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La grieta financiera

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación

Esta no es una columna de opinión política. Por lo tanto, no vamos a agregar más contenido al vasto material que existe acerca de la grieta ideológica entre macristas y kirchneristas que divide a nuestro país.

Esta es una columna de economía y finanzas personales, y es en ese campo donde hemos detectado otro tipo de grieta que, lejos de ir desapareciendo, no hace otra cosa que ensancharse: estamos hablando de las diferencias que existen entre quienes ofrecen capital y quienes lo demandan, esto es, inversores y deudores.

Si bien la formación de esta grieta financiera se puede explicar a partir de la estructura capitalista, son personas las que encarnan los diferentes roles, por lo que tu realidad o la mía siempre pueden cambiar, para bien o para mal.

El estadounidense Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, afirmó una vez que “el 90% de los que nacen pobres, mueren pobres por más esfuerzo que hagan”, mientras que “el 90% de los que nacen ricos, mueren ricos independientemente de que hagan o no méritos para ello”.

Claramente, la mayoría de los ricos están del lado de los oferentes de capital, mientras que la mayoría de pobres se encuentran enfrente del mostrador solicitando dinero prestado.

Si aceptamos las cifras de Stiglitz, el objetivo de esta columna pasa por ayudar a quienes sueñan con cambiarse a la vereda de los oferentes o mantenerse en ella para que cada día sean menos los que crean que ser un constante deudor es estar en el lado correcto.

Consejos para los demandantes de capital

Si sos demandante, tengo una noticia para darte: no vas a poder saltar la grieta financiera hasta tanto no logres salir de deudas. La falsa ilusión de que se puede crecer económicamente tomando deuda a tasas bajas e invirtiendo el dinero en opciones que otorguen mayor rentabilidad o esperando un aumento de los ingresos que permitan saldar esa deuda y ahorrar aún más quedó sepultada hace tres años, cuando el Banco Central puso en marcha su política de tasas de interés elevadas para frenar la inflación (sin mucho éxito por el momento, como puede apreciarse).

En consecuencia, salir de deudas ya no es una opción sino una condición sine qua non para superar la grieta financiera.

El primer paso de la hoja de ruta es clasificar las deudas ordenándolas de mayor a menor en función de su CFT (Costo Financiero Total). Si el dato no está disponible se le debe exigir al acreedor que lo informe. Bajo ningún punto de vista se deben aceptar sustitutos como la TNA (Tasa Nominal Anual) para este cálculo, puesto que pueden llevarnos a conclusiones erróneas.

El segundo paso es quizá el más más complicado, pero no imposible. Tiene que ver con generar un excedente mensual gracias al cambio de hábitos financieros. Ese excedente debe destinarse a la cancelación de la deuda con mayor CFT. En esta nota titulada “La escalera del ahorro” explico cómo hacerlo paso a paso, escalón por escalón.

La disciplina en el ahorro permite ir cancelando las deudas, comenzando por las más dañinas para nuestras finanzas personales. La idea es que, una vez iniciado este camino, lo continuemos para saltar efectivamente al otro lado de la grieta invirtiendo ese capital que antes destinábamos al pago de deudas.

Consejos para los oferentes de capital

Algún lector desprevenido podría pensar: “¿Para que darle consejos a alguien que genera (o generó en algún momento) un excedente de capital? Seguramente ya sabe qué hacer.”

La realidad marca que en una economía tan cambiante como la nuestra, con una inflación bienal del 100%, no son pocas las personas que en un momento determinado pierden la brújula y no saben qué destino darles a sus ahorros.

El primer paso para lograr esto es aprender a discriminar entre invertir y especular. Para que una colocación de dinero pueda ser considerada inversión debe brindar un flujo de fondos positivos. Esto significa que el activo en el que se invierte debe pagar una renta mensual, bimestral, semestral o anual que sea independiente de las variaciones que pueda sufrir el precio de ese activo en el mercado.

Mientras el inversor busca generar un flujo de dinero que con el tiempo aumente su capital, el especulador apuesta a una suba de precios relativamente rápida para vender el activo adquirido y embolsar una ganancia. Suele estar guiado por la ambición. Al menos en un principio, es recomendable evitar totalmente este tipo de apuestas.

El segundo paso consiste en no sobreponderar una inversión, es decir, no destinar la mayoría de nuestro capital a un único activo. Para comprar tranquilidad es conveniente diversificar nuestro capital. De esta forma, nuestro portafolio de inversiones no sufrirá demasiado ante la pérdida de valor de uno o dos activos en cartera. Nunca se debe colocar más del 10% del dinero en un solo activo de riesgo. No importa cuánto nos atraigan las ganancias que prometa. Siempre pueden ser cantos de sirena que nos encandilen y nos terminen depositando en lo hondo del mar. Un portafolio de inversión debe contar con entre 10 y 20 activos. Más no, puesto que la diversificación exagerada limita los potenciales beneficios (no ganaremos demasiado cuando un activo de riesgo suba de precio).

Por último, mientras continúe la pérdida constante de valor de la moneda local, los oferentes de capital deben priorizar las posiciones en moneda dura para generar flujos de dinero en divisas todos los meses. En la columna titulada “Cómo generar ingresos en dólares” de fines del año pasado te enseño cómo hacerlo paso a paso.

Conclusión

Hoy un extremo de la grieta financiera, el que tiene pendiendo de un hilo a los demandantes de capital, que cuenta con el 52% de los argentinos. Según la consultora Taquion, el 20,9% le debe dinero a un banco, el 13,1% tiene deudas con familiares, el 10,5% está comprometido con financieras y el 8% recibió dinero de amigos.

Uno tiene a imaginar que del otro lado del mostrador hay un 48% de argentinos, pero no es así: como en toda grieta, hay neutrales que no deben nada a nadie, pero tampoco están en condiciones de generar excedentes. O sea, viven al día. Por lo tanto, en nuestro país son más los demandantes que los oferentes.

Ahora bien, ¿puede la grieta financiera profundizarse en los tiempos venideros? Lamentablemente sí. De hecho, es lo que está pasando en el mundo, donde la desigualdad crece año a año. Actualmente, el 1% de la población acumula el 82% de la riqueza existente.

Desde esta columna seguiremos realizando nuestros aportes para evitar esta inercia injusta, tratando de evangelizar y destacar la importancia de introducirse en el universo de las finanzas personales y la relación cotidiana que tenemos con el dinero.

Sabemos que eliminar la grieta financiera en el sistema capitalista es imposible, pero creemos que es posible frenar su expansión y ayudar a aquellos que quieran pasar al lado positivo del mostrador. Créanme, en momentos de crisis es cuando surgen las mejores oportunidades para, de una vez por todas, cambiar de bando.


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