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Cómo funcionan las cuevas financieras

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación

La Argentina del cepo es una máquina de generar obstáculos para el pequeño inversor. ¿Cómo hace una persona que piensa en comprar su primera vivienda para mantener el poder adquisitivo de sus ahorros en un país con tasas de interés reales negativas? ¿Se puede ahorrar en pesos para comprar un inmueble que cotiza en dólares? Si tengo la tarjeta de crédito al límite y quiero viajar al exterior por 15 días, ¿cómo hago para sobrevivir con los 200 dólares que me permite comprar el Banco Central? Si compré dólares el año pasado y ahora necesito venderlos, ¿tiene sentido cambiarlos en el banco a 57 pesos para recomprarlos luego a 81?

Estos inconvenientes se presentan a nivel personal, pero también las pymes los sufren y terminan recurriendo a cuevas financieras con el fin de adquirir dólares o pagar insumos en el exterior necesarios para la producción.

El problema reside en que esta forma de operar no solo es ilegal sino también peligrosa. Por ese motivo, en la columna de hoy repasaremos el funcionamiento de estas “casas de cambio no reguladas“, recordando que no se recomienda en absoluto su utilización por parte de personas de a pie o empresarios. No obstante, lo cierto es que estas cuevas existen y la realidad, como tal, debe ser analizada.

La operatoria de las cuevas financieras

Las cuevas son conocidas por su operatoria con dólares, pero también realizan descuentos de cheques, transferencias al exterior por mecanismos no regulados por el Banco Central y ventas de bitcoin blue. Sin embargo, aquí vamos a concentrarnos en la compraventa de divisas.

Generalmente, la operatoria con el cliente se cierra por teléfono. Se comunica el precio de compra o venta y el cliente da su confirmación si está de acuerdo. Una vez que se cierra de palabra la transacción, esta no puede ser modificada por las partes: es un trato cerrado de palabra y debe ser cumplido, no importa si la persona se arrepiente, le ofrece luego un amigo un precio más conveniente o la cotización en el mercado cambia.

Luego hay que liquidar la operación. Se llevan los pesos para recibir los dólares o los dólares para pasarlos a pesos a la dirección de la cueva. Por lo general, se encuentran en departamentos de oficinas del Microcentro. Como se trata de una transacción ilegal, las cuevas no entregan ningún comprobante de la operación realizada.

Las cuevas no suelen asumir riesgos de cambio debido a que trabajan con mayoristas. Cuando el cliente llama solicitando cotización, el cuevero le pide cotización al mayorista y, con ese precio en el escritorio, le responde al cliente incorporando un spread (un sobreprecio, en este caso). Ese spread será su ingreso. Cuando el cliente le confirma, cierra la operación con el mayorista. Esta es la razón por la cual luego la operación no puede anularse.

En la mayoría de los casos, la brecha entre las puntas compradora y vendedora es menos amplia que el diferencial que imponen los bancos y las casas de cambio para el dólar legal. Mientras que en las entidades financieras llega a 6 pesos (equivalente al 10% del precio sin impuestos), en las cuevas ronda 1,50 pesos. Esto es un 3% del valor al que se viene pactando. En ocasiones incluso la proporción es menor, dependiendo las condiciones de mercado del momento.

Los riesgos de la operatoria en las cuevas financieras

Quienes acuden a una cueva financiera suelen hacerlo aconsejados por un conocido que ya operó en ese lugar. A pesar de que las cuevas tienen incentivos como para “hacer las cosas bien”, los riesgos de que haya algún entregador que facilite una salidera siempre están. Por lo tanto, al igual que cuando se retira dinero de un banco, es necesario tomar precauciones para evitar asaltos.

Para operaciones de importes altos, algunas cuevas ofrecen servicio de delivery. En ese caso, conviene que la transacción se efectúe en una oficina o en un lugar cercano al domicilio, pero no exactamente en el domicilio del comprador.

Luego está el riesgo de recibir billetes falsos o viejos, por lo que el consejo es revisarlos bien antes de aceptarlos.

Existen otros riesgos no tangibles en el momento como el no poder justificar en el futuro la compra de esos dólares ante la AFIP, puesto que no quedan registros de las operaciones. Como puede observarse, las ventajas económicas de operar con las cuevas conviven con los riesgos.

Conclusión

No existen cifras del volumen operado en el segmento del dólar blue, pero se estima que ronda entre los 5 y los 30 millones de dólares diarios.

Parece ser un mercado muy chico como para que el gobierno endurezca demasiado los controles. Será por ello que podemos observar los “arbolitos” ofreciendo a viva voz su cambio en pleno Microcentro.

En este punto, no está de más volver sobre lo mismo: operar en una cueva es ilegal y, para colmo, tiene sus riesgos. No obstante, como de hecho ocurre y cientos o miles de personas lo hacen a diario, mejor estar informados para evitar más disgustos en esta carrera de obstáculos.

Mientras el cepo y los impuestos sigan aumentando y condicionándonos, más floreciente será el negocio de este segmento siempre dispuesto a comprar o vender a precios de mercado.


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