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Cómo ajustar tus finanzas mediante la regla 50/30/20

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación.

En columnas anteriores hemos trabajado sobre los cuatro pilares de las finanzas personales: gasto, ingreso, ahorro e inversión analizando sus implicancias en nuestra economía doméstica y generando algunos tips para maximizar cada uno de estos ítems.

No obstante ello, la realidad es que la mayoría de los argentinos, he incluso muchos lectores de estas columnas, sigue viviendo bajo una anarquía monetaria en lo referente a sus finanzas, obviando las claves para que el dinero deje de ser una fuente de preocupación constante para transformarse en una fuente de satisfacción.

Estas claves tienen que ver con el control, la organización y la planificación de las finanzas propias, accionar que toma aún más valor en un contexto económico tan cambiante como el actual.

Estudiaremos juntos a continuación un método ideal para aquellas personas que disponen de poco tiempo para sanear su economía pero aún así tienen el deseo de llevar esto adelante.

Les presento entonces la regla 50/30/20, ideal para ajustar con éxito tus finanzas personales.

Regla 50: Clasificando las necesidades

El primer paso para aplicar la regla 50/30/20 es conocer al detalle el nivel de ingreso mensual.

Los trabajadores en relación de dependencia y a sueldo fijo deben tomar el sueldo neto una vez deducidos los impuestos y aportes, mientras que los que perciben un ingreso variable por comisiones o ventas deben calcular un promedio mensual en base a lo ganado en el último año.

Luego, la aplicación de esta regla nos lleva a separar como máximo un 50% del mismo para aplicar a los “gastos necesarios” (para aprender a calcular porcentajes ingresar aquí).

¿Cuáles son los gastos que entran dentro de esta categoría? Para contestar esta pregunta, lo primero que debemos saber es que existen también los “gastos deseados”, que son aquellos que no sean estrictamente necesarios en nuestra vida.

De tal manera, podríamos decir que los “gastos necesarios” tienen que ver con vivienda, obra social, comida, impuestos (sobre “bienes necesarios”), transporte, etcétera.

Es muy importante aquí evitar el autoengaño sobre qué significa meter dentro de esta categoría “gastos deseables” como los que veremos a continuación.

Por último, los “gastos necesarios” deben estar en función de nuestra realidad económica. Por ejemplo, el costo del alquiler de la vivienda no debería superar el 25/ 30% de nuestro salario para poder contar con un margen para el resto de los costos necesarios enunciados anteriormente.

Encontrar una casa o departamento en una zona cuyo valor se adapte a nuestro bolsillo y no al revés es nuestra responsabilidad.

Regla 30: La hora de los deseos

A simple vista, la premisa mediante la cual se puede disponer de un 30% nuestros ingresos para “gastos deseados” suena como muy tentador: zapatos, celular nuevo, salidas a cenar afuera… Uno podría pensar que este porcentaje debería ser suficiente para poder darse gran parte de los gustos.

Pero la realidad marca que mientras más estrictos seamos con respecto a la clasificación vista anteriormente referida a los “gastos necesarios”, menor disponibilidad tendremos para este nuevo ítem.

Por ejemplo: dijimos que dentro de los “gastos necesarios” está la comida, pero esto no quiere decir que el gasto total del supermercado sea necesario, ya que la leche podría serlo pero la Coca-Cola no. Mientras que la primera puede ser un “gasto necesario” en nuestra dieta alimenticia, la segunda es claramente un deseo.

De la misma manera, la compra de una campera para el invierno si no tenemos ninguna o la que tenemos ya está vieja es un gasto necesario, pero cualquier otra compra de ropa que no necesitemos es un gasto deseado.

Con esto no estamos diciendo que no habría que darse ningún gusto ni comprar nada más allá de lo necesario, sino que estamos limitando esos “gastos deseados” en función de nuestro presupuesto al no destinar más de un 30% del ingreso.

Otros ejemplos de “gastos deseados” serían: Internet (si no se usa para trabajar), gimnasio, gasto en mascotas, salidas, hobbies, etcétera.

Esta área es quizá la más importante de las tres, ya que es aquí donde se suelen cometer los mayores desatinos, que tienen que ver con destinar gastar gran parte de los ingresos mensuales influenciados por el poder de marketing de las grandes empresas cuya especialidad es justamente hacernos creer que un bien o servicio “deseable” es “necesario” para nuestras vidas.

Regla 20: Obligaciones financieras

Hemos destinado un 50% de nuestros ingresos a los gastos necesarios y un 30% a los gastos deseados. El 20% restante debe asignarse a las obligaciones financieras que comprenden aspectos tales como el ahorro y la previsión del retiro así como también pagos de deudas contraídas.

En el caso de no haber deudas, ese 20% íntegro debe destinarse al ahorro e inversión que posibilite un colchón financiero para más adelante. Pero en caso de existir pasivos (deudas con la tarjeta de crédito, descubierto bancario, etcétera), la prioridad debe ser la de cancelar los mismos cuanto antes para dejar de pagar intereses y gastos derivados y comenzar a guardar dinero para el futuro.

Con respecto a la composición del mismo y teniendo en cuenta la historia económica de nuestro país, mi opinión es que debería estar nominada en un 70% en moneda dura y 30% en moneda local, invertido a las tasas vigentes para cada una de estas opciones en vehículos financieros de renta fija.

Una aclaración importante: el gasto correspondiente a la compra en cuotas de bienes deseables posteriores a la lectura de esta nota no entra dentro de la categoría de cancelación de deudas sino dentro de la clasificación anterior correspondiente a bienes deseables.

Conclusión

Si realmente te interesan tus finanzas personales y querés mejorar tu realidad económica, estás a sólo unos minutos de agarrar una hoja y un papel o mejor aún una planilla de Excel para comenzar a hacer tus cuentas en base a lo aprendido en esta columna.

Lo que puede venir a continuación es cierto fastidio y una sensación de imposibilidad producto de los números que pueden exceder los porcentajes que atañen al modelo 50/30/20.

Si ello sucede no te preocupes, no es ni más ni menos que un baño de realidad que te dice que has estado viviendo por encima de tus posibilidades durante cierto tiempo.

Tenés ahora dos posibilidades: hacer de cuenta que no has leído nada y seguir bajo el reinado de la anarquía financiera pero sabiendo en el fondo que esto no es ni más ni menos que “pan para hoy y hambre para mañana”, o podés reorganizar tu finanzas en base a estas premisas y afrontar el costo emocional que eso puede tener en el presente para disfrutar más en un futuro inmediato.

Nadie más que vos mismo va a estar auditando tus cuentas y nadie va a defender tu dinero mejor que vos.

Una pista clave para dar el primer paso en esta tarea: el hombre es un animal de hábitos, modificando tus hábitos de consumo podrás, de a poco, ir alcanzando estos objetivos.

En un contexto de ajuste económico como el actual, el ajuste de las finanzas personales surge como la medida adecuada a tomar.


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