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El coronavirus y el mercado: ¿qué puede pasar?

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación

Lo primero es la salud. Quizá por ello, los medios no ahondan en la impactante caída que están experimentando las Bolsas de todo el mundo, con sus causas y consecuencias en el presente y a futuro.

En parte, está bien. En estos momentos, debemos realizar un esfuerzo mancomunado y cuidarnos, cumplir con las disposiciones de una cuarentena general y evitar todos juntos que el temible Covid-19 (conocido como coronavirus) se propague. Tenemos el ejemplo de otros países que minimizaron su impacto y ahora están en serios problemas.

Sin embargo, esta es una columna de finanzas personales y lo que hoy intentaremos es comprender los violentos movimientos bursátiles de las últimas semanas y anticiparnos a lo que nos espera.

¿Por qué caen las Bolsas?

El derrumbe se da por dos razones principales:

a) La caída del consumo

El 70% del crecimiento económico a nivel global está basado en el consumo. Si bien las ventas en supermercados y otros comercios aumentaron en el momento previo y en los primeros días de la cuarentena, se estima que luego se producirá una fuerte retracción del consumo, no solo por el aislamiento, sino también por la caída de ingresos que la situación genera.

Al desmoronarse el consumo, las empresas registran menores ingresos. En términos financieros, sus ganancias disminuyen drásticamente y a las compañías más endeudadas les resulta cada vez más complicado honrar sus obligaciones, por lo que el riesgo de quiebra aumenta en la economía.

Si se trata de una economía con muchas empresas “apalancadas”, es posible pensar en un riesgo de quiebra generalizada, puesto que el incumplimiento de unas pocas empresas puede desencadenar una cadena de incumplimientos interminable.

En EE.UU. las dos palabras que se leerán cada vez más seguido en los reportes de analistas de mercado serán “warning” (alerta de menores beneficios) y “chapter 11” (el artículo legal donde se refugian las empresas que quebradas en términos financieros). Todos sabemos que no hay crisis financieras sin víctimas. La pregunta es cuál será la Lehman Brothers de la coronacrisis. Eso es lo que está por verse, pero la mayoría de los dardos apuntan al turismo (aerolíneas, cruceros, cadenas hoteleras, etc.) y al petróleo, donde las cotizaciones de las empresas de todo el mundo están en picada a raíz del derrumbe del precio del crudo, que sufre, para colmo, nuevas disputas entre Arabia Saudita y Rusia para definir qué países recortan su producción y reducen la oferta ante una demanda en baja por el coronavirus.

2) El reinado de la incertidumbre

Si hay algo que odian los mercados es la incertidumbre. Si esta aumenta, crece el riesgo de las inversiones. Si aumenta el riesgo de las inversiones, se le exige mayor rendimiento a un activo para invertir en él. Es, a las claras, un círculo vicioso de difícil escapatoria.

La incertidumbre reina porque las consecuencias económicas de las medidas adoptadas para combatir el coronavirus son totalmente desconocidas, así como también la duración de las cuarentenas y los cierres de fronteras.

Dentro de esta incertidumbre hay algunas pocas certezas, pero no son alentadoras. La principal economía del mundo, la estadounidense, sufrirá una fuerte retracción que, tal vez, se convierta en recesión si se prolonga. El Bank of America pronosticó que el PBI caerá un 12% en el segundo trimestre del año y JP Morgan elevó los malos augurios al 14%. La OIT sostiene que en el mundo se perderían al menos 25 millones de empleos.

¿Dónde refugiarse hasta que pare la tormenta?

“Ahora hay que invertir en laboratorios que estén trabajando en la vacuna para el coronavirus”. “Hay que comprar acciones de Amazon porque la gente va a pasar a consumir desde las casas”. “A Facebook le va a ir mejor porque la gente pasará más tiempo en redes sociales por el aislamiento”.

Estas son algunas de las sugerencias que vengo escuchando de boca de los inversores amantes del riesgo. Ellos, muy golpeados en sus portafolios, quieren recuperar rápido lo perdido. Y lo que se intenta hacer rápido, por lo general, no sale bien.

Pegarle justo al laboratorio que desarrollará la vacuna más demandada será algo muy difícil de lograr. Es verdad que la gente consumirá más por medios digitales, pero tendrá mucho menos dinero disponible para comprar en Amazon que antes. El principal negocio de Facebook es la publicidad que pautan las empresas.¿Adivinen qué es lo primero que se elimina de un presupuesto corporativo en época de caída violenta de ventas?

Lo que quiero decir con esto es que en momentos como el actual no hay mejor lugar para refugiarse que el efectivo. Si es posible, diversificado en distintas monedas.”Cash is the King” (el efectivo es el Rey) reza un viejo refrán bursátil aplicado a momentos de fuertes crisis como el actual. Quienes suelen invertir su capital en activos de riesgo, deben permanecer con el dinero a mano, atentos a las señales económicas de que una recuperación (trataremos este tema en próximas columnas).

Buscar ganancias fáciles y rápidas en momentos como este muy probablemente lleven a profundizar las pérdidas.

Conclusión: ¿Qué va a pasar de aquí en más con los mercados?

Tengo una mala y una buena noticia respecto del potencial inmediato del mercado bursátil local e internacional.

La mala es que, según el National Bureau of Economic Research, las recesiones económicas impactan en los mercados con caídas que duran entre seis meses y un año y medio desde el máximo (en inglés peak) hasta el mínimo (trough).

En Wall Street los máximos se registraron el 19 de febrero pasado, por lo que las estadísticas nos dicen que debemos esperar como mínimo cinco meses para ver los valores más bajos. Si, además, tenemos en cuenta que las caídas de las últimas grandes crisis económicas (años 2001 y 2008) fueron de aproximadamente el 55% desde los máximos y la actual viene siendo del 35%, podemos sostener que aún quedan muchos rojos por ver y que, comprar acciones hoy, equivale a intentar atrapar cuchillos al vuelo.

La buena noticia es que, la estrepitosa caída de los mercados, a una velocidad pocas veces vista (¡30% en un mes!) posiblemente sea seguida de una también veloz recuperación, aún más marcada que la de la salida a la última crisis de las hipotecas, cuando en aproximadamente un año las Bolsas volvieron a los máximos previos al comienzo de la caída.

Por supuesto, resulta imposible predecir una recuperación semejante. Dependerá de múltiples factores. Habrá que ver el impacto real del coronavirus en las distintas regiones del mundo. Cómo será la curva de contagios, si en China y Corea del Sur no habrá nuevos brotes, qué sucederá con las vacunas y más.

Mientras tanto, así como la mejor recomendación sanitaria pasa por quedarse en casa, en términos financieros el mejor consejo es quedarse en cash. Hacerse el héroe en la vida real es jugar con fuego. Ya habrá tiempo para disfrutar y aprovechar las oportunidades que la crisis generará.


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