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¿Qué deuda conviene precancelar con el bono de $ 5000?

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación

El bono para trabajadores del sector privado fue confirmado. Con este ingreso extra, por limitado que parezca, surge la posibilidad de generar algo de alivio en la salud financiera de miles de argentinos que se fueron endeudando en los últimos años y pagaron el costo de una política de tasas de interés por las nubes que fracasaron en su intento por aplacar la inflación y reducir la compra y fuga de dólares.

En la columna de hoy abordaremos un método denominado Índice de Cash Flow para quienes deseen darle un destino inteligente a ese dinero precancelando deudas, a fin de quitarle presión a las finanzas personales en 2020. Vamos con la explicación y un ejemplo de aplicación.

Índice de cash flow: la tasa no es lo más importante

La situación que analizamos toma como modelo a una persona que tiene al menos tres tipos distintos de deuda, como un préstamo personal para refacciones en el hogar, préstamos de autoahorro y deuda con la tarjeta de crédito.

Dado que esas obligaciones financieras se llevan una buena parte de sus ingresos, la idea es precancelar deuda con los 5000 pesos del bono (y, si es posible, con cualquier otro excedente que se pueda generar) de manera tal de bajar las erogaciones de dinero durante 2020.

Ante la pregunta acerca de cuál de esas tres deudas conviene reducir, la mayoría de los asesores financieros responderá que lo mejor será atacar la que pague una mayor tasa de interés, pero el consejo es erróneo. El Índice de Cash Flow es un sistema desarrollado por Garrett Gunderson -autor de varios best seller de finanzas personales en EE.UU.- que prioriza la precancelación de deudas en función del flujo de dinero que cada una de ellas le quita al deudor todos los meses.

Se trata del siguiente cálculo: Monto de la deuda a pagar / Pago mínimo mensual.

Cuanto más bajo sea el resultado, más urgente será la precancelación de esa deuda.

El Índice de Cash Flow nos dice entonces que, si el número en cuestión da entre 0 y 50, la deuda es muy nociva (o simplemente nociva) para nuestros bolsillos, por lo que conviene precancelarla cuanto antes. Un resultado entre 50 y 100 habla una deuda no tan nociva a la que igual debe prestársele atención para no perder de vista su evolución. De 100 en adelante no sería tan relevante para nuestras finanzas personales. Por ende, los estímulos para su precancelación disminuyen.

Pasemos a un caso concreto para entender mejor su aplicación.

Ejemplo de aplicación del Índice de Cash Flow

Supongamos que nuestro amigo contrajo tres deudas diferentes y busca determinar a cuál le conviene apuntar sus cañones para la precancelación.

Las deudas son:

  1. Préstamo personal: Balance a pagar: 20.000 pesos. TNA: 90%. Pago mínimo mensual: 2900 pesos.
  2. Préstamo autoahorro: Balance a pagar: 637.000 pesos. TNA: 0% (ajuste de capital por inflación más gastos administrativos). Pago mínimo mensual: 7900 pesos.
  3. Financiación de tarjeta de crédito: Balance a pagar: 40.000 pesos. TNA 116%. Pago mínimo mensual: 1600 pesos.

Calculamos el Índice de Cash Flow (ICF) para cada uno de los casos:

  1. Préstamo personal: 20.000/2900 = ICF 6,89
  2. Préstamo autoahorro: 637.000/7900 = ICF 80,63
  3. Financiación tarjeta de crédito: 40.000/1600 = ICF 25

Análisis de resultados y conclusión

A simple vista, parecía que el préstamo que convenía precancelar de manera parcial con los 5000 pesos del bono era el de la tarjeta de crédito porque tenía la tasa de interés más alta.

Sin embargo, el ICF nos dice que el préstamo personal es el indicado teniendo en cuenta la relación entre el monto total adeudado y el importe de la cuota mensual. Al precancelar ese préstamo y no otro, actuamos con eficiencia respecto de nuestros flujos de fondos futuros.

Al mismo tiempo, el ICF nos permite advertir que dos de los tres préstamos contraídos (el personal y el tarjeta de crédito) conforman un tipo de deuda muy nociva para nuestras finanzas personales, mientras que el plan de autoahorro no pertenecería a ese universo peligroso, aunque hay un detalle que no podemos pasar por alto: se trata de deuda a tasa variable y si la inflación se dispara (como, de hecho, lo hizo en los últimos dos años), el valor de la cuota aumentará. Este es un riesgo “muy argentino”, y que por ende algunos libros de las finanzas clásicas pueden obviar.

Los datos utilizados para este ejemplo son muy cercanos a la realidad. El ICF es una herramienta que ningún deudor debe ignorar. Tenemos más chances de capear la tormenta si manejamos los instrumentos adecuados.

Cruzar de la vereda de los deudores a la vereda de los acreedores es un paso esencial para sanear tus finanzas personales y mejorar tu calidad de vida con un objetivo vital: ir en busca de tus sueños. El ICF puede serte de suma utilidad para transitar el nuevo camino. Te invitamos a analizarlo y, si tu caso se asemeja al estudiado en esta columna, ponerlo en práctica cuanto antes.


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