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Tu emancipación financiera

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación

Pocos temas atrapan más mi atención en el campo de las finanzas personales que el de la emancipación financiera. Comencé a trabajar de muy chico, a los 14 años, por propia voluntad. Quería ganar algo de dinero. Esa experiencia inicial me llevó a comprender tempranamente que, si bien la gran mayoría debe vender su tiempo y su fuerza de trabajo para vivir en una economía capitalista, la experiencia de ser explotado no es en todos los casos la misma.

Mientras algunas personas trabajaban 10 horas por día durante 6 días a la semana, otros lo hacen 8 horas durante 5 días, otros 6 durante 5 o 6, otros trabajan día por medio y así. Claro que también notaba que había unos pocos que nunca transpiraban la camiseta y, sin embargo, tenían un nivel de consumo similar o superior.

¿Cómo hacen para generar ingresos quienes trabajan poco y nada? ¿Qué enseñanzas aprendieron para llegar o acomodarse en ese lugar? ¿Es posible lograr la emancipación financiera en un país tan turbulento en el plano económico como la Argentina?

La búsqueda de respuestas me llevó a una investigación que duró décadas y cuyas conclusiones, nunca definitivas, pude plasmar en mi libro Cita con tu Independencia Económica (Editorial Planeta). En la columna de hoy, profundizaremos este tema con algunas nuevas ideas disparadoras.

Vamos a distinguir entre tres tipos de emancipaciones distintas comprendidas dentro de la emancipación principal: la financiera. Las ordenaremos en forma cronológica para intentar recorrer juntos este apasionante camino: la emancipación del trabajo en relación de dependencia, la emancipación laboral y la emancipación económica.

1) Emancipación del trabajo en relación de dependencia

Se trata del paso más difícil de dar. Significa abandonar la mentalidad de empleado, dejar de trabajar en proyectos de terceros para comenzar a darle vida a nuestro(s) propio(s) proyecto(s). Aguinaldo, vacaciones, obra social y jubilación son algunos de los ingredientes de un plato a la carta al que podríamos denominar “falsa certidumbre social”. Este plato actúa como carnada para mantenernos en un juego que nos aleja de la posibilidad de llevar adelante la vida que realmente queremos.

La emancipación del trabajo en relación de dependencia puede ser realizada de manera gradual (lo más recomendable) o compulsiva (muy habitual en los tiempos que corren por los crecientes despidos).

Este primer paso consiste en convencer a tu jefe de que parte del trabajo diario o semanal lo podés hacer de manera más eficiente desde tu casa, bajo la modalidad de teletrabajo, en una relación win-win: la empresa baja sus costos operativos y los riesgos de ausentismo, mientras que el empleado ahorra tiempo de viaje y gastos varios (transporte, snacks, comidas y más).

El teletrabajo te permitirá contar con tiempo extra durante el día para comenzar a darle forma tu nuevo proyecto laboral independiente, que debe ser pensado desde su génesis con un claro sesgo hacia la creación de un sistema generador de ingresos pasivos. En esta columna encontrarán información detallada para llevar un proyecto de este tipo a la práctica.

Nunca en la historia de la humanidad se dieron mejores condiciones que las actuales para emprender. Debemos aprovechar el auge de Internet para desarrollar proyectos que apunten a la monetización de aquello que realmente nos gusta hacer y para lo cual nos sentimos idóneos.

Llegado este punto, cabe la siguiente advertencia: si nos concentramos solo en cambiar nuestro trabajo en relación de dependencia por un emprendimiento propio sin prestar atención a la importancia de los ingresos pasivos o semipasivos, corremos el riesgo de que nuestro camino hacia la emancipación financiera termine aquí. Es una etapa donde, en el marco de los 3 ejes que existen para generar ingresos (cuerpo, ideas, dinero), necesitamos ir abandonando el eje “cuerpo” y posicionándonos de a poco en el eje “ideas”.

2) Emancipación laboral

El segundo paso consiste en separar lo que hago con mi tiempo de lo que hago para generar ingresos. Esto equivale a desvincular mi tiempo del mundo monetario para disfrutarlo cada vez más. ¿Es esto posible? Totalmente. Tu realidad es algo negociable.

La clave está en estudiar a fondo cuáles son las 6 fuentes de generación de ingresos a fin de posicionarnos en las 4 que poseen la mejor relación ingresos/tiempo. Hablamos de vehículos automatizados de ingresos financieros (inversiones), vehículos automatizados de ingresos monitoreados (proyectos laborales que no requieren nuestra presencia), vehículos automatizados de ingresos patentados (ingresos por regalías) y vehículos automatizados de ingresos propietarios (alquiler de un bien que nos pertenece).

Les voy a compartir un secreto: conviene contar desde un principio con un argumento real acerca de para qué quiero liberar mi tiempo. La mejor manera es escribir en un calendario las actividades que voy a realizar los días de la semana que dejaré de trabajar (aunque no de percibir ingresos).

Las cosas que nos apasionan se transforman en piedras angulares en esta etapa de emancipación. Por supuesto, no pueden consistir en ideas tan abstractas como viajar, no hacer nada o dormir.

3) Emancipación económica

El tercer y último paso consiste en la necesidad de construir una columna de ingresos pasivos sólida y estable, capaz de atravesar las fuertes turbulencias de la economía argentina, una de las más volátiles del planeta. De lo contrario, es probable que un sacudón financiero nos regrese de un plumazo a foja cero.

La emancipación económica va más allá de la laboral. Para lograrla, debemos concentrarnos en la diversificación de nuestras fuentes de ingresos, pero también en la diversificación de las monedas. Esta columna titulada “Cómo generar ingresos en dólares” habla sobre el tema. Como se cuenta aquí, generar ingresos con la venta, alquiler o inversión de nuestros recursos internos y externos en otros países es algo totalmente factible hoy. Solo es cuestión de informarse y afinar la puntería.

Conclusión

¿El país se hunde en una crisis financiera que parece no tener fin y nosotros estamos aquí estudiando cómo vivir sin trabajar? Sí, a mucha honra y con gran sentido de la oportunidad: las crisis económicas son el caldo de cultivo ideal para dar el salto financiero aprovechando las oportunidades que brinda el río revuelto.

La destrucción de amplios sectores industriales deriva en un consumo insatisfecho que, cuando cambie la marea, despejará el terreno y demandará miles de productos y servicios que, con ingenio, podremos desarrollar y brindar.

La emancipación financiera, con sus tres pasos necesarios y correlativos, está más que nunca al alcance de nuestras manos. Es hora de actuar.


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