La persona que lo compra y lo mantiene durante 36 meses obtiene una rentabilidad que difícilmente podría conseguir en otras inversiones
Especial de Nicolás Litvinoff para Diario La Nación
Hay una frase que siempre me gustó que dice:
“Ser feliz es sencillo, lo difícil es ser sencillo”.
Se me ocurrió adaptarla a las inversiones en general y al bitcoin en particular:
“Ganar dinero con bitcoin no cuesta nada, si tenés el temple para no hacer nada”.
¿De dónde sale esta afirmación? Pura y exclusivamente de las estadísticas y de un estudio “casero” que hoy vamos a realizar juntos, basándonos en la historia de precios del bitcoin. El objetivo es presentar los argumentos para que este tipo de inversión comience a ser evaluada como una posibilidad cierta para los millones de inversores argentinos en busca de alternativas para que su dinero no se deprecie en la garras inflacionarias.
Pero antes de pasar a los números, sentemos las bases del análisis. Entender esta teoría no solo es crucial para aprovechar las oportunidades que presenta el bitcoin, sino también para manejar las expectativas y emociones que vienen con la volatilidad inherente a este criptoactivo.
¡Comencemos!
Fecha patria americana como punto de referencia
Vamos al grano: voy a demostrar cómo un inversor que compra bitcoin y lo mantiene durante 3 años obtiene una rentabilidad que difícilmente podría conseguir en otras inversiones. La estrategia es lo más sencillo que puede haber: comprar Bitcoin el 4 de Julio y mantenerlo durante 3 años exactos, para luego venderlo. Pero recordemos lo que aprendimos en la introducción: lo sencillo muchas veces es lo más difícil.
En el transcurso de esos tres años habrá momentos en los cuáles el precio caerá en picada, algunos medios saldrán a decir que el Bitcoin descenderá a un valor de 0, que es una estafa, que dejará de existir, incitándote a vender. O, por el contrario, subirá fuerte de precio y te verás tentado a tomar ganancias por temor a que “pegue la vuelta”. Pero, respaldado por las estadísticas que veremos a continuación, deberás mantenerte estoico y no hacer nada más que esperar que llegue la fecha indicada (3 años exactos después de la compra).
Para sentar las bases de lo que estamos afirmando, repasemos los valores del Bitcoin expresados en dólares cada 4 de julio desde 2013 en adelante:
2013: $80
2014: $630
2015: $260
2016: $683
2017: $2.601
2018: $6.599
2019: $11.198
2020: $9.179
2021: $35.287
2022: $19.293
2023: $30.901
2024: $58.600
Comprobación de la tesis: rentabilidades para el asombro
Veamos uno a uno los posibles resultados de haber realizado esta estrategia. En caso de haber comprado el 4 de Julio del año 2013 (año en el que hablé por primera vez sobre el Bitcoin desde esta columna), esa operación se hubiese realizado a un valor de 80 dólares por Bitcoin. La venta debería haber sido el 4 de Julio del 2016, tres años después, a un precio de 683 dólares. La rentabilidad sería total entonces del 754%, equivalente al 251% anual.
Si la compra hubiese sido en el 4 de julio del año 2014, se hubiese ejecutado a 630 dólares, y la venta en la misma fecha del 2017 se hubiese efectuado en un valor de 2.601 dólares, dejando una ganancia total de 313%, equivalente al 104% anual.
Si la compra hubiese sido en el 4 de julio del año 2015, se hubiese ejecutado a 260 dólares, y la venta en la misma fecha del 2018 se hubiese efectuado en un valor de 6.599 dólares, dejando una ganancia total de 2.438%, equivalente al 813% anual.
Si la compra hubiese sido en el 4 de julio del año 2016, se hubiese ejecutado a 683 dólares, y la venta en la misma fecha del 2019 se hubiese efectuado en un valor de 11.198 dólares, dejando una ganancia total de 1.539%, equivalente al 513% anual.
Si la compra hubiese sido en el 4 de julio del año 2017, se hubiese ejecutado a 2.601 dólares, y la venta en la misma fecha del 2020 se hubiese efectuado en un valor de 9.179 dólares, dejando una ganancia total de 253%, equivalente al 84% anual.
Si la compra hubiese sido en el 4 de julio del año 2018, se hubiese ejecutado a 6.599 dólares, y la venta en la misma fecha del 2021 se hubiese efectuado en un valor de 35.287 dólares, dejando una ganancia total de 434%, equivalente al 145% anual.
Si la compra hubiese sido en el 4 de julio del año 2019, se hubiese ejecutado a 11.198 dólares, y la venta en la misma fecha del 2022 se hubiese efectuado en un valor de 19.293 dólares, dejando una ganancia total de 72%, equivalente al 24% anual.
Si la compra hubiese sido en el 4 de julio del año 2020, se hubiese ejecutado a 9.179 dólares, y la venta en la misma fecha del 2023 se hubiese efectuado en un valor de 30.901 dólares, dejando una ganancia total de 236%, equivalente al 79% anual.
Por último, si la compra hubiese sido en el 4 de julio del año 2021, se hubiese ejecutado a 35.287 dólares, y la venta en la misma fecha del 2024 se hubiese efectuado en un valor de 58.600 dólares, dejando una ganancia total de 66%, equivalente al 22% anual.
Cabe destacar que cualquier compra en los 4 de Julio de los años posteriores (2022, 2023 o el corriente 2024) habría que evaluarla recién 3 años después, pero que al día de hoy todas estarían “in the money” (con ganancias).
Conclusiones y advertencias
De la observación de los datos presentados podemos afirmar que no hubo ni una oportunidad en la cual esta estrategia hubiese salido mal, siendo 2.438% el mejor resultado (2015-2018) y 66% el “peor” (2021-2024). También se observa que las ganancias siguen un patrón descendente aunque no lineal, lo cuál es lógico: no se le puede exigir al Bitcoin que tenga los mismas subas ahora que vale más de 60 mil dólares que las que tenía cuando valía 10 o 100 dólares.
De todas maneras y como se pude fácilmente concluir, sus resultados siguen siendo en el peor de los casos mucho mejores que el de la mayoría de los activos financieros disponibles, razón por lo cuál los grandes fondos de inversión con, BlackRock y Fidelity a la cabeza, muestran gran interés en la criptomoneda más popular de todas al darse cuenta que su inclusión en portafolios bien diversificados de largo plazo incrementa notablemente la rentabilidad esperada del mismo sin agregarle riesgo extra.
Pero no son estás últimas consideraciones que deberían importarle al inversor minorista, sino más bien que su interés debería estar en si se cree capaz de aplicar la célebre estrategia de “buy and hold” (en español, comprar y esperar) en esta nueva clase de activo, teniendo ahora una fecha verificada de entrada y de salida en donde las estadísticas muestran una performance impresionante.
Se sabe: resultados pasados no garantizan ganancias futuras. Pero si pueden, como en este caso, ayudarnos en la toma de decisiones luego de una correcta evaluación de nuestro grado de aversión al riesgo y el temple necesario para no dejarnos tenta en el medio por la codicia y el miedo, tan presente en las inversiones desde siempre.
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