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Como proyectar nuestras metas financieras para 2015.

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación.
La llegada de un nuevo año siempre nos inspira para pensar en las cosas que queremos cambiar y cada diciembre nos encuentra sumergidos en la noble tarea de fijar objetivos relacionados con poner orden en nuestras vidas. Es aquí cuando, una vez más, nos sentimos totalmente resueltos a organizar, entre otras cuestiones, nuestras finanzas personales. Es el momento en el que solemos tomar decisiones orientadas a gastar menos, ahorrar más, invertir mejor o incrementar nuestros ingresos.
Proyectar correctamente estas metas no es tan fácil como parece. Hacerlo significa dar un paso superador, pero de nada sirve si no pasamos a la acción.
CONGRUENCIA E INCONGRUENCIA FINANCIERA
Congruencia: relación lógica y coherente que se establece entre dos o más cosas.
Para entender este concepto, lo primero que debemos hacer es analizar cómo nos comportamos diariamente con el dinero y preguntarnos, de manera honesta y directa, si nuestra manera de hacer las cosas coincide con lo que queremos lograr.
Por más simple que parezca, pasar de la intención a la acción suele ser un desafío muy difícil para la mayoría de las personas. La incongruencia aparece cuando esperamos y deseamos intensamente que algo suceda, pero nuestro comportamiento, decisiones y hábitos no sólo no ayudan sino que, muchas veces, dificultan la materialización de ese anhelo.
Es importante que aprendamos a llevar registro de nuestras propias incongruencias. Por ejemplo, nos quejamos de que en este país no se puede ahorrar, pero llevamos nuestras tarjetas de crédito al límite cada vez que entramos a un shopping. O proclamamos a los cuatro vientos que es imposible invertir los ahorros por falta de estabilidad económica, pero nunca hacemos nada para incrementar nuestra inteligencia financiera. O afirmamos, con gran convicción, que nos gustaría ganar más, pero pasamos todo nuestro tiempo libre delante del televisor o de una consola de juegos, en lugar de pensar cómo generar nuevos negocios.
La incongruencia financiera nos aleja de los logros que tan cuidadosamente habíamos decidido alcanzar. En otro plano, es como querer tener un cuerpo tonificado sin hacer ningún tipo de deporte y sin cuidarse con las comidas y bebidas.
Ser congruentes tiene que ver con vivir una vida que se ajuste a nuestras posibilidades reales y contar con la madurez y humildad suficientes para darnos cuenta qué podemos hacer y qué no, en función de los recursos que tenemos y de aquellos que podemos incorporar.
Veremos ahora tres causas posibles de incongruencia financiera que pueden corregirse para alcanzar un comportamiento más asertivo
Miedo al propio éxito o síndrome del escalador
Quiero ganar más dinero pero cada vez que aparece la posibilidad de lograr un ascenso laboral, con su correspondiente aumento de ingresos, me enfermo, cometo errores que me desacreditan o demuestro un menor compromiso.
El miedo al propio éxito es una de las razones de incongruencia financiera más difíciles de reconocer. Se lo conoce también como “síndrome del escalador” porque hace alusión a los alpinistas que, luego de haber transitado un largo camino y encontrándose a unos pocos metros de la meta, abandonan el ascenso de manera inesperada.
En el plano financiero, esto puede darse por una valoración negativa del dinero incorporada y puede hacer que una persona que se encuentra cerca de alcanzar una mejora económica comience, consciente o inconscientemente, a tener comportamientos que la alejan de ella.
Para superar este temor es fundamental tener en cuenta lo que vale nuestro trabajo, redoblar la concentración y tomar todos los recaudos necesarios para desactivar los mecanismos de autoboicot que vayan apareciendo y poder conciliar los deseos con los logros. En caso de no poder evitar estos contratiempos, debemos reconocer nuestros errores e intentar mantener el interés y la fijación en la meta, sin darnos por vencidos.
Dejarse influenciar por el contexto
Quiero comenzar a ahorrar para mi jubilación, pero todos mis colegas y conocidos dicen que dada la inflación actual el ahorro es estéril y que lo más inteligente es gastar todo para que los pesos no se devalúen, entonces entro en el espiral consumista por miedo a tener un deseo equivocado.
El contexto puede jugar un papel decisivo en el cumplimiento de las metas, tanto de manera positiva como negativa, porque las emociones se “contagian” fácilmente debido al “efecto manada” y muchas veces se terminan dejando de lado los deseos personales.
Para lograr la congruencia financiera muchas veces hay que hacer lo contrario a lo que hace la mayoría sin temor a equivocarse, a pesar de las dudas que esto pueda generar.
Abstraernos del contexto cuando va en contra de nuestros intereses aparece como la mejor opción para no caer en un sentimiento de frustración más tarde, cuando nos arrepentimos de no haber tomado las decisiones guiadas por deseos propios.
Inexistencia de un objetivo claro y asimilación de metas “prestadas”
Mis ingresos son suficientes como para poder ahorrar pero, como no sé bien qué hacer con el dinero, termino gastándolo en bienes y servicios superfluos que me dejan vacío.
Lograr la congruencia financiera sería muy fácil si todos tuviésemos un solo objetivo en este campo. Pero la complejidad de la vida hace que, muchas veces, existan objetivos que fluyen en distintas direcciones y que terminan por confundirnos en cuanto a lo que verdaderamente deseamos. Es ahí cuando optamos por asumir como propias metas que son ajenas y que, por lo tanto, nada tienen que ver con nuestras prioridades financieras.
Muchas veces, el marketing agresivo de nuestro entorno y la alienación laboral cotidiana hacen que el deseo propio se atrofie y que, por ello, sea difícil determinar cuáles son las acciones genuinas que se deben realizar para poder lograr la congruencia financiera.
Lo aconsejable es no malgastar el dinero sin meditación previa y esperar a que aparezca un propósito financiero que nos entusiasme y que podamos sentir como propio.

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