Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación.
Años atrás advertimos en esta misma columna sobre 5 señales que hablan de una relación tóxica con el dinero. En aquella oportunidad, nos focalizamos en el vínculo que establecemos con las cosas materiales sin tener en cuenta el entorno o los afectos.
Llegó el turno ahora de estudiar la influencia muchas veces negativa que la familia, los amigos y los compañeros de trabajo pueden generar sobre nuestras finanzas personales. El objetivo es aprender a tomar distancia para modificar comportamientos autodestructivos cuyo origen se encuentra, en realidad, en los otros y no en nosotros.
Veremos a continuación 7 relaciones tóxicas que debés evitar si querés sanear tus finanzas personales, hacer un “borrón y cuenta nueva” y comenzar a gozar de una mejor calidad de vida.
1) Personas que dependen de vos cuando podrían valerse solas:
En ocasiones, las personas que queremos no pueden valerse económicamente por sí mismas y requieren de nuestra ayuda. Sin embargo, no siempre es así y conviene aprender a discriminar cuando ese auxilio que nos piden no se basa en su incapacidad para resolver un problema sino en una conducta perniciosa: les resulta más cómodo depender de nosotros para salir de situaciones asfixiantes.
Cada uno en su intimidad sabe si la persona a la que está ayudando podría o no arreglárselas por su cuenta, o si realmente hace un esfuerzo por evitar un problema o simplemente le agrada aprovecharse de nuestro espíritu solidario. Sucede que el rol de víctima tiene una recompensa secreta para quien lo ejerce: la ayuda material que otra persona le brinda.
Cortar este tipo de vínculos de manera gradual y con previo aviso (por ejemplo, comunicando que el dinero facilitado irá disminuyendo) puede ser de gran ayuda no solo para nuestra economía sino también para el destinatario del mensaje. Esa persona sabrá que lo de vivir a costa nuestro se termina y no le quedará otra que emanciparse, generar más ingresos y limitar sus gastos.
2) Conocidos que te aconsejan mal con intereses ocultos:
Hemos hablado de este tema en varias oportunidades pero nunca está de más refrescarlo. El conflicto de intereses aparece cuando les pedimos consejos de inversión a ejecutivos de cuentas en bancos o sociedades de Bolsa pensando que nos van a decir qué es lo mejor para nuestro bolsillo, cuando en realidad buscan maximizar ganancias para las empresas que los contratan. Viven de comisiones, no de aplausos. Por mejor que nos traten, no son nuestros amigos.
Algo semejante ocurre cuando, en un comercio, le preguntamos al vendedor cómo nos conviene pagar: la respuesta será “en cuotas”. Al vendedor no le importa la tasa que terminaremos pagando. Simplemente quiere que tengamos más dinero disponible para seguir comprando productos.
Así nos encontramos con ejecutivos de cuenta en bancos que les recomiendan a sus clientes invertir en plazos fijos a 18% de tasa anual en lugar de Lebacs que pagan el 25%. De esta forma, el banco podrá tomar nuestro dinero y comprar Lebacs para ganar con nuestro capital un 7% anual sin asumir riesgos ni apelar al ingenio para desarrollar mejores estrategias de inversión.
De la misma manera, un asesor financiero que cobra comisión por cada operación realizada podría exponer a su cliente al overtrading (operar de más), estimulándolo a comprar y vender acciones de manera constante con el objetivo de aumentar su sueldo.
Tomar conciencia de este conflicto de intereses absolutamente tóxico resulta clave para decidirnos por fin a asumir el destino de nuestro dinero en lugar de delegarlo.
3) Amigos que te aconsejan mal sin intereses ocultos:
En mi columna “Los 5 peores consejos de dinero que te pueden dar en la vida” identifiqué situaciones donde familiares o amigos que realmente nos quieren terminan aconsejándonos mal por miedo o desconocimiento.
Es un error pensar que alguien que nos quiere nos dará siempre un buen consejo. Sucede que justamente ese afecto puede llevarlo a intentar sobreprotegernos o dejarse llevar por sus miedos en relación con lo material.
Lo mejor es evitar relaciones afectivas y manejarse con una lista de asesores o profesionales independientes que puedan resultarnos útiles en distintas situaciones financieras.
4) Amigos que buscan cómplices en comportamientos irresponsables con dinero:
Hay ludópatas, gastadores compulsivos, adictos a las compras en cuotas, deudores crónicos. Muchos de ellos tratan de arrastrar a personas de su entorno hacia su mundo financiero nocivo.
Debemos tener en claro que no estamos ayudando a estas personas si los acompañamos a cometer sus fechorías y mucho menos si esa complicidad implica poner en riesgo nuestro capital.
Si realmente queremos que corrijan su conducta, debemos ser firmes e indicarles con precisión cuál es la acción perniciosa que están cometiendo, aún a riesgo de hacerlos enojar.
5) Amigos tacaños que buscan evangelizarnos:
La tacañería no puede catalogarse como un comportamiento irresponsable desde el punto de vista del ahorro de dinero puesto que, en rigor, aumenta los recursos financieros. No obstante, produce distorsiones afectivas: podemos dañar relaciones si ese trastorno monetario nos domina.
Aquellos amigos obsesionados con el ahorro pueden llegar a tener conductas desopilantes. Algunas de ellas las abordamos tiempo atrás. Lo peor es que suelen ser persuasivos a la hora de convencer al entorno sobre la conveniencia de practicar sus hábitos.
Para evitar estos vínculos tóxicos debemos aprender a diferenciar ahorro de avaricia: mientras que la persona que ahorra generalmente lo hace con un fin específico (cambiar el auto, irse de vacaciones, comprar una casa), el avaro no suele apelar a un objetivo que justifique las privaciones a las que se somete y somete a los demás día a día. Simplemente, acumula dinero para sentirse más seguro.
La avaricia es una deformación del instinto de economía. Hay especialistas que la describen incluso como “la enfermedad del ahorro”.
6) Conocidos exitosos de dudosa ética:
Cuando conocemos gente aparentemente exitosa en materia de negocios cuya ética u honestidad aparece puesta en tela de juicio, no importa cuán fuerte sea la tentación de asociarnos a ellos, lo mejor es alejarse lo más rápido posible. Ya lo dijo Warren Buffett: “No se puede hacer un buen negocio con una mala persona.”
Amén del debate moral, pensar que a nosotros no nos va a estafar porque nos lo presentó un amigo es uno de los peores errores que podemos cometer.
7) Jefes explotadores:
Aquellos jefes que quieren obligar a sus subordinados a trabajar horas extra sin cobrar por ello o realizar tareas que no les corresponden son definitivamente personas que pretenden forzarnos a llevar una relación tóxica con el dinero, puesto que reduciremos el precio de nuestra hora laboral afectando nuestro bolsillo y nuestro equilibrio emocional.
Cambiar esto no siempre resulta fácil, pero es importante saber que si no comenzamos a valorarnos y valorar nuestro tiempo diciendo “no”, perderemos el respeto de los demás y el propio.
Conclusión
Los vínculos tóxicos en relación al dinero provocan en nosotros estados emocionales negativos y, sobre todo, decisiones financieras equivocadas que pueden tener como consecuencia una falsa sensación de que no es nuestra culpa lo ocurrido y que no podemos hacer nada para resolverlo.
Lo cierto es que todo tóxico tiene su antídoto. Está en nosotros encontrarlo y aplicarlo.
Las finanzas personales hablan no solo dinero sino también de las personas que lo manejan. Fomentar vínculos sanos es una buena estrategia para alcanzar el bienestar financiero.
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