Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación
La industria bancaria de los países desarrollados se encuentra en una lenta y silenciosa agonía. Los banqueros del futuro serán totalmente distintos a los banqueros del presente. Esta transformación se dará en nuestro beneficio. Como clientes de entidades financieras y, a la vez, usuarios de Internet, exigimos cada día tener una mejor experiencia en la administración de nuestro dinero. Los banqueros en decadencia del presente lo saben pero callan y los banqueros del futuro escuchan esas demandas y se empeñan en satisfacerlas.
En la columna de hoy, les hablaré del nuevo paradigma financiero y les contaré cómo aprovecharlo.
La crisis de las hipotecas y el principio del fin para los bancos
Si mi hipótesis sobre la muerte de la banca tal cual la conocemos es cierta, ¿entonces quiénes son los responsables? Por un lado, la misma banca, que brinda un servicio mediocre a costos elevadísimos. Por otro lado, el incipiente Fintech, del que hablamos hace poco.
¿Qué es el Fintech? Podríamos definirlo como el uso innovador de tecnologías en el diseño y desarrollo de servicios financieros. Hablamos de Inteligencia Artificial, préstamos peer-to-peer (persona a persona) big data (estudio de comportamiento de los cibernautas), blockchain (tecnología base del Bitcoin y otras criptomonedas), crowdfunding (micro-financiamientos de proyectos), digital paymentes (pagos digitales) y robo-advisors (asesores financieros automatizados).
Todas estas metodologías se introducen en el universo de las finanzas para cambiarlas de raíz y provocar daños severos en los cimientos del viejo mundo tan lucrativo para la banca tradicional como perjudicial para los clientes.
El Fintech logró un fuerte impulso a partir de un descuido histórico de los bancos, que siempre supieron incorporar las nuevas tecnologías en sus negocios.
Tras la crisis hipotecaria y financiera de 2008, sin embargo, concentraron sus esfuerzos en defenderse de los juicios, cumplir las nuevas regulaciones y devolverle a los Estados el dinero prestado para evitar quiebras. A un lado quedó la incorporación de nuevas tecnologías, que se dedicaron a mejorar la experiencia de los usuarios reduciendo notablemente los costos de los servicios.
Hablamos de los smartphones y de aplicaciones como Airbnb, Uber, Netflix y WhatsApp, que ganaron terreno en distintos ámbitos y derribaron prejuicios al punto de producir cambios profundos en la vida y el proceder de las personas. Así fue como se produjo un gap tecnológico entre el servicio que ofrecen los bancos y las prestaciones que demanda la ciudadanía a nivel mundial.
La semana pasada realicé una encuesta en mi cuenta de Twitter. La pregunta era: ¿Adónde preferís ir, al dentista o al banco? Se produjo un empate técnico, lo que habla de cómo la gente sufre haciendo trámites bancarios.
¿Podemos alquilar un departamento en cualquier lugar del mundo con solo un click pero tenemos que ir físicamente al banco y perder una hora o más para que un ejecutivo nos abra una cuenta para inversiones? ¿Porqué tenemos que llevar diez mil comprobantes distintos a un banco para que nos den un préstamo cuando la información más importante sobre nosotros se encuentra disponible en la web? (Lenndose convirtió hace poco en la primera empresa que otorga préstamos a partir de una investigación que realizan sus sistemas sobre las personas en las redes sociales).
Para colmo, al atraso tecnológico de la industria bancaria se le suman costos de intermediación que, en lugar de reducirse, aumentan.
Este caldo de cultivo hizo que jugadores que nunca tuvieron relación con el sector bancario olieran sangre y fueran de caza cual tiburones. Facebook tiene aproximadamente 50 licencias pedidas en Estados Unidos para que sus usuarios puedan transferir dinero entre sí a través de Messenger.
MercadoLibre acaba de lanzar su nuevo servicio MercadoCrédito para ofrecerles a sus clientes préstamos sin requisitos a tasas mucho más bajas que las que imponen los bancos.
En China ya se transfiere dinero, se contratan seguros y se invierte en fondos de inversión a través de WeChat, una aplicación que combina servicios típicos de Facebook y WhatsApp.
Las nuevas plataformas financieras
Lo que más les preocupa a los bancos es que estas nuevas empresas de Fintech cuentan con el ingenio y la flexibilidad para apuntar a los segmentos de servicios más rentables de la banca. Estos son: Medios de Pago, Transferencias y Gestión de Activos y Seguros. De esta forma, presionarán a la baja sus márgenes de rentabilidad.
Las plataformas financieras del futuro serán una combinación de empresas de Fintech, que controlarán el front desk y las actividades más automatizables y beneficiosas de la relación con el cliente, y la banca tradicional, que realizará tareas de custodia y administración contable y regulatoria.
En este nuevo escenario, los banqueros del futuro tendrán que tener personalidades, objetivos y hasta habilidades totalmente distintas a las actuales.
Un amigo tiene unas hijas gemelas hermosas de apenas 2 años. Días atrás, le dije que imaginaba a las niñas abriendo en el futuro su primera cuenta bancaria a través de Apple, Facebook o Snapchat y no en un banco tradicional. Estoy convencido de que las empresas tecnológicas dominarán las futuras plataformas financieras.
Conclusión y buenas noticias
Para el final he guardado las buenas noticias referidas a cómo el cambio de paradigma nos beneficiará en tanto consumidores.
El Fintech buscará “embeber” las operaciones financieras en nuestra cotidianeidad de manera tal que no nos demos cuenta de que las estamos realizando.
Veámoslo con un ejemplo: El costo de la prima del seguro del auto bajará porque la empresa recibió informes enviados por la computadora de nuestro vehículo que prueban que estamos conduciendo de manera prudente. Al cobrar nuestro sueldo, un robo-advisor invertirá un porcentaje determinado en bonos, acciones y otros activos financieros en función de nuestro perfil de riesgo y en base a estudios de especialistas y análisis automatizados. Nosotros simplemente monitorearemos esos movimientos.
Así las cosas, las dos grandes ventajas tangibles serán:
1) Inclusión financiera: En este momento hay en el mundo 2 mil millones de personas que no están bancarizadas, que no tienen acceso a préstamos y que solo pueden ahorrar guardando el dinero literalmente debajo del colchón. En un futuro próximo,muchas de esas personas accederán a los servicios financieros a través de los celulares que sí tienen, puesto que el único requisito será contar con un smartphone.
2) Costos cayendo en picada: Para transferir dinero a otros países por los medios actuales tradicionales, hoy se paga entre 10 y 20% del monto total, mientras que a través de las criptomonedas el costo no llega al 2%. Los préstamos peer-to-peer y otros créditos a tasas bajas producen una caída en el costo financiero del tomador de deuda que puede superar el 30% respecto de los valores que maneja la banca tradicional.
Estas tendencias parecen crecientes e imparables. Nosotros, como consumidores, debemos aprovecharlas desde el vamos.
Una nueva revolución en el campo de la economía y las finanzas ha comenzado y los primeros que se suban al barco serán claramente los que obtengan los mejores beneficios.
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