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Saber leer ofertas y promociones es tener cultura financiera

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación.

Lo admito: me encanta aprovechar ofertas al momento de realizar una compra. Busco por Internet, planifico compras semanales en función de los días de rebajas, me organizo para tener saldo en la cuenta o medio que voy a utilizar para pagar y no me pongo colorado al preguntar antes de pagar, por ejemplo, una cena en un restaurante (cuando se podía ir a un restaurante) si hay algún descuento por pagar en efectivo.

Muchas personas no piensan en descuentos a menos que el propio vendedor se los ofrezca. Algunos lo ven como un acto de avaricia y a otros les da pudor porque no soportarían la mirada severa de algún vendedor malhumorado. Hay incluso quienes descreen que haya ofertas con algún medio de pago y consideran una pérdida de tiempo preguntar. Prefieren ahorrar palabras en lugar de dinero.

A estos tres grupos les tengo una noticia: saber leer ofertas y promociones también es tener cultura financiera.

En la columna de hoy, estudiaremos la letra chica de las promociones más utilizadas por los departamentos de marketing de las empresas, a fin de aprovecharlas al máximo sin caer en trampas que pueden convertir el intento de ahorro en gastos fantasma.

Esta nota realmente puede ayudarte a ahorrar mucho dinero.

Descuentos porcentuales importantes con tope

“20% de descuento comprando los martes con tarjeta de débito del banco X” es una promoción que me atrae, especialmente cuando sé que debo comprar varias cosas (y cuando cuento justo con la tarjeta de ese banco).

Sin embargo, sé bien que el título solo nos brinda una información parcial de la promoción. Tan importante como el descuento mencionado es el tope de la promoción, que puede echar por tierra mis esperanzas de ahorro.

Supongamos que tengo que comprar productos por 4.000 pesos y me organizo para ir del día en cuestión y abonar con el medio de pago que propone la promoción. Hago la compra y salgo contento por haberme ahorrado 800 pesos (el 20% de 4.000), pero cuando llega el resumen de la tarjeta o miro los movimientos de cuenta en el homebanking, veo que solo me devuelven 300 pesos por la compra realizada. ¿Qué pasó? No había prestado atención a la letra chica: “el tope de descuento es de 300 pesos”.

Aunque más de uno necesitará lentes o una lupa para verlo, ese tope está siempre visible en el aviso. Es vital a la hora de determinar si vale la pena o no realizar todo el operativo para aprovechar “la promo”.

Por último, hay que tener en cuenta también si el tope es por cada compra que realicemos o mensual. Si se tratara del primer caso, bastaría con realizar compras de 1.500 pesos o inferiores para que nos devuelvan siempre el 20% prometido. Si el tope fuera mensual, no deberemos gastar más de 1.500 pesos en todo el mes o irá sin descuento todo lo que supere esa cifra.

Descuento en compra de varias unidades

Una práctica muy extendida es la de ofrecer descuentos importantes en la segunda o tercera unidad de un mismo producto, lo cual nos puede llevar a comprar de más creyendo que el descuento lo justifica.

Si le pregunto al lector qué promoción elige entre un 2×1 y un 70% de descuento en la segunda unidad, es probable que la mayoría haga la cuenta más o menos rápido y llegue a la conclusión de que conviene la primera opción, que implica un 50% de descuento en cada unidad, en lugar del 35% que ofrece la segunda para ambas unidades.

No obstante, el problema que planteé más arriba es un poco más complejo, puesto que obliga al lector a pensar si realmente necesita dos o más productos para hacerse de un descuento por unidad que no supera el 35% (sobre un precio posiblemente retocado).

Suponiendo que efectivamente le sirve adquirir dos o más productos, la siguiente disyuntiva suele poner en jaque a más de un desprevenido o ansioso: ¿conviene llevar 3 productos al precio de 2 (3×2) o elegir la oferta de un 50% de descuento en la segunda unidad?

La primera opción es la elegida, puesto que resulta en un descuento del 33%, contra el 25% de la segunda.

6 o 12 pagos sin interés con la tarjeta

Se trata de una promoción típica y con mucho “gancho” entre los cuoteros argentinos, que aman pagar en cuotas un bien o servicio con la esperanza (para muchos, certeza) de “ganarle a la inflación”.

Lo cierto es que la economía, al menos en este caso, es un juego de suma cero: si el consumidor está ganándole a la inflación, ¿quién está perdiendo? ¿El comerciante? Seguro que no; y mucho menos el banco emisor de la tarjeta de crédito.

Existen comercios que ofrecen un determinado producto a, por ejemplo, 5.000 pesos en efectivo o en 6 cuotas fijas de 833 pesos. El cliente no lo piensa dos veces: saca velozmente su tarjeta y se retira contento con su compra sacando cálculos de cuánto supo ahorrarse con la operación, puesto que terminará pagando recién al cabo de seis meses lo mismo que hubiera abonado en el momento si desembolsaba de una los $ 5.000.

A las pocas cuadras, una vidriera lo sorprende: el mismo producto está a 4.000 pesos en efectivo. ¿Qué sucedió? El comercio donde lo adquirió le había sumado un 25% al precio en efectivo sabiendo que al cuotero le importan más las cuotas que el precio final y no se toma el trabajo de comparar valores con otros comercios. Necesita, como quien se rinde ante un vicio, pagar en cuotas.

Lamentablemente, por querer ganarle a la inflación en este caso terminó pagando un interés superior al 50% anual.

Conclusión

No hay nada ilegal en las promociones que repasamos. Las empresas proponen y el consumidor dispone. Aquel que no dedica tiempo a entender los ejemplos expuestos y pretende saberlo todo, queda atrapado en la red del marketing. Lo peor del caso es que puede no enterarse jamás o negarse a aceptarlo, de modo que el daño a sus bolsillos se repetirá una y otra vez.

Saber leer ofertas y promociones es tener cultura financiera: no solo se ahorra cuando separamos una parte de los ingresos cada mes, también se puede ahorrar en el gasto si nos organizamos y entendemos bien lo que estamos pagando.

Todo ahorro, como vimos en la columna de la semana pasada, da pie a la aparición del patrimonio, que luego puede ser invertido para que surja un ingreso pasivo que antes no existía.

Aprovechar ofertas y promociones de manera inteligente es un paso fundamental en el camino de la salud financiera. ¿Qué esperás para darlo?


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