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Ganar dinero y ahorrar cambiaron drásticamente en los últimos años.

El mundo cambia día a día. Las creencias e incluso “la realidad” cambian cuando se modifica el entorno. Las certezas de ayer muchas veces no sirven para explicar las dudas de hoy, y esto ocurre en todas las ciencias y disciplinas con el paso del tiempo: ¿Por qué habría de pasar algo distinto en lo que respecto a las finanzas personales?

Entre los años 1936 y 1960 nacieron los Baby Boomers, que vivieron en una época en donde el mundo se encontraba en plena recuperación luego de vivir las dos guerras mundiales más sangrientas de la historia. En términos de tecnología, esta generación vio maravillada el nacimiento de la televisión y con ello la llegada del hombre a la luna, pasaron del cine en blanco y negro al cine en color y vivieron con júbilo innovaciones como el fax, el lavarropas y los relojes de pulsera digitales. A la telefonía celular, la computadora de escritorio e Internet lo experimentaron ya de grandes.

Entre los años 1960 y 1990 surgió la Generación X, cuyos integrantes tienen ahora entre 35 y 55 años, y son los que mayoritariamente mueven el mundo a nivel laboral y económico. Son hijos de los Baby Boomers y padres de los Millennials, además de ser los responsables de gran parte del cambio de paradigma a nivel comunicacional y social que estamos experimentando en estos momentos.

Por último, se considera Millennials a los nacidos entre los años 1980 y 2000, y que por lo tanto hoy se encuentran entre los 15 y los 35 años. Esta generación nació atravesada por Internet, y de alguna manera se las ingenió para partir la realidad en dos: por un lado viven la realidad social, concreta, tangible; y por otro viven en la realidad virtual, de redes sociales, intangible. Además, pierde el interés hacia la computadora, principal herramienta de la generación de sus padres (la Generación X) en post de los smartphones y tablets, que son usados para todo tipo de actividades, incluso productivas.

Teniendo estas diferencias en la cabeza (sobre las cuales se podría profundizar mucho más), pasemos ahora a analizar la influencia de estas “mutaciones” generaciones en las finanzas personales.

Tomemos primero la definición de finanzas personales para entender de lo que estamos hablando:

“Las finanzas personales es la gestión financiera que requiere un individuo o unidad familiar para ganar dinero, planificar, ahorrar y gastar a través del tiempo, teniendo en cuenta los riesgos financieros y los acontecimientos futuros de su vida”.

Analizando lo expuesto, podemos afirmar que la sentencia encierra en sí muchos aspectos que no sólo son variables, sino que al mismo tiempo se presentan como altamente sensibles al contexto histórico de ese momento.

Ganar dinero, planificar, ahorrar e incluso los riesgos y acontecimientos futuros son acciones y situaciones que han cambiado drásticamente en los últimos años al compás de las innovaciones tecnológicas y los cambios generacionales, aunque mucha gente no se haya percatado de ello y siga queriendo aplicar máximas que se encuentran totalmente desactualizadas.

Cómo afectan estos cambios a tu bolsillo y a tu economía doméstica será el tema sobre el cual profundizaremos en la columna de hoy.

 

GANAR DINERO: ANTES Y AHORA

 

La manera de obtener dinero, es decir, los ingresos de una persona, es algo que fue cambiando desde la Era Industrial hasta la Era de la Información. Para los Baby Boomers, la forma de obtener ingresos era “hacer carrera” en una empresa, y dado que sus padres venían de épocas de crisis económicas muy fuertes, la estabilidad laboral era considerada una bendición divina que había que conservar a cualquier costo.

Por ello, la obtención de ingresos era (y continúa siendo para una gran mayoría) lineal, es decir, se recibe una paga determinada en función de las horas trabajadas.

Claro, siempre hubo terratenientes y una cierta burguesía proclive a vivir de rentas, pero dentro de la cosmovisión de esta generación, el ingreso de dinero tiene que ver con el sacrificio, el esfuerzo y las horas trabajadas.

La Generación X, en cambio, comenzó a configurar la figura del emprendedor, gracias a un nivel educativo superior a la generación anterior (propiciada por la importancia que sus padres le dieron a que sus hijos pudiesen ser profesionales y lograr lo que ellos no pudieron en términos universitarios) y asu rebeldía frente a los modelos anteriores de negocios y la “mentalidad del empleado”.

Es entonces cuando nacen nuevas ideas de finanzas personales, como las de Robert Kiyosaki y Robert Allen, que vienen a complementar a otros investigadores anteriores del tema como Napoleón Hill.

A partir de entonces, se comienza a hablar de distintos cuadrantes del flujo de dinero de donde se pueden obtener ingresos, separando entre empleado, autoempleado, dueño de un negocio e inversor.

El término Ingresos Pasivos (aquellos ingresos que se generan en forma pasiva, sin necesidad de trabajar) emerge y se pone al alcance de todos, frente a las viejas ideas de ingresos lineales.

Esos ingresos pasivos, en los años anteriores a la generación de los Millennials, se generaban de mayor manera de forma tangible (propiedades en alquiler, franquicias), y menos de manera intangible (inversión en acciones y bonos, copy rights).

Pero los Millennials tomaron las innovaciones tecnológicas producidas por sus padres para hacer crecer la economía de lo intangible utilizando Internet, generando empresas como Facebook, Google o Linkedin que venden productos 100% intangibles y valen hoy más que la mayoría de las empresas tradicionales.

Gracias a la conjunción de tecnología y finanzas, nacen los VAI (Vehículos Automatizados de Ingresos), que son generados a través de Internet y cambian el paradigma de generación ingresos.

 

PLANIFICAR Y AHORRAR

 

El ahorro fue siempre un baluarte de los Baby Boomers y su importancia se vio desvalorizada en parte para la Generación X de la mano del crédito y el consumismo. Los Millennials en cambio se muestran como una generación mucho menos consumista y con otros ideales.

Para los Baby boomers y la Generación X, el principal objetivo del ahorro siempre fue el sueño de la casa propia. Para los Millenials, no sólo la casa propia no es un objetivo central, sino que tienden a vivir con sus padres hasta los 30 años o más sin ningún problema, mientras invierten en sus emprendimientos en app para celulares o almacenamiento en “la nube”.

Hoy en día, esta nueva generación elije disfrutar de las cosas en vez de poseerlas, con lo cual la posibilidad de alquilar e invertir todos sus recursos económicos en su profesión cobra sentido y dinamita las viejas teorías de las finanzas personales de la casa como una forma de ahorro.

Claro, gran parte de los integrantes de la Generación X y prácticamente todos los Baby Boomers, defenderán con gran tesón la idea central de “los ladrillos” como el ideal de máxima seguridad y destino obligatorio para sus ahorros. Desde su lógica, la casa propia fue, es y será un activo.

Las nuevas finanzas personales, en cambio, ven la casa propia como un pasivo, en el sentido de que los gastos de mantenimiento le sacan dinero del bolsillo a su dueño todos los meses.

Los Millennials ya entendieron este concepto y lo último que harían es negociar su libertad y trabajar en organizaciones cuyos ideales no compartan para acceder al “sueño de la casa propia”.

 

RIESGOS Y ACONTECIMIENTOS FUTUROS

 

Los riesgos producen incertidumbre y la incertidumbre genera ansiedad. La ansiedad puede fácilmente desembocar en comportamientos autodestructivos como las adicciones, la depresión o el estrés.

Para disminuir ese riesgo, la sociedad ofrece lo que yo llamo una “falsa certidumbre social”: trabajo en relación de dependencia, sueldo del 1 al 5 de cada mes, obra social, vacaciones, aguinaldo. Esto apunta a disminuir la incertidumbre (casi un sinónimo del riesgo) de la persona que está dispuesta a aceptar estas condiciones.

Sin embargo, ante crisis económicas o innovaciones tecnológicas como la robótica, lo primero que hacen las empresas es reducir el personal para bajar los costos y la idea de la certidumbre se derrumba en instantes como un castillo de naipes.

Desde la visión de las nuevas finanzas personales se estimula al sujeto a cambiar su realidad laboral de manera gradual, enfrentando la incertidumbre que genera la falta de ingresos fijos y el no pertenecer a una organización empresarial, en post de lograr lo que yo llamo una “certidumbre positiva” que se alcanza trabajando free lance o, mejor aún, en proyectos propios, y se materializa cuando se consigue generar fuentes de ingresos como las vistas al principio de esta columna.

A los Millennials la “certidumbre social” parece preocuparlos muy poco, ya que no se sienten cómodos con los horarios de oficina ni con las estructuras jerárquicas (para decirlo en términos Deleuzianos, son rizomáticos). y prefieren trabajar desde su casa o en bares especialmente acondicionados. Cuando se “fuerzan” a trabajar en empresas, por lo general duran poco tiempo porque no se sienten motivados y saben que muchas veces, a nivel tecnológico, saben mucho más que sus jefes.

 

CONCLUSIÓN

 

El mundo, las sociedades y las certezas cambian, no tan velozmente como muchos piensan sino gradualmente y luego, de golpe. Aggiornar estos cambios a las finanzas personales es algo que se dará tarde o temprano en la cabeza de todos los que se interesen por prosperar y superarse en un mundo “hiperconectado” como el actual, quieran o no.

Las opciones son esperar o anticiparse y formar parte del cambio.


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