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Ether, el dinero inteligente

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación

El 23 de abril de 2013 escribí sobre el Bitcoin en esta columna. En ese momento su valor era de 100 dólares. La historia es conocida: hace poco más de un mes, en diciembre del año pasado, el Bitcoin llegó a valer 20.000 dólares por unidad. A pesar de un comienzo de año con fuertes caídas, las expectativas futuras para el Bitcoin y el naciente criptomercado siguen siendo positivas en el mediano y largo plazo.

Quiero contarte ahora sobre el Ether, que es el activo nativo (o la moneda de cambio) de la red Ethereum, y representa un paso superador del Bitcoin al darle vida al “dinero inteligente y programable”, basado en un sistema conocido como smart contracts (contratos inteligentes).

Para los que es la primera vez que escuchan este concepto, comenzaremos explicando desde cero qué es y cómo surge la red Ethereum, el “hijo nerd” del Bitcoin, que tiene ambiciones mucho más fuertes que su padre: más que una moneda de cambio o reserva de valor, apunta a convertirse en una nueva Internet más inteligente y descentralizada, una nueva plataforma global de transacciones y producción tecnológica.

Ethereum: nacimiento y misión

Nace como una red global descentralizada de computadoras transparente, accesible y resistente a la censura (regulación), y basa sus cimentos en la blockchain, la red descentralizada y manejada por los mismos usuarios a la cual el Bitcoin dio vida en 2009.

Ethereum fue lanzada en enero de 2014 por el ruso canadiense Vitalik Buterin, un genio de 24 años (tenía 20 cuando fundó Ethereum) quien anteriormente había sido uno de los más entusiastas seguidores del Bitcoin.

Al no tener la palabra “Coin” en su nombre, se puede pensar que Ethereum es el primer criptoactivo pensado bajo el concepto de criptocomodity: organizaciones basadas en la blockchain que ofrecen sus plataformas para que otros criptoactivos puedan “fabricar” sus productos, apalancándose en su infraestructura y utilizando para el intercambio su activo nativo (el mencionado Ether, cuyo valor hoy es cercano a los 900 dólares). Para entender un poco mejor este concepto se puede hacer una analogía con Apple: Las app que se encuentran en el Apple App Store no están construidas basadas en su propio sistema operativo sino que utilizan el sistema operativo de Apple. De la misma manera, nuevos emprendimientos tecnológicos que corren sobre blockchain utilizan la red de Ethereum para darle vida a sus servicios

Su rasgo distintivo más importante es el agregado de transacciones condicionales (conocidas como smart contracts o contratos inteligentes), que remiten a una cierta lógica programada anteriormente en código que facilita a su vez la autonomía operativa. ¿Qué son y cómo funcionan los smart contracts?

Smart contracts: el nacimiento del dinero inteligente

Para entender un smart contract debemos tener bien en claro primero que es un contrato: un acuerdo entre dos o más partes en donde se define lo que se puede hacer, cómo se puede hacer, qué pasa si algo no se hace. Un contrato establece las reglas de juego que permite, a todas las partes que lo aceptan, entender en qué va a consistir la interacción que van a realizar.

Hasta ahora los contratos han sido documentos verbales o escritos, sujetos a las leyes y jurisdicciones territoriales, y en ocasiones requiriendo de escribanos, autorizaciones, es decir, altos costos, tiempo y mucha burocracia.

Un contrato inteligente, en cambio, se programa de manera tal que sea capaz de ejecutarse y hacerse cumplir por sí mismo, de manera autónoma y automática, sin intermediarios ni mediadores. De tal manera, estará habitualmente lleno de instrucciones y condiciones propias del código informático. Esas instrucciones seguirán el patrón típico de: “Si esto ocurre, haz eso. Pero si no ocurre, haz esto otro”, y tendrá validez sin depender de las autoridades debido a su naturaleza: es un código visible por todos y que no se puede cambiar al “correr” sobre la tecnología blockchain, la cual le da ese carácter descentralizado, inmutable y transparente. Una vez iniciada la ejecución del contrato, las partes dejan de tener control sobre su cumplimiento

Veamos a continuación algunos simples ejemplos de lo que este cambio de paradigma podría significar.

Cinco ejemplos de los potenciales beneficios que el dinero inteligente puede crear:

  1. Compramos un coche Tesla que se maneja solo entre 10 personas. Se programa para que mediante los smart contracts cada uno pagará los gastos proporcionales al tiempo que utiliza el vehículo.
  2. Perdemos un vuelo de conexión en el medio de un viaje porque el avión que nos llevaba se retrasó en su partida. Mientras vemos como el avión que teníamos que tomar despega, nos llega un mensaje de devolución del importe pagado y posterior compra de boleto aéreo en el siguiente vuelo a nuestro Smartphone, ya que el ticket aéreo comprado tenía embebido un smart contract que decía que si no abordamos ese avión por un retraso del cual la aerolínea fuese responsable, automáticamente la misma empresa gestionaba la solución al problema.
  3. Cada electrodoméstico que tenemos en nuestra casa tiene una wallet (billetera virtual) cargada con Ethers mediante los cuales le paga a la empresa energética por la energía consumida, con lo cual podemos saber con exactitud cuánto consume cada artefacto.
  4. Un banco nos presta dinero con la condición de almacenar como contrato inteligente dentro de la cadena de bloques la información y claves de acceso a la garantía que dejamos como colateral, estableciendo que las cuotas deben ser pagadas el día 5 de cada mes. Si a las 00:01 horas del día 6 no hemos pagado la cuota de ese mes, el banco accede automáticamente a la garantía tomando posesión de la misma (esto que puede sonar muy leonino pero podría hacer que bajen sensiblemente los costos de los préstamos al otorgar garantías más confiables y líquidas).
  5. Compramos un producto por Internet peer to peer (persona a persona) y el dinero queda retenido en un smart contract sin necesidad de intermediario alguno. El smart contract hace un trackeo del envio del producto y cuando el correo informa que el mismo fue entregado en nuestro domicilio, se transfieren automáticamente el dinero al vendedor.

Conclusión

Los ejemplos vistos anteriormente son sola la punta del iceberg: la aplicación que el dinero inteligente puede tener en un futuro cercano y la revolución que esto puede traer en nuestras vidas es inconmensurable.

Ethereum es la pionera en este tipo de desarrollo y se sabe que el que pega primero pega dos veces, pero al mismo tiempo existen otras empresas incipientes como Cardano o NEO que también pueden ser consideradas criptocomodities, poseen sus propias monedas o activos nativos y tienen propuestas superinnovadoras y disruptivas en este campo.

¿Estaremos recordando con nostalgia en el año 2023 la primera vez que hablamos de Ethereum, el dinero inteligente y los smart contracts, como sucedió con el Bitcoin en su momento? Tengo fuertes argumentos para creer que sí, pero sabemos que la evolución humana en general y la tecnología en particular poseen características y hechos impensados y muy difíciles de predecir.

Muchas cosas pasaron desde que los habitantes de Lydia, un pueblo del Asia Menor inventaron allá por el siglo VIII A. C. las monedas de oro y plata. En un mundo cada vez más digital y complejo, quizá estemos ahora ante la oportunidad única de observar en frente de nuestras propias narices el nacimiento del “dinero inteligente”.


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