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No inviertas sin antes contestar estas preguntas

Especial de Nicolás Litvinoff para el Diario La Nación 

En el largo plazo y en promedio, el precio de las acciones que componen los principales índices bursátiles de EEUU, al igual que el de los criptoactivos, aumenta. Es -como le gusta decir a mucha gente- un dato de la realidad.

Una manera muy simple de corroborarlo consiste en observar la capitalización del mercado: con el paso del tiempo, no hizo otra cosa que subir y su performance resultó muy superior a la inflación que registró año a año la principal potencia mundial.

Lo dicho no implica sostener que ganar dinero en la Bolsa sea sencillo. Es un camino pedregoso. Por eso, desde este espacio te propongo responder un cuestionario para que tus probabilidades de éxito aumenten notablemente. Las preguntas fueron extraídas del libro “El inversor inteligente”, de Benjamin Graham, y apuntan a afirmarnos como inversores pacientes y seguros. Aquí, dos objetivos que perseguimos con la columna de hoy:

1) Calibrar la confianza: Se necesita entender en qué se está invirtiendo para ganar seguridad. Si la comprensión es pobre, aumenta la probabilidad tanto de cometer un error en la compra como de defender con buenos argumentos la inversión para realizar una ganancia de largo plazo.

2) Anticiparse a un escenario negativo: Conocer el mercado y conocerse a uno mismo es clave. Muchas veces, la elección del activo financiero adquirido es buena, pero no nos preparamos emocionalmente para las pérdidas momentáneas y vendemos a malos precios. Debemos aprender a proyectar escenarios negativos antes de comprar una acción o una cripto y practicar el “sufrimiento anticipado”. De esta manera, no sufriremos más adelante y evitaremos las decisiones apuradas.

Ahora sí. Llegó el momento de contestar. Te pido que lo hagas de la manera más sincera y honesta, bien a conciencia. Te lo agradecerá tu bolsillo.

  • Preguntas para calibrar la confianza

¿Qué experiencia tengo? ¿Cómo me fue en el pasado con las inversiones?
Los años de experiencia en el mundo de las inversiones son como las horas de vuelo de los pilotos de avión: si los resultados acumulados son buenos, sentiremos una mayor confianza en nuestros propios conocimientos, incluso en los momentos de turbulencias. Si, por el contrario, tu experiencia es poca o nula, te recomiendo que, antes de invertir en renta variable, dediques al menos 3 horas semanales durante dos meses a entender el funcionamiento del mercado donde vas a incursionar y de los activos que pensás comprar. Aquello de “la suerte del principiante” es más un dicho que un hecho y la suerte de tus ahorros no puede depender del azar. Un inversor inteligente sabe que la máxima es otra: “a veces se gana y a veces se aprende”. Una mala performance puede convertirse en una buena experiencia si realizás un análisis correcto de los motivos que te llevaron a fallar. Podés capitalizar el yerro y ganar con inversiones presentes y futuras.

¿Cómo les fue, en promedio, a quienes hicieron en el pasado las inversiones que estoy planeando?
En la mayoría de las plataformas de inversiones y en las redes sociales abundan los consejos para empujarte a realizar trading de corto plazo y ganar así lo que gustan llamar dinero fácil y rápido, pero lo cierto es que las estadísticas no juegan a favor de esta estrategia: más del 95% de los traders cortoplacistas pierden dinero y la mayoría debe abandonar más temprano que tarde la batalla. Por el contrario, la inversión de largo plazo ha demostrado ser mucho más efectiva para quienes cultivan la paciencia y resisten con frialdad las tentaciones de corto plazo.

  • Preguntas para ponderar correctamente el “sufrimiento anticipado”

¿Cuánto puedo llegar a perder si me equivoco?
En el apuro por subirse al último vagón del tren que esta por partir, los inversores no se toman el tiempo para proyectar las posibles consecuencias negativas de su aventura. Para aquellos que suelen dejarse dominar por la ansiedad existe el dicho “nunca inviertas en renta variable más de lo que estás dispuesto a perder”. En renta variable, las caídas de precios pueden superar por momentos el 50%, por lo que la persona que invierte debe prepararse psicológicamente para digerir el mal trago y reponerse. Para ello, será clave el análisis previo que haya realizado del activo en cuestión. Una locomotora puede presentar fallas en el camino y no por eso no llegar a destino. Si los argumentos para comprar acciones de una empresa son buenos, ninguna piedra en el camino debería hacernos descarrilar. Lamentablemente, mucha gente no lo comprende y vende a pérdida antes de tiempo, cuando en el largo plazo podría terminar ganando.

¿Estoy arriesgando una cantidad exagerada de mi capital en una sola inversión?
Este es uno de los puntos cruciales del aprendizaje y uno de los errores más frecuentes. Hablamos de sobreponderarse en un solo activo y darse cuenta demasiado tarde. Uno de los objetivos de la persona que invierte debe ser, en su búsqueda de ganancias a largo plazo, evitar el riesgo único, que no es otra cosa que volcar una porción demasiado grande de su capital en un solo activo que pueda tener un destino nefasto, como las acciones de una empresa que termine al borde de la quiebra por malos negocios o por el auge de competidores muy superiores en tecnología y producto. Si diversificás correctamente tus inversiones y comprás acciones distintas de sectores y países diferentes, estarás reduciendo el riesgo de perderlo todo o de sufrir bajas importantes en el valor de mercado de tus activos. Por supuesto, no se trata de elegir acciones sin analizarlas previamente, pero la misma decisión de diversificar ya mejorará tu perfil de riesgo. Para no equivocarse, lo mejor es establecer límites de inversión por activos en base a porcentajes del portafolio. En cada caso, el límite no debería superar el 10% del portafolio de inversión, ubicándose el ideal entre un 5 y un 7%.

Conclusión

Las preguntas nos permiten aprender de las otras personas y conocernos a nosotros mismos. No hay que tenerles miedo a las respuestas sinceras, menos aún a aquellas que permitan cuestionar nuestros saberes, modos de proceder y cosmovisiones.

Si queremos ser buenos inversores, debemos minimizar riesgos y considerar las experiencias propias y ajenas antes de poner nuestro capital en juego.

Con cuestionarios como el que propongo en esta columna, podrás desechar las inversiones de corto plazo más riesgosas y quedarte con aquellas que probablemente te recompensen en el largo.

¿Qué otras preguntas te harías? ¡Te leo en los comentarios!


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