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Cinco formas de dolarizarte sin comprar dólares

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación

La fiebre por el dólar, siempre latente en la vertiginosa economía argentina, recrudeció de la mano de ese círculo vicioso tan nuestro que indica que, si hay dudas sobre el futuro, conviene comprar dólares, y que, si todos los que pueden compran dólares, conviene seguir comprando porque esas dudas se transformarán en crisis.

Pese a todas las pálidas, la buena noticia es que durante la corrida cambiaria los depósitos en los bancos no solo no decrecieron sino que aumentaron. El dato habla de cierta confianza de la población hacia el actual sistema bancario y la conveniencia de poner los dólares a trabajar o mantenerlos a la vista en lugar de esconderlos debajo del colchón o en una caja de seguridad, aun conociendo los riesgos que ello implica.

Dicho esto, en la columna de hoy repasaremos las cinco mejores alternativas para dolarizar ahorros sin tener que comprar dólares en billete.

Títulos públicos en dólares

Nos referimos a la compra de bonos emitidos por el Estado. Se pueden operar tanto en pesos como en dólares a través de un banco o sociedad de Bolsa. Pagan un interés en dólares y, si se mantienen hasta el vencimiento, saldan el capital también en moneda estadounidense. Para quienes confíen en que el país no volverá a caer en cesación de pagos ni renegociar el monto de su deuda, los bonos constituyen una forma de comprar dólares a un precio más bajo que en el mercado de cambios. También se puede ganar (o perder) dinero con ellos si se los vende en el mercado, aunque quienes los adquieren con moneda local deben saber que, de liquidarlos antes de tiempo, recibirán pesos y no dólares.

Actualmente, el rendimiento anual en dólares que ofrecen los bonos argentinos supera en muchos casos el 10%, una tasa muy alta en comparación con lo que pagan la mayoría de los títulos de deuda en el mundo. El mal paso de la economía, el recuerdo aún fresco del default y los distintos conflictos diplomáticos externos generaron en las últimas semanas fuertes bajas en su cotización, al punto que el bono que vence en 2025 se negocia hoy por debajo de los 30 pesos por dólar que promete pagar. Además, el título ofrece un interés anual de 5,75 dólares por cada 100 adquiridos.

Letes

Las Letras del Tesoro de la Nación son instrumentos muy parecidos a los bonos: se pueden comprar en pesos o en dólares y al vencimiento saldan todo en dólares. A diferencia de los bonos, se pactan a un precio inferior al que dicen valer y en esa brecha radica el interés que cobrará el comprador una vez que venzan las Letes.

Su plazo de vencimiento suele variar entre unos pocos meses y períodos a penas superiores a un año. Se pueden suscribir de manera sencilla vía home banking y, debido a su corta vida y el menor riesgo de default que se les adjudica, su variación de precio suele ser acotada. Estas características favorables a la vez generan una desventaja respecto de bonos de mayor plazo: su rendimiento suele ser menor. En la última licitación, la tasa marcó el récord de 5,25% anual. El mayor peligro radica en que el FMI le suelte la mano al Gobierno y este no pueda honrar los vencimientos.

Plazo fijo en dólares

Hablamos de las colocaciones tradicionales que ofrecen los bancos, aunque en lugar de hacerlas con pesos, pactarlas con el dinero depositado en las cajas de ahorro en dólares. El plazo mínimo de colocación son 30 días y el importe mínimo suele rondar los 1000 dólares. La principal ventaja es que carece de volatilidad: ya sabemos de antemano exactamente cuándo recibiremos el dinero y cuál será el monto a percibir. Además, la operación puede hacerse por Internet. Las principales desventajas radican en que la tasa de interés a recibir suele ser bastante baja (aunque varía mucho según el banco) y en general no supera el 1,5% anual para los depósitos a 30 días y el 2,25% para las colocaciones a un año. Por otra parte, hay que esperar al vencimiento para poder hacer uso del dinero, lo que conlleva el riesgo de un quiebre del sistema financiero local o del banco donde fue realizado el plazo fijo. Por ahora, los bancos vienen soportando muy bien el estrés financiero.

Futuros de dólar

La operación consiste en un contrato donde el inversor se compromete a pagar a futuro una determinada cantidad de pesos por dólar en el mercado garantizado del ROFEX . Para operar dólar futuro es necesario abrir una cuenta previamente en ese mercado.

Se trata de una operación muy utilizada por quienes quieren garantizarse un precio del dólar a una fecha determinada, sin importar si ganarán o perderán en la comparación con el precio que alcance la divisa a esa fecha.

También, por quienes observan que las tasas en pesos están relativamente altas y deciden especular en moneda nacional licitando Lebacs y, al mismo tiempo, pretenden evitar el riesgo devaluatorio. Por ejemplo, un inversor financiero puede vender sus dólares porque considera que la divisa subió mucho, licitar Lebacs con sus pesos y, a la vez, comprar dólar futuro. Si realiza bien los cálculos, al término de la operación tendrá más pesos para comprar más dólares que los que tenía en un principio. Esto es lo que los expertos del mercado llaman asegurarse una tasa en dólares.

Por supuesto, siempre hay que contemplar el pago de comisiones por cada operación. La mayor desventaja es que se necesita cierto grado de conocimiento financiero para operar eficazmente este instrumento y el mayor riesgo radica en una eventual baja del dólar.

Cedears

Los Certificados de Depósito Argentinos son acciones de empresas extranjeras que cotizan en pesos en el mercado local. Su valor de mercado se encuentra atado a la variación del precio de las acciones de la empresa emisora, sea en Estados Unidos u otro país del exterior. Se negocian a través de la cuenta comitente del banco o de una sociedad de Bolsa.

Como son activos que responden a lo que sucede en el exterior con la acción, protegen a los inversores de la devaluación del peso.

Si bien en tiempos de calma cambiaria no son tan líquidos como varias de las acciones locales y a veces cuesta encontrar comprador o vendedor del otro lado del mostrador, operan de forma similar a una acción, por lo que los inversores pueden operarlos cuando quieran. Es decir, no existe un plazo mínimo ni máximo de permanencia.

La principal contra pasa por su naturaleza: son acciones y, como tales, suelen ser muy volátiles (suben o bajan de precio todos los días). Uno puede adquirir cedears de Google, Apple, Citigroup u otra firma de su interés. Así se atará a la cotización del dólar, pero también a la suerte de esas empresas en la Bolsa de Nueva York, por lo que no se trata de una inversión libre de riesgo y es posible sufrir pérdidas tanto en dólares como en pesos.

Eso sí, en caso de crisis sistémicas locales como la de 2001, no habrá pesificación compulsiva que afecte esa inversión.

Conclusión

Como se puede apreciar, existen distintas opciones para dolarizarse sin hacerse de billetes verdes. Algunas ofrecen intereses atractivos y se consiguen mediante el pago de comisiones muy bajas comparadas con la brecha del 4 o 5% que fijan los bancos y las casas de cambio para los precios de compra y de venta del dólar.

Realizar algunas pruebas con capitales mínimos y diversificar la inversión eligiendo dos o tres opciones parece lo más adecuado para quienes desean ir conociendo el paño y a la vez protegerse de eventuales devaluaciones.

Esperemos que en un futuro cercano podamos volver a analizar inversiones en pesos. Por ahora, parece más prudente adoptar una postura defensiva y cuidar el poder adquisitivo de nuestros ahorros.


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