Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación
Un protocolo es un conjunto de reglas que indican cómo se debe actuar en determinadas situaciones. Puede presentarse en forma de ley o simplemente obedecer a los usos y costumbres.
En la cuarentena por el Covid-19, debemos cumplir distintos protocolos al caminar por la calle, ingresar a un comercio, hablar con otras personas, viajar en transporte público, etc.
A medida que se vayan habilitando más actividades, se irán creando nuevos protocolos. Los necesitaremos para cenar en un restaurante o ir al gimnasio y evitar contagiarnos o transmitir la enfermedad.
Los protocolos resultan fundamentales para evitar que la diferencia de opiniones sobre un tema determinado genere cierta anarquía social.
Lo dicho no quita que existan diferentes miradas. Callarlas significaría someterse pasivamente a criterios que podrían resultar equivocados para un lugar y un momento determinados. Las preguntas siempre vienen bien: ¿Es necesario usar tapabocas o con la distancia preventiva alcanza? ¿Los testeos masivos sin consultas previas de síntomas realmente sirven? ¿Conviene inmunizar a una población infectándola de a poco? ¿Tiene sentido que los niños permanezcan en sus hogares o, por su salud mental, es mejor dejarlos pasear una hora al día? ¿Qué comercios y ramas industriales deben habilitarse? La lista es interminable.
Lo que le pone fin a la discusión es el protocolo. Determina que nadie puede actuar en función de lo que cree, si es que esa conducta rompe las reglas básicas de la cuarentena. De lo contrario, el choque será inevitable, tal como está sucediendo con el Brasil de Bolsonaro.
Con las finanzas personales sucede algo similar: conviene actuar en base a un protocolo para evitar perderse en un mercado revuelto.
Te preguntarás si es posible armar un protocolo financiero. La respuesta es que sí. Si no me creés, repasá los siguientes tips:
Protocolo para deudas
Echá mano a tu fondo de emergencias antes de endeudarte: hace más de 10 años que venimos insistiendo en la necesidad de generar con ahorros un fondo para emergencias de libre disponibilidad que sea equivalente a 6 meses de ingresos. Quienes nos escucharon, hoy tienen un salvavidas para navegar las aguas turbulentas. Si a ese fondo le sumamos los subsidios que ofrece el Estado, la espalda de nuestros amigos previsores debería alcanzar para unos 9 meses de gastos o más.
Por lo tanto, antes de endeudarse con bancos privados, tarjetas de crédito, empresas fintech o las “a sola firma”, lo mejor es echar mano al fondo de emergencia creado para ocasiones como la que estamos atravesando. Luego habrá tiempo de volver a construir el ahorro. Si optáramos por pagar tasas altísimas a cambio de no tocar los ahorros, terminaremos perdiéndolos e hipotecando nuestro futuro en un país con alto sesgo inflacionario.
Pedí préstamos solo si cumplís estas dos condiciones:
No todas las deudas son malas. Si, por ejemplo, pedimos un crédito para poner un negocio muy probablemente rentable que venimos estudiando hace tiempo y en profundidad, entonces la deuda contraída puede generar ingresos muy superiores y que, de otro modo, no habríamos conseguido.
Asimismo, los préstamos a tasas subsidiadas que otorga el Estado muchas veces resultan beneficiosos si el dinero se utiliza con el fin correcto. Un claro ejemplo son los créditos para monotributistas a tasa cero, puesto que, si proyectamos una inflación del 43% anual y tenemos en cuenta que el capital solicitado se devuelve en 18 meses sin intereses, entonces se puede decir que, en términos reales, más del 60% del préstamo está subsidiado. Se trata, en consecuencia, de una deuda que no debería tener un impacto negativo en tu salud financiera, más bien todo lo contrario.
Protocolo para gastos
Aprovechá las promociones en compras digitales: las promociones para pago con tarjetas de crédito o débito que otorgan los comercios y supermercados algunos días de la semana son una forma de ahorro. Si las aprovechamos, pueden amortiguar la caída en los ingresos por la cuarentena. Para ello, hay que informarse bien y analizar varias ofertas para saber dónde conviene hacer el pedido de uno o más productos. En este punto, debo recordarles el beneficio que genera el ahorro forzoso derivado del aislamiento social obligatorio y el riesgo de caer en un nuevo tipo de gasto imperceptible: el gasto hormiga digital, que muchas veces tiene cara de delivery por antojo o aburrimiento. Para eso, conviene concentrar pedidos y aprovechar los envíos obligatorios que ofrecen algunos comercios cuando la compra supera cierto monto.
Calibrá el presupuesto mensual de gastos:
La normalidad que conocimos no existe más. Ese concepto tan repetido por nuestras autoridades encaja a la perfección con lo que sucede en nuestro universo de gastos. El presupuesto que manejábamos quedó viejo. No tiene sentido y nos puede causar muchos dolores de cabeza intentar mantenerlo. Sepamos adaptarnos al contexto si no queremos que la coronacrisis nos lleve puestos.
Eliminados los gastos suspendidos por la pandemia (viajes, esparcimiento, combustible, etc.), veremos que resulta muy difícil igualarlos con los gastos forzados (el delivery de productos necesarios). Si los ingresos no menguaron en la misma proporción, aparecerá un excedente que podremos redireccionar hacia el mencionado fondo de emergencias o incluso hacia nuevas inversiones que harán crecer nuestro capital.
Aprendé a usar el homebanking:
Casi el 30% de los habitantes de nuestro país no están bancarizados. Son 12 millones de personas que se ven obligadas a iniciar ese proceso para comenzar a manejar dinero electrónico para reducir el riesgo de contagio de coronavirus.
El homebanking es solo una muestra: debemos incorporar el mundo digital a nuestras vidas cuanto antes para evitar gastos de tiempo y de dinero innecesarios. Es una obligación para quienes deseen abandonar de una vez y para siempre la vida esencialmente analógica. Quienes no lo hagan, quedarán viviendo en el pasado. La cuarentena también es, en algún punto, una buena oportunidad para cambiar. Si sos anti-homebanking, en esta nota te ayudamos a dejar de serlo con tips para aprovechar las ventajas de realizar y recibir transferencias, pagar impuestos y servicios, comprar dólares y mucho más desde tu celular o computadora.
Conclusión
Podemos estar equivocados o no ante determinados acontecimientos inesperados como el que estamos atravesando, pero ello lo sabremos con el diario del lunes, una vez que el virus deje de acecharnos.
Mientras el mundo habla de cisnes verdes y el desconcierto se apodera de la mayoría de la población mundial, los protocolos pueden salvarte.
Están los que te dicen cómo manejar tu vida social. En este espacio te orientamos sobre tu costado económico. ¡Ojalá te sirva y puedas aprovecharlo!
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