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Consejos para gastar menos y disfrutar más

 

Especial de Nicolás Litvinoff para el Diario La Nación

Vivir al día o, peor aún, con deudas, es como estar en un laberinto de dos salidas, una verdadera y otra falsa.

La mayoría de la gente que se encuentra en esta situación piensa que sus males se resuelven ganando más dinero. Sin embargo, lo más probable es que, aún en caso de conseguirlo, no pueda escapar a la lógica de elevar sus gastos por encima de sus ingresos, debido a que recurrentemente compra cosas que no necesita y le encanta endeudarse para saciar la sed de consumo.

De este atolladero se sale de una sola manera: con la reducción de los gastos, una conducta que, más temprano que tarde, genera un excedente financiero mensual y permite proyectar el camino del ahorro y la inversión.

En la columna de hoy, conoceremos y comprenderemos los distintos tipos de gastos existentes y las preguntas que debemos hacernos antes de meter mano en la billetera, pasar la tarjeta por el posnet o pagar con QR.

El objetivo es aprender algo que no enseñan en el colegio ni la universidad: cómo optimizar nuestros gastos de manera tal de generar excedentes de dinero que nos posibiliten una vida financiera más saludable, que se deje disfrutar.

Comenzaremos clasificando los tipos de gastos en aceptables y eludibles.

¡Adelante!

Gastos Aceptables

Son aquellos que no resultan nocivos para nuestras finanzas personales y que debemos realizar en el día a día. Veamos algunos casos con su respectiva categorización:

1) Necesarios: Vivienda, salud, comida, transporte y vestimenta son algunos de los rubros donde encontramos gastos necesarios. Ahora bien, es muy importante evitar el autoengaño: muchas veces el gasto del supermercado o el almacén no está compuesto en un 100% de productos necesarios, sino que puede incluir productos que corresponden a otras categorías. Lo mismo podríamos decir del transporte: si sos de tomarte taxis o ubers para ir a todos lados para ganar en comodidad a la hora de viajar, entonces no deberías clasificar esos gastos dentro de la categoría de necesarios. Mi recomendación a la hora de elaborar una lista es practicar la autocrítica y no justificar gastos muchas veces evitables.

2) Inteligentes por disfrute: Ahora bien, una vida compuesta solamente de gastos necesarios no es vida. Es importante darnos algunos gustos para que no todo sea laborioso, pero más allá del criterio y la puntería que debemos ensayar para elegir cada capricho que genere real disfrute, antes de realizar este tipo de erogaciones debemos evaluar a conciencia su impacto en nuestras finanzas personales. ¿Superan el 10% de nuestro presupuesto mensual? ¿Lo estamos financiando con la tarjeta de crédito o de otra forma tal que reducirá nuestro flujo de fondos futuro? ¿Esperamos 72 horas desde que apareció el deseo de consumo o estamos corriendo a comprar como si se acabara el mundo y sin advertir que puede tratarse de un impulso carente de sentido? Solo si superamos estos filtros podemos dar luz verde a la compra del bien o servicio en cuestión.

3) De inversión: En casi todo gasto lo adquirido se consume de inmediato, mientras que, si hablamos de gasto de inversión, la definición indica que gastamos hoy para beneficiarnos mañana. Un ejemplo de gasto de inversión es la compra de electrodomésticos más caros, pero de bajo consumo, que ayuden a reducir lo que pagamos por la electricidad. También, la cuota del gimnasio -siempre que vayas seguido-, un curso de idioma o cualquier otro plan educativo que nos proporcione recursos, un adelanto de consumo necesario o corriente, etc.

Gastos Eludibles

Su nombre lo dice todo. Son como el azúcar para un diabético o los alimentos altos en grasas para personas con colesterol. Debemos mantenernos alejados de ellos si queremos mejorar o conservar nuestra salud financiera. Veamos algunos ejemplos:

1) Hormiga: El pago de comisiones por uso cajeros automáticos de bancos donde no tenemos cuenta, la solicitud y renovación de tarjetas de crédito adicionales que se utilizan poco, el mantenimiento de varias cuentas bancarias cuando podríamos tener una sola, la compra de billetes de lotería, los cigarrillos, las comidas no siempre deseadas fuera de casa, las gaseosas o cafés al paso, las golosinas del kiosco, lavar el auto muy seguido para mostrarlo siempre reluciente, la acumulación de bijouterie, los pañuelitos descartables y los snacks son solo algunos de estos pequeños gastos casi invisibles que, en la sumatoria, pueden representar hasta el 25% de nuestro presupuesto mensual. En esta nota te doy algunos consejos para atacar y fumigar los gastos hormiga de tu presupuesto.

2) Derivados: Se llaman así porque derivan de un gasto primario. Por ejemplo, si compro una mascota tengo que ponderar no solo el costo de adquisición, sino también el de mantenimiento (comida, veterinario y más). Aunque no nos expresen cariño, lo mismo corre con un auto, una moto o un departamento en la Costa. Muchas personas tienen en cuenta solo el costo de adquisición de un bien y no el de su mantenimiento posterior. Otras, en su afán de justificar la compra, intentan sincerarse, pero se terminan mintiendo y calculan los gastos derivados con valores muy inferiores a los reales.

3) Diferidos: Son principalmente los gastos que se realizan con tarjeta de crédito. Se disfruta en el presente aquello que se pagará más adelante. Luego, cuando haya que afrontar el pago, el disfrute habrá desaparecido hace tanto tiempo que ya ni recordaremos cómo fue o por qué estamos pagando tanto dinero en forma mensual. Es así como nos toparemos con “la trampa de la deuda”, ese laberinto de las finanzas personales del que muchas veces resulta complicado salir. Dejar para mañana el pago de algo que consumimos hoy pocas veces termina siendo una buena idea. Ni siquiera lo es en economías inflacionarias como la nuestra, donde hay quienes creen erróneamente que comprando en cuotas le ganan a la suba de precios. La economía suele ser un juego de suma cero: si comprar en cuotas implicara ganarle a la inflación, entonces quien te financia debería perder. Como del otro lado están los bancos, resulta difícil creer que hayan hecho mal los cálculos. Lo mejor es no caer en razonamientos ingenuos y dejar de diferir los pagos para evitar convertirnos en “cuoteros” endeudados (si te sentís identificado con esta palabra, en esta nota te enseño cómo hacerlo).

Conclusión

Estás terminando de leer la columna y, al mismo tiempo, estás iniciando un viaje sin retorno hacia una vida más saludable. Tu primera misión consiste en clasificar con rigor y sinceridad tus gastos personales. Lo podés hacer mediante una planilla de Excel o con papel y lápiz, a la vieja usanza. Repasá cada uno de tus gastos diarios y animate o conocerte a fondo. Por tu bien y el de quienes te quieren, comenzarás una transformación de tus finanzas personales en el camino del orden y el progreso.

¡La seguimos la próxima semana con más consejos financieros!

 


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