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Planes de autoahorro: del sueño del 0 km a la pesadilla financiera

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación

Al igual que el deterioro de los principales indicadores de la economía, la morosidad del sistema creció a pasos agigantados en todos los rubros donde el crédito estaba presente, aumentando así los niveles de angustia y desesperación de los endeudados en cómodas cuotas.

En lo que refiere a los préstamos personales, la mora creció 59% en apenas un año. Pasó del 3,2% del total de los préstamos en 2017 al 5,1% en diciembre de 2018. En el universo de las tarjetas de crédito, la tendencia es similar: hubo un 48% más de morosos a fines del año pasado respecto de diciembre de 2017 y se pasó del 2,5% del total al 3,7%.

Pero hay un grupo de deudores que la está pasando aún peor. Hablamos de aquellos que soñaron con tener su coche nuevo y reluciente. Lamentablemente, recurrieron a los famosos planes de autoahorro y ahora se encuentran en medio de una pesadilla financiera sin poder despertar, con cuotas que se triplicaron en algunos casos y debiendo cumplir condiciones leoninas para cancelarlas.

Según Ricardo Marimon, subsecretario de Defensa del Consumidor de la provincia de Chaco, existen en la Argentina más de 2 millones de personas con serios problemas para hacer frente al pago de este tipo de cuotas, mientras hacen la vista gorda organismos de control como la Inspección General de Justicia de la Nación.

En la columna de hoy pondremos el ojo en esta situación y aportaremos conocimientos adquiridos para que las personas damnificadas tomen, de aquí en adelante, mejores decisiones.

Planes de autoahorro y desinformación intencionada

Los planes de autoahorro surgieron como una alternativa interesante para las personas que no contaban con todo el capital en el momento y deseaban adquirir un auto nuevo. Les daba la posibilidad de financiar la compra en 84 cuotas mensuales y consecutivas. Las automotrices organizaban grupos de personas interesadas en sus 0 km y realizaban sorteos o licitaciones para que los afortunados pudieran manejar su vehículo mientras seguían pagando, sin esperar a saldar la última de las cuotas. Por otra parte, ofrecían adelantar la entrega del coche mediante el pago de “cuotas puras” (sin tener en cuenta el seguro de vida y los gastos administrativos), a fin de cancelar de manera anticipada las obligaciones.

El problema está en que las cuotas son variables y se van actualizando en función del valor que las automotrices le atribuyen al vehículo en cuestión. Ese valor no solo puede diferir notablemente del valor real de mercado, sino que además se actualiza todos los meses con la suba del dólar. Ergo, quienes accedieron a un plan de autoahorro terminan asumiendo un compromiso de pago en dólares en un país con un evidente sesgo devaluatorio (al 100% de devaluación de 2018 se le debe sumar el 15% del primer trimestre de este año).

En situaciones normales, la cuota no debería superar el 25% del ingreso mensual del interesado, pero en la actualidad esa barrera se superó ampliamente y generó un brutal aumento de la morosidad.

Ahora bien, ¿conocían las condiciones de financiación aquellos que tiempo atrás decidieron entran en estos planes? Según denuncia un grupo de ahorristas autoconvocados de las provincias de Entre Ríos, San Luis, Mendoza, Salta y Córdoba, en algunos casos las automotrices informaban erróneamente que las cuotas no podían aumentar más de 100 pesos por mes y calculaban los montos de las cuotas en base a distintos valores para los mismos autos y en las mismas fechas de suscripción al plan. Todo servía para vender.

Cómo salir de un plan de autoahorro

Para entender esta problemática y buscar la puerta salida que produzca el menor daño posible, es necesario separar a los “autoahorristas” en dos grupos:

1) Los adjudicatarios (ya tienen el vehículo en su poder porque ganaron la licitación o salieron sorteados): Por increíble que parezca, se encuentran en una situación más delicada que quienes no tuvieron ese supuesto privilegio. Esto es así no solo porque a la cuota con esteroides se le suman los costos de mantenimiento del coche, sino que además corren el riesgo de perder el vehículo, ya que no está contemplada la posibilidad de devolución del bien si no se cancela el total de la deuda. El peor escenario para este grupo es la ejecución prendaria: el vehículo es secuestrado y rematado. En caso de que el precio de venta no alcance a cubrir el saludo deudor (casi nunca alcanza), la deuda pasará a ellos, considerados garantes del adjudicatario.

Si les resulta muy complicado seguir pagando las cuotas, la mejor salida consistiría en vender el vehículo transfiriendo el plan de autoahorro (y la deuda de cuotas) a otra persona, aunque para ello necesitará encontrar un interesado y rogar que la administradora apruebe la transferencia en su carácter de acreedora de la deuda.

2) Los adherentes (aquellos que aún no tienen el coche): Por más que a partir de la tercera cuota impaga el plan de autoahorro se da de baja, la recomendación para aquellas personas que no pueden seguir pagando es enviar una carta documento anticipando el incumplimiento y solicitando recuperar el dinero aportado, obligando con ello a la administradora a comunicar en qué momento realizará el giro de ese monto.

Además, una vez cumplida la notificación, la persona queda eximida de la multa del 4% que se suele aplicar al momento de la devolución del dinero por no haber notificado la baja del plan. Más importante aún, evita la prescripción del saldo acreedor (las cuotas pagas).

Al finalizar el plan se producirá la devolución de la cuota base menos los gastos administrativos, que no son menores.

La posibilidad de transferir el plan a otra persona es en este caso más sencilla puesto que no hay prenda (vehículo).

Conclusión

Hemos planteado en esta columna algunas de las posibilidades que tienen quienes vieron transformado el sueño del 0 km en una pesadilla. El objetivo de esta columna es acercar información útil para la toma de aquellas decisiones que atañen la economía doméstica de los habitantes de esta tierra en momentos tan delicados como los que está viviendo actualmente el país. Como siempre, lo importante es tomar en serio los asuntos financieros.


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