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Tomar deuda para pagar la tarjeta: qué hacer cuando la economía familiar no cierra.

En algunas fintech, creció más del 30% la cantidad de personas que pide préstamos para consolidar deudas; cuándo es conveniente decidir. Sofía Terrile, La Nación.

Endeudarse para pagar deuda: por escasez de ingresos o por excesos en el consumo , cada vez más argentinos caen en la redundancia financiera y así intentan llevar calma a sus cuentas. En 2018, las compañías locales que otorgan préstamos personales notaron un aumento en la cantidad de clientes que pidieron ayuda para poder pagar la tarjeta de crédito.

A tasas que llegan hasta el 390%, los argentinos recurrieron a las empresas que otorgan créditos personales para la “refinanciación y consolidación de deudas y tarjetas de crédito”. En 2018, por ejemplo, en la fintech (compañía que une finanzas con tecnología) Afluenta creció un 31% la cantidad de personas que solicitaron este tipo de préstamos.

“Este crédito quedó situado, al finalizar el año, en la primera posición de los destinos de mayor demanda y desplazó al crédito por refacción y construcción de viviendas”, señalaron voceros de la compañía. El monto promedio solicitado fue de $57.700 -con un Costo Financiero Total (CFT, el costo real del crédito, incluye tasas y otros gastos, como los operacionales) promedio del 145%- y el ingreso promedio que declararon los solicitantes fue de $37.000.

Para dar un parámetro de comparación, las remuneraciones promedio del sector privado asalariado fue en septiembre -último mes disponible en la información que da la secretaría de Trabajo sobre la base del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA)- de $31.898 brutos.

En el último trimestre del año pasado, en otra fintech, Wenance, la “participación de créditos para el pago de deuda” avanzó un 20%, con un CFT mínimo de 168% y un máximo de 390%. La compañía de préstamos personales Plenti también reportó un aumento de entre el 7% y el 12% en la cantidad de solicitudes para “pagar el mínimo de la tarjeta”.

“En 2018 se pudo ver un incremento intensivo del uso de las tarjetas de crédito y de sus cuotas no fijas y con intereses extremadamente elevados. Destacamos estos dos adjetivos que hacen que el uso de la tarjeta para muchos haya sido el mal hábito que los llevó a obtener una deuda impensada”, agregan desde Afluenta.

Recomendaciones para endeudados

Cuando llega el resumen de la tarjeta de crédito, existe la posibilidad de pagar el 4% del monto total y refinanciar el 96% restante, generalmente a un CFT que ronda el 130%. “Para quien está endeudado, es muy importante comparar ese costo financiero total que ofrece el plástico con el de la empresa con la que se piensa sacar un crédito. Si simplemente estás cambiando papelitos, pero te terminás endeudado con más acreedores, no vale la pena”, señala Nicolás Litvinoff, director de Estudinero.net.

El especialista en finanzas personales asegura que muchos prefieren pagar el máximo posible de tarjeta para no acumular mayores intereses, ya que si hace falta refinanciar, al mes siguiente no solo aparecerá esa deuda, sino también los gastos realizados durante los días anteriores. Además, estima que quienes se endeudan con empresas de préstamos personales o fintech prefieren hacerlo de ese modo para que no les acorten la línea crediticia del plástico, que a veces se transforma en una especie de “castigo” para el deudor.

Refinanciarse a tasas tan altas no está mal si es una situación particular, dice la economista María Castiglioni Cotter, socia de C&T Asesores Económicos, pero sugiere ver con cuánta frecuencia sucede ese desfasaje entre ingresos y gastos para entender cuán grave es la situación.

“Una cosa es endeudarse a tasas altas para una situación transitoria y otra es una situación permanente en la que la deuda se convierte en una bola de nieve que no termina nunca y que, a la vez, genera mucho gasto extra en intereses para poder pagar. El primer consejo básico es que cada hogar entienda cuáles son sus ingresos y cuáles son sus gastos, especialmente si no hay un salario fijo”, resume.

Litvinoff recomendó además definir tipos de deuda. Generalmente son cuatro: la que se toma para “vivir por encima de las posibilidades”; la “hormiga”, que nace por la desorganización de las finanzas personales; la de subsistencia, que se utiliza para pagar gastos de primera necesidad y la de inversión, destinada a comprar un bien que luego dará rédito económico.

También aconsejó clarificar la situación financiera y aceptar la realidad de la propia economía: tomar lápiz, papel y calculadora y conocer cuánto se debe y a qué tasas. Luego, propuso buscar métodos de financiación alternativa, como los adelantos de sueldo.

Finalmente, sugirió armar un “plan de austeridad”: cortar con los gastos hormiga como los viajes en taxi o el café y eliminar los vehículos de acceso al crédito inmediato, como la tarjeta de crédito, si esa fuera la fuente de la deuda.


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