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Dinero y plazos: una clave para tus inversiones

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación

El tiempo y el dinero están intrínsecamente relacionados. “Recuerda que el tiempo es dinero”, decía Benjamin Franklin, un político, científico, inventor, escritor y empresario, considerado uno de los padres fundadores de Estados Unidos, en su obra “Consejos a un joven comerciante” allá por 1748. Desde entonces aquella frase se repitió infinidad de veces con distintas connotaciones.

Hace unos años y desde este mismo espacio, intenté demostrar que, si el tiempo es dinero, entonces el dinero es tiempo, puesto que estamos hablando de una identidad matemática.

Hoy daremos un paso más y analizaremos la relación entre tiempo y dinero desde aspectos específicos de cada uno, como los plazos y las inversiones. Nos adentraremos en el valor temporal del dinero y lo utilizaremos para comprender dos tipos de plazo en el mundo de las inversiones: el corto y el largo.

¡No perdamos más tiempo/dinero! ¡Comencemos!

Valor temporal del dinero

Existe un axioma muy conocido en finanzas que sostiene que un dólar hoy vale más que un dólar mañana. Si hablamos en pesos, esto resulta evidente por la altísima inflación con la que convivimos, pero así y todo mucha gente no parece tomar conciencia de ello y decide pagar en cuotas un bien o servicio sabiendo que luego realizará el pago mínimo de la tarjeta, por lo que se endeudará a tasas siderales.

Si estamos hablando de deuda, el dinero que me den hoy (o que me financien si es que estoy adquiriendo un bien o servicio en cuotas) valdrá más mañana. ¿Cuánto más? Si estamos en un país desarrollado, un poco más, si estamos en Argentina, muchísimo más. La cuantía de este aumento lo determinará la tasa de interés, que sería algo así como el regente del valor temporal del dinero.

Si estamos hablando de inversiones, el dinero que invierta hoy debería valer más mañana, porque me retribuyen el hecho de posponer un posible consumo para prestarle el capital a otro. Así, mi inversión (activo) pasará a ser la deuda (pasivo) de otro.

Entonces, en finanzas se puede decir que ocurre algo esotérico: si tengo 10.000 pesos hoy y al mismo tiempo 10.000 pesos para cobrar dentro de dos meses, esos diez billetes de 1.000 pesos son iguales a la vista, pero valen distinto. Los 10.000 pesos de hoy valen más porque están situados en el inicio de una línea de tiempo imaginaria que nos lleva a los 10.000 pesos a cobrar en dos meses. Los de hoy no tienen riesgo: puedo tomarlos y gastarlos en lo que quiera. Los del futuro próximo tienen riesgo: puede pasar que no me los paguen, puede ser que haya disminuido su poder adquisitivo por la inflación, puede ocurrir que cuando los reciba ya no consiga un bien puntual que se vende en la actualidad, etc.

El valor temporal del dinero y el riesgo son dos caras de la misma moneda.

El corto plazo

Una pregunta que estoy acostumbrado a escuchar refiere a cuánto tiempo es el corto plazo. A la hora de ensayar respuestas, existen distintas posturas.

Si hablamos de inversiones en moneda dura en un país desarrollado, diría que menos de 2 años es corto plazo. En Argentina, claro está, las cosas cambian como consecuencia de las crisis recurrentes y la inflación galopante.

Afirmamos recién que la mayor o menor distancia respecto del presente modifica el valor del dinero. Si definimos el corto plazo como un segmento temporal cercano al presente, la retribución (la tasa de interés que obtenemos por invertir nuestro dinero) debería ser baja, a menos que corramos un riesgo alto de perder el dinero en forma parcial o total.

Quienes invierten en el corto plazo cautivados por la promesa de una alta rentabilidad buscando ganar dinero fácil y rápido deben saber que en realidad están corriendo un riesgo muy alto. Esto aplica tanto para la inversión en bonos cortos que pagan cupones muy altos comparado con el resto del mercado como para las operaciones intradiarias de acciones, monedas (forex) y otros instrumentos financieros.

¿Estoy diciendo entonces que las ganancias importantes en el corto plazo no existen? Para nada, aunque sí sostengo enfáticamente que para obtenerlas es indispensable asumir un riesgo para el cual el inversor común o medianamente inexperto no suele estar preparado.

El largo plazo

El largo plazo para inversiones en moneda dura en un país desarrollado refiere a aquellas apuestas que se extienden más de dos años.

De acuerdo con lo visto hasta aquí, es lógico que este tipo de inversiones ofrezcan una mayor tasa de rentabilidad a raíz del valor temporal del dinero.

Esto aplica tanto para las acciones como para los bonos, pero también para las inversiones en inmuebles, más allá de que actualmente ofrecen una rentabilidad bajísima para las personas que compran con el objetivo de alquilar. Eso sí, quienes compraron hace varios años -especialmente entre 2002 y 2006- se beneficiaron con una revalorización notable del metro cuadrado.

En lo que respecta a las acciones, no es casualidad que el inversor bursátil más importante de todos los tiempos, Warren Buffett, se haya focalizado siempre en el largo. Este personaje, dueño de una fortuna superior a los 90.000 millones de dólares, llegó a afirmar que una vez que su fondo compra acciones de una empresa, la Bolsa podría cerrar por tres años, puesto que no le interesa en lo más mínimo la evolución de los precios de los papeles en ese lapso.

En lo que refiere a los bonos, es sabido que, en condiciones normales, los de largo plazo pagan más tasa que los de corto por el hecho de que devolverán el capital dentro de más tiempo, con lo que muchos inversores los conservan hasta el final a sabiendas de que todos los años cobrarán un monto determinado en concepto de interés (o cupón, como se denomina al pago acordado).

El largo plazo y las inversiones suelen llevarse bien o muy bien. ¿Por qué entonces tantas personas se tientan con el corto plazo y arriesgan su capital buscando ganancias importantes y rápidas? Claramente, la ansiedad juega un papel clave en estos casos.

Conclusión

Corto plazo y altas ganancias: luz roja.

Largo plazo y altas ganancias: luz verde.

Este semáforo debería guiarte en tus inversiones y puede evitarte pérdidas innecesarias de dinero.

Como observamos al principio de esta columna, comprender la relación entre tiempo y dinero no solamente te ayudará en tus inversiones de capital sino también en tus finanzas personales en general. En esta nota encontrarás mayor información al respecto.

Destiná tiempo a analizar bien antes de realizar una apuesta financiera. Es la mejor inversión que podés hacer. Estudiá los fundamentos del activo que vas a comprar (bono, acción, moneda, etc.), su historia, su reputación y fíjate si cumple o no con los axiomas aquí repasados.

Luego, una vez decidida y concretada la inversión, dejala correr. No te dejes atrapar por canto de las sirenas que te incita a buscar adrenalina en el corto plazo.

El largo plazo puede ser aburrido. Los buenos negocios pueden ser aburridos en su concepción, pero cuando disfrutes las ganancias, encontrarás la diversión. No al momento de invertir, sino de cosechar.

La diversión está en la vida y no en las inversiones. Con esta filosofía tus finanzas también se beneficiarán.


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