen cultura financiera es pensar y hablar sobre dinero en términos nominales en lugar de razonar en términos reales.

Esta visión distorsionada de la realidad lleva a tomar decisiones y sacar conclusiones equivocadas, con lo que uno termina sufriendo daños que no esperaba y perdiéndose en ese laberinto social que lo lleva a dedicarse más a proyectos de terceros que a los propios.

En esta columna, vamos a comprender con tres ejemplos por qué el camino errado de los “nominalistas” conduce a angustias reales y reflexionaremos acerca de por qué las cosas no siempre son lo que parecen.

Cambiemos el chip: La comodidad de la ignorancia sale muy cara en el mundo financiero. Siempre podemos manejarnos mejor a la hora de hablar de sueldo, préstamos e inversiones.

1) Sueldo mensual versus ingresos por hora trabajada

Patricio es diseñador gráfico y trabaja desde su casa un promedio de 24 horas semanales repartidas en tres días de ocho horas. Por cada hora trabajada cobra 260 pesos. Su ingreso mensual ronda los 25 mil pesos.

Roberto también es diseñador, aunque trabaja en relación de dependencia en una empresa de Internet de lunes a sábado. Son 8 horas por día más 2 de viaje entre ida y vuelta. Su salario es de 45 mil pesos por mes.

A simple vista parece que Roberto se encuentra en una mejor situación que Patricio puesto que, si bien trabaja más, gana casi el doble.

Pero esta es una conclusión nominal basada en las cifras en términos absolutos. Por lo tanto, es errónea. El ingreso de Roberto relativo a las horas trabajadas (240 por mes) es de 187,50 pesos por hora, un 30% menos que Patricio.

Se trata de un ejemplo que aplica a la vida real en la mayoría de los casos. En general, resulta muy difícil encontrar a un profesional asalariado percibiendo más por hora trabajada que otro free-lance de similar formación y experiencia.

Comprar al por mayor siempre fue más barato, pero vender nuestras horas “al por mayor” no solo nos empobrece sino que además nos deja sin el bien más preciado que tenemos: el tiempo.

Comenzar a pensar y actuar en función de nuestros ingresos por hora es la mejor manera de aumentar nuestro capital y nuestro tiempo libre.

2) Tasa Nominal Anual versus Costo Financiero Total

Rafael quiere comprar su primera vivienda y, después de visitar distintos bancos, debe elegir entre dos opciones: el banco A, que le ofrece un préstamo con una Tasa Nominal Anual (TNA) del 33%, y el banco B, que le asegura un crédito con TNA del 37%. Sin pensarlo, firma en las oficinas del A sin percatarse que la TNA le da una información parcial del costo real del préstamo, debido a que no comprende los gastos administrativos por el otorgamiento del crédito, el IVA sobre intereses y el pago de un seguro de vida para garantizar a la entidad prestamista el cobro del dinero prestado al deudor.

Si Rafael hubiese sabido que mediante el Costo Financiero Total (CFT) se puede conocer el costo real del préstamo, habría actuado de manera muy diferente, dado que los costos administrativos y el seguro de vida del banco A son más caros que los del B. La CFT del A es del 60%, mientras que la del B no supera el 54%. Entender permite ahorrar.

Por supuesto, el sistema no nos alienta a formarnos en la materia. Hacé la prueba: Preguntale a tus amigos y conocidos que hayan tomado un préstamo cuál es el CFT que pagan. Probablemente, la mayoría te mirará como si estuvieses hablando en chino. La gente no sabe a qué tasa real se endeuda.

3) Stock versus flujo

Guillermo es dueño de tres departamentos en la Ciudad de Buenos Aires valuados en 150.000 dólares cada uno. Actualmente los alquila y obtiene una renta del 3,5% anual, descontados los gastos.

Diego, por su parte, tiene 250.000 dólares invertidos en diferentes activos que cotizan en la Bolsa de Nueva York. En su cartera hay bonos corporativos, acciones, acciones preferentes y fondos comunes de inversión. Su rentabilidad promedia el 9% anual (algunos años gana más, otros años gana menos, pero el promedio de los últimos 10 años es del 9% por año).

Guillermo tiene casi el doble de ahorros que Diego. Sin embargo, el flujo de fondos que recibe el primero por los alquileres es de 1312 dólares mensuales (15.750 anuales), contra 1875 dólares mensuales (22.500 anuales) que percibe Diego.

Además, Guillermo tiene un nivel de gastos de un tipo que se precia de contar con “casi medio palo verde en ahorros”, mientras que Diego es un poco más humilde en sus erogaciones.

¿Quién es más rico, Guillermo o Diego? Diego, a pesar de tener menos capital acumulado que Guillermo, lo invierte mejor y percibe en dinero casi un 43% más que “Willy”, como le dicen sus amigos de tenis. Además, Diego, de conductas más austeras, acumula ahorros que le permiten incrementar su capital y sus inversiones año a año.

Como vemos, las apariencias no siempre nos permiten saber quién está administrando mejor su capital o es más rico en términos reales.

Conclusión

La moraleja es la misma para los tres ejemplos que brindamos: las finanzas nominales llevan a angustias reales. Siempre que te hablen de un resultado “nominal”, deberás interpretarlo mejor para determinar si realmente es tan bueno como dicen, si la operación conviene o no conviene.

No pagues con sangre, sudor y lágrimas la comodidad de no averiguar qué hay detrás de los números que te venden.


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